Sube al Escenario:
Alberto Sileoni
Alberto Sileoni es abogado y profesor
de Historia, actualmente es el Director
General de Cultura y Educación en la
Provincia de Buenos Aires. Dedicado
a la educación de adultos desde 1975, acumula
una larga experiencia en la gestión educativa.
Luego de cinco años alejado de la función pública regresó como ministro bonaerense y nos
brindó esta entrevista que ahonda en aspectos
poco conocidos de él: su familia, el amor por la
poesía, el fanatismo por Ferro, sus inicios en la
política y su participación sindical.
El sindicalismo
¿Cómo fue su participación gremial?
Tuve una participación gremial no muy extensa, pero sí comprometida en mi especialidad
de origen que fue la educación de adultos.
Formaba parte de la Dirección Nacional de
Educación de Adultos, la reconocida DINEA,
muy querida por educadores y militantes. De
esa Dirección dependían centros educativos
de nivel secundario, denominados CENS y
centros terciarios (CENT) que eran comunidades muy resistentes en general, y de cierto
activismo y conciencia política.
Hacia el final de la dictadura, junto a otros compañeros y compañeras organizamos acciones
para impedir que cerraran el servicio, objetivo
con el cual amenazaban reiteradamente las
autoridades; entre ellos estaba Daniel Filmus
por nombrar sólo a alguien muy representativo.
Con ellos organizamos la Asociación de Educadores de Adultos (ADEDA), que tuvo alcance
federal y organizamos varios encuentros y
actividades concretas. En esos años también
participé de la conducción del SUTEN (Sindicato Único de Trabajadores de la Educación
Nacional), en carácter de secretario del Área de Adultos. El Sindicato estaba dentro de la
CTERA y funcionaba en la jurisdicción de la
Ciudad de Buenos aires.
¿Por cuáles gremialistas se sintió genuinamente representado en su época de
docente?
En aquella época se destacaban varios sindicalistas, pero recuerdo especialmente a Mary
Sánchez, con quien no tuve trato en esos días,
pero sí una muy afectuosa relación posterior,
cuando fui ministro nacional y ella continuaba
su trabajo y su lucha en la Provincia de Buenos Aires, impulsando nuestro plan FINES de
terminalidad educativa.
Trayectoria educativa
¿Cómo fue estudiar / trabajar / militar en la
dictadura?
Por supuesto que la última dictadura fue la
etapa más oscura para nuestra Patria y para
la educación. Y en lo personal me encuentra
en mi doble rol de docente y estudiante. Me
había recibido de abogado relativamente joven,
y muy temprano advertí mi falta de interés por
el ejercicio del derecho, mi falta de vocación de
ser abogado. Los pocos esfuerzos que había
hecho, fueron reiteradamente fallidos posteriormente fui Director y sufrimos las persecuciones
de la dictadura, los aprietes, la vigilancia, algunos desalojos y amenazas. Nada, comparado
con la historia de tantos y tantas argentinas,
por aquellos años.
Paralelamente a mi condición de docente, tuve
la dolorosa experiencia de ser estudiante en la
dictadura, ya que decidí estudiar Historia en la
Universidad de Buenos Aires. Dolorosa por el
miedo, la mediocridad, la presencia policial en
las aulas y, salvo excepciones, la ausencia de
ideas y de discusiones académicas que estuvieran a la altura de lo que se espera de una
universidad pública.
Gestión
Durante el macrismo, en el Ministerio muchos trabajadores y trabajadoras resistimos duramente, algunos/as lo recordaban
con mucha nostalgia, hasta armaron un
altar escondido, con una foto suya y varias
“ofrendas”, sé que se enteró de esto. ¿Qué
pensó en ese momento?
Conozco, aprecio y me emociona el afecto
de las compañeras y compañeros del Ministerio. Es un sentimiento recíproco, ya que me
siento agradecido y en deuda por el trabajo
comprometido, profesional y a la vez militante
de tantas y tantos compañeros que entregan
su vida por mejorar el Estado. Nuestra gestión
frente al Ministerio, por supuesto no fue perfecta, tuvo errores, y quizá hayamos cometido
alguna injusticia con alguna persona. En todo
caso, fueron episodios que no opacan un clima
general y un espíritu de respeto, trabajo, crecimiento e implementación de políticas que nos
llenaron de orgullo. El neoliberalismo no solo
tuvo otros objetivos, sino que fue, por esencia,
profundamente maltratador de los trabajadores, despreció el Estado y a sus agentes, los
persiguió y los asfixió con normativas vacías;
creo que por eso se notó aún más la diferencia
de trato e ideología, y acrecentó la nostalgia
de los compañeros y compañeras por lo que
fue y perdieron.
¿Volvió a la gestión pública? ¿Por qué?
Fue un pedido del actual gobernador Axel
Kicillof para continuar con la tarea que se
vino desarrollando en la gestión de Agustina
Vila, de revincular a los y las estudiantes que
se han ido del sistema educativo. Este es mi
gobierno, me representa, el presidente que junto con Cristina y Axel como gobernador son
mi conducción, y seguiré trabajando para que
no volvamos a retroceder de la mano de las
políticas regresivas de la derecha.
Estamos orgullosos de lo que pudimos hacer en
nuestros años al frente de la cartera educativa
nacional. No fue la tarea personal de nadie,
sino de un colectivo amplio de compañeros y
compañeras que pudimos interpretar el rumbo
de un gobierno nacional y popular, y lo tradujimos en políticas educativas.
Muchos logros ha habido y también muchos
pendientes, que desafortunadamente el neoliberalismo no resolvió, sino que profundizó.
