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MODELO ARGENTINO GENERAL JUAN DOMINGO PERON SEXTA ENTREGA.

 20/02/2019   1475
Dos han sido los fundamentales agentes desencadenantes de tal penetración.- En primer lugar, la desaprensiva ?o interesada? utilización de los mediosde comunicación masivos como eficaces factores de vasallaje cultural.Ya me he referido a este problema. Sólo quisiera añadir algunas ideas. Meparece evidente que la indebida utilización de tales mecanismos de difusión culturalenferman espiritualmente al hombre, haciéndolo víctima de una patologíacompleja que va mucho más allá de la dolencia física o psíquica. Este uso viciosode los medios de comunicación masivos implica instrumentar la imagen delplacer para excitar el ansia de tener. Así, la técnica de difusión absorbe todos lossentidos del hombre a través de una mecánica de penetración y la consecuentemecánica repetitiva, que diluyen su capacidad crítica.

 En la medida en que los valores se vierten hacia lo sensorial, el hombredeja de madurar y se cristaliza en lo que podemos llamar un ?hombre-niño?,que nunca colma su apetencia. Vive atiborrado de falsas expectativas que loconducen a la frustración, al inconformismo y a la agresividad insensata. Pierdeprogresivamente su autenticidad, porque oscurece o anula su capacidad creativapara convertirse en pasivo fetichista del consumo, en agente y destinatario deuna subcultura de valores triviales y verdades aparentes.- 

El segundo factor desencadenante del colonialismo cultural tiene su origenen la vocación elitista y extranjerizante de diferentes sectores de la culturaargentina. Pese a enarbolar distintos fundamentos ideológicos, tales sectores se han unido en la actitud expectante y reverente respecto de la «civilización»encarnada por pautas culturales siempre externas a nuestra patria y su incesantebúsqueda de conformación del ser nacional.En muchas ocasiones me he referido a la sinarquía como coincidencia básicade grandes potencias que se unen ?a despecho de discrepancias ideológicas?en la explotación de los pueblos colonizados.Estoy convencido [de] que, asimismo, existe una sinarquía cultural. 

Obsérveseque las grandes potencias exhiben sugestivas semejanzas culturales: el mismomaterialismo en la visión del hombre, el mismo debilitamiento de la vida del espíritu,el mismo desencadenamiento de la mentalidad tecnocrática como excluyentepatrón de cultura, la creciente opacidad del arte y la filosofía, la distorsióno aniquilación de los valores trascendentes.Un examen superficial de los dos polos principales del poder mundial sóloalcanza a captar las diferencias ideológicas; ahondando en el análisis, surge?entre otras determinaciones igualmente importantes? la cultura como evidenciacierta de la unidad sinárquica.Todo argentino que, a través de una actitud libresca y elitista, asimile laspautas culturales de ambas potencias, ya sea asumiendo una visión competitivay tecnocrática del hombre [o]411 una interpretación marxista de los valores y lacultura, trabaja deliberada o inconscientemente para que la sinarquía cerceneirreparablemente nuestra vocación de autonomía espiritual y obstruya interminablementela formación de una auténtica cultura nacional.

En el ámbito científico-tecnológicoEl desarrollo de la ciencia y la tecnología argentina ha sido hasta ahora fecundo,pero insuficiente.Fecundo, por el efectivo nivel de acumulación de conocimiento científico ytecnológico alcanzado, principalmente impulsado por cuatro factores:1) el crecimiento de las universidades;
2) la incorporación de tecnología proveniente del exterior; 
3) la investigación nacional aplicada particularmente al sector agropecuario,y 
4) el avance de la investigación de postgrado.Insuficiente, porque los elementos disponibles para el avance científico ytecnológico están escasamente aprovechados y porque no se han creado lascondiciones básicