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Paso a la inmortalidad de la compañera Evita

 25/07/2019   157


26 de julio de 1952 "Yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria".
 
"Yo no quise ni quiero nada para mí. Mi gloria es y será siempre el escudo de perón y la bandera de mi pueblo. Y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria".

El 26 de julio de 1952 pasaba a la inmortalidad Evita, nuestra compañera, que se había ganado el amor del pueblo y el odio de la oligarquía.

María Eva, en su camino a ser Evita, conoció desde temprano los dolores del pueblo. La Buenos Aires que imaginaba y a la que llegó en busca de sus sueños de artista era, en realidad, una ciudad cruel plagada de injusticias.

Por eso hizo al gobierno de Perón fanáticamente suyo, porque en él encontró la determinación de modificar para siempre las condiciones de vida de los humildes, de los desamparados y de los trabajadores. Tarea dura en un tiempo en el que la “gente bien” había reservado para sí misma los privilegios y para el resto guardaba la caridad y la limosna.

No dejó pasar la oportunidad de dignificar la vida de aquellos a los que tantos gobiernos habían olvidado cuando no, simplemente, despreciado.

Lo hizo junto a Perón en la campaña electoral, participando activamente en ella y tiempo después, negándose a ser una Primera Dama preparada simplemente para las ceremonias oficiales.

Con la Fundación de Ayuda Social, Eva Perón realizó infinidad de obras: la construcción de hogares para huérfanos, madres solteras y ancianos; refugios para mujeres que trabajaban, comedores escolares; hospitales para niños; colonias de vacaciones para obreros y barrios con viviendas a muy bajo costo. Leyó miles de cartas llegadas de todo el país y respondió con hechos los pedidos que los humildes le realizaban.

Y así en cada acto, en cada realización de Perón, reuniéndose con los trabajadores, levantando la voz contra los detractores y los vendepatria, enfrentándolos, insultándolos y alertándonos: “Los vendepatrias de dentro, que se venden por cuatro monedas, están también en acecho para dar el golpe en cualquier momento. Pero nosotros somos el pueblo y yo sé que estando el pueblo alerta somos invencibles porque somos la patria misma”.

Evita eligió siempre ser nuestra compañera, militante, trabajadora que exigía que la hora de los pueblos se cumpliese de una vez y para siempre. Por eso, el Peronismo 26 de julio tomó el compromiso que anticipaban sus palabras: “yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria”.

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