Durante la pandemia, nos dimos cuenta de la
importancia del Estado, de la salud y la educación pública, de la inversión, del trabajo a largo
plazo. Si no hubiera sido por la incapacidad,
desprecio y afán destructivo del gobierno anterior, el Programa Conectar Igualdad llevaría
una década de implementación y sostenido
crecimiento y en la actualidad estaría dando
respuestas a millones de niños, niñas y jóvenes
en todo el territorio de la Patria; lo mismo podría
decir de la distribución de libros, construcción
de escuelas, formación docente y tantas políticas educativas discontinuadas.
El sistema educativo argentino, al igual que la
sociedad debiera ser más igualitario, para poder lograr mejores aprendizajes, y garantizar la inclusión de todas y todos desde los primeros
años de la infancia. Confío en que lo lograremos, a través de políticas sostenidas por
gobiernos nacionales y populares sensibles
a las necesidades de las grandes mayorías.
Muchas veces dijo que el proyecto está
sobre las individualidades,
¿cómo se hace
para sostener ese lema cuando está en la
cima del poder?
Siempre los proyectos políticos están sobre las personas. No conocemos otro
modo de conducir que no
sea horizontalmente, dándole voz a los compañeros
y compañeras y entendiendo
que no se puede caer en el
vicio del individualismo.
Política
¿Desde cuándo es peronista?
Entré al peronismo desde
la izquierda. Cómo confesó
alguna vez Cristina, yo
también voté a Perón en
octubre de 1973 a través
de la lista del Frente de Izquierda Popular (FIP), que
lideraba Abelardo Ramos.
Siempre voté al peronismo,
y con el paso del tiempo
lo pude comprender cada
vez más; en ese sentido,
el kirchnerismo terminó
de poner las cosas en su
lugar, porque logró representar muchas banderas
que el peronismo clásico
había perdido o desatendido (derechos humanos,
entre ellas), y no dejó de
tener sus raíces nacionales más profundas.
Por eso tantos y tantas de mi generación
se han sentido, y se sienten, tan cómodos
ideológicamente en ese espacio político. No
tengo dudas de que la gestión de Néstor y
Cristina (las tomo como una unidad, aunque
tienen diferencias), representa con mayor
claridad y lealtad las banderas del peronismo
histórico. Educación, salud, posicionamiento
internacional, mercado interno, distribución de
la riqueza, interés nacional, soberanía política, independencia económica, nacionalización de
servicios públicos, reivindicación de la mujer y
tantas cosas.
¿Cómo fue su salto del
aula/la escuela a la función pública? ¿Qué fue
lo que llevó a tomar esa
decisión?
El salto del aula a la gestión
pública se fue dando, diría
naturalmente, por vocación
y porque hubo compañeros
que tuvieron la generosidad de pensar que
podía asumir responsabilidades de conducción y gestión. Comencé
mi gestión política como
Director de Educación de
Adultos de la Ciudad de
Buenos Aires, y a partir de
allí hasta el año 2015 asumí
tareas de gestión política
muy importantes en la Ciudad y Provincia de
Buenos Aires y en la Nación.
El otro lado
Una trabajadora nos contó que lo encontró
una vez en un espacio rockero, viendo la
banda de su hijo tocar, ella se alegró de verlo
allí y le intrigó saber cómo en esa época de
Ministro podía administrar su tiempo para
no perder de vista la familia.
Tengo cuatro hijos que se dedican con diferente intensidad a la actividad musical e integran
formaciones y colectivos, y por supuesto, como
todo padre cuando he podido los he seguido
en sus presentaciones. Nada distinto a lo que
hace cualquiera; sí reconozco que las tareas
asumidas, a veces me impidieron estar todo
lo cerca que hubiera querido estar. Así se dio.
Sus nietos fueron al jardín que está en el
Ministerio de Educación, fueron y van a la
escuela pública. Más de una vez lo vieron
retirando a su nieto como cualquier abuelo.
Sí. Mis hijos han ido a la escuela pública y también mis nietos; dos de ellos fueron alumnos
del Jardín del Ministerio, excelente institución
con directoras, secretarias, maestras sensibles,
comprometidas y muy buenas educadoras.
La poesía tiene un lugar muy importante en
su vida, sabemos que le gusta mucho,
¿cual
es el autor o la autora que más te gusta leer?
¿Escribe poesías?
Si quiere enseñarnos
una, nos encantaría.
Es cierto, si algo he leído con sostenida insistencia desde mi adolescencia, ha sido poesía;
me acompaña y me gusta mucho y creo que
es un género que debe ser alentado en las
escuelas, para que los estudiantes la escriban
y la lean. Muchas políticas que hemos llevado
a cabo en la gestión nos llenan de orgullo,
pero una de las más representativas ha sido
la distribución de la Colección de Poesía Juan
Gelman. Más de un millón de libros de decenas
de autoras y autores que llegaron a las bibliotecas de las escuelas argentinas.
Por último, su pasión por Ferro es conocida
¿cómo surge?
Dicen que los argentinos podemos cambiar
en muchas cosas, menos respecto de las
preferencias por una camiseta, por un club de
fútbol. Mi amor por Ferro Carril Oeste la heredé
de mi padre, que había jugado en el club, en
las divisiones inferiores. Desde que nací soy
hincha, he llorado de niño por sus descensos,
he celebrado más tarde sus campeonatos y me
duele que el equipo esté en la segunda división
desde hace 20 larguísimos años. Me duele
sobre todo por mis hijos y nietos (que también
son hinchas) que todavía no han podido tener
las alegrías que disfrutamos los más veteranos.
Ya ocurrirá, tenemos confianza
Viviana Cialdella*
* Periodista, Secretaria de Acción Social UPCN Educación