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 25/07/2022   710
A 40 años de una patriada 

“¿Viste las fotos, los videos del desembarco de Normandía? (Nota del Autor: El Día D.) Era eso. Una película”. 
Testimonio del Soldado Observador Gabriel Massei. 

 “Estaba seguro de que mi día había llegado. No saldríamos con vida. Tampoco habría rendición. Aquello para lo cual nos habíamos preparado toda la vida estaba por suceder”. 
Teniente Primero Esteban.

Estamos habituados a ver películas norteamericanas o inglesas donde sus soldados realizan inverosímiles proezas, peleando en una gran inferioridad de número y salen de ese atolladero victoriosos. Generalmente se trata de un enemigo inferior en cuanto a preparación y armamento. Estas situaciones, fantasiosas o deformadas a propósito, son propaganda. 

Por otro lado, nuestro país le debe una película a una de las batallas donde se derrochó valor y gallardía, en la que sesenta y siete valerosos argentinos, en inferioridad de número y armamento pelearon contra 6000 ingleses, prácticamente toda su flota y medios tecnológicos y modernos casi interminables, contando desde helicópteros hasta misiles. 

Aquí un resumen y homenaje a estos bravos, orgullosos herederos del gran Güemes.



Durante la Guerra de Malvinas algunos comandos argentinos se ubicaron en el Estrecho de San Carlos para prevenir el acceso a los comandos ingleses y también observar posibles movimientos de los buques británicos. Pronto este grupo de soldados fue relevado por el denominado Grupo de Combate Güemes, al mando del Teniente Primero Carlos Daniel Esteban. Lo secundaban dos subtenientes y 64 soldados conscriptos cordobeses y correntinos con sólo 45 días de instrucción. Sus armas eran limitadas, además de los fusiles sólo contaban con dos cañones sin retroceso de 105 mm y dos morteros de 81 mm. 

Los soldados revisaron y requisaron la población de San Carlos y ahí, en un giro del destino, Esteban encuentra la foto de su esposa con una kelper de la localidad, habían sido compañeras de estudios en el continente. Pero previendo un ataque de comandos ingleses ellos ocupan la altura 234 conocida como Promontorio Güemes (Fanning Head para los ingleses) destacando un punto de observación con una buena vista al estrecho de San Carlos. 

El 21 de mayo, poco después de la medianoche, gran parte de la flota inglesa entra al estrecho comenzando las tareas de desembarco. 


 
“Combatimos mucho y por más que los ingleses no lo digan o lo quieran negar, allí tuvieron muchas bajas.”

Poco más de una hora después el Subteniente Reyes y los soldados apostados en el promontorio divisan la silueta de varios barcos. Contra todo manual, los valientes disparan sus cañones contra las fragatas, que dejan caer un diluvio de proyectiles. El soldado Diego Pesaresi lo relató: 

“El cañoneo fue intenso, muy fuerte. Nos reunimos todos para enfrentar la situación y seguir las órdenes del Subteniente Reyes. Combatimos mucho y por más que los ingleses no lo digan o lo quieran negar, allí tuvieron muchas bajas. El mismo Sargento Colque tiró hasta la última munición de sus morteros. Los ingleses no esperaban que estuviéramos ahí por eso nos tiraron con todo...pero les respondimos también”. 

Cabe aclarar que también combatieron con el Special Boat Squadron, un grupo de los mejores comandos del mundo. Destruidos los cañones por el fuego naval y sin munición en los morteros, empieza el combate con armas cortas cayendo heridos dos soldados que quedan a cargo de un cabo mientras Reyes y su equipo evitó ser cercado por los ingleses. 

Colque cae aturdido por un proyectil del cañoneo naval, desorientado caminó por 3 días hasta ser capturado por los ingleses. 

Los 20 hombres que quedaron en condiciones de combatir lo hicieron en inferioridad de condiciones retrasando 5 horas el desembarco inglés. 

Fueron intimados a rendirse en español y su posición fue delatada por modernísimos detectores de calor. En el juego del gato y el ratón, se esconden y producto de ello dos secciones inglesas que los buscaban se desconocen atacándose ellos mismos con ametralladoras y luego morteros aniquilando una de las patrullas. 

Los cuerpos fueron llevados por unos helicópteros por lo cual los argentinos se escondieron. 



Como la zona se saturaba de enemigos intentaron volver a pie a Puerto Argentino, marchando de noche con la ropa empapada, perseguidos por helicópteros y patrullas enemigas. Con heridos por congelamiento y el continuo hostigamiento, el grupo se redujo a Reyes y 6 soldados quienes logran arribar a una casa y comer su primera comida caliente. 

El 13 de junio, un día antes del armisticio, son rodeados por la infantería británica trasladada en helicópteros. Un kelper los había delatado. Ante las circunstancias, deponen las armas luego de 21 días de evasión, peleando contra los mejores soldados del mundo y retrasando y hostigando el desembarco.

Por otro lado, y volviendo al 21 de mayo, a las 8 de la mañana el soldado Massei le avisa a Esteban que las fragatas están entrando al estrecho. Su pronto aviso logró una oleada de aviones, los cuales hundieron varios buques y averiaron otros y posteriormente bombardearon las tropas en tierra en San Carlos. 

El subteniente avisa a Puerto Argentino mientras su pierna tiene un movimiento incontrolable, algo que ocurre seguido en el fragor de la batalla debido al stress y el temor. Destruyen las radios mientras los lanchones de desembarco dejan hombres, marines, comandos y paracaidistas, vehículos, armamento y los tanques Scorpion y Scimitar. 

Seis mil hombres, más de 14 buques, decenas de helicópteros contra 42 hombres en San Carlos. 

Estos comienzan un repliegue táctico para, contra todo pensamiento lógico ante tanta fuerza enemiga, comenzar la defensa. Seguían aún sin ser descubiertos, le habían sacado las radios y vehículos a los isleños y estos seguían con su vida normal en San Carlos. 

Aparece un gigantesco helicóptero Sea King llevando debajo una gran cantidad de armamento. El fuego concentrado de armas pequeñas lo incendia e inutiliza. Posteriormente destruyen otros 3 helicópteros artillados Gazelle produciendo varias bajas, los correntinos gritaban sus sapucais y se sentían invencibles. 

En pocos minutos equipo por valor de 20 millones de dólares son inutilizados, los ingleses no entendían cómo podía haber tamaña reacción en un lugar donde no pensaban encontrar resistencia. Sin bajas pero con escasa munición debieron replegarse con rumbo a Puerto Argentino, llegando en 3 días a la Estancia Paddock. El 25 de mayo forman por el día patrio y el 26 son evacuados por 7 helicópteros. 

Pero su combate no terminó ahí, posteriormente fueron trasladados a Pradera de Ganso donde desembarcaron saltando a baja altura desde los helicópteros. 

Allí, finalmente fueron tomados prisioneros pero ya eran leyenda, propios y extraños los trataban de manera deferente. 

En el continente fueron condecorados y reconocidos, incluso el Pentágono envió un psiquiatra para evaluar el liderazgo del grupo, la estabilidad emocional de los conscriptos luego de la guerra, entre otros temas. 

Actualmente, estos hechos que para algunos son como una batalla de San Lorenzo del Siglo XX son estudiados en todo el mundo como ejemplo de táctica y estrategia, pero también de valentía e hidalguía.

 
Juan Godoy*
* Secretario de Cultura de la Delegación UPCN ANSES, escritor, fotógrafo y andinista. 
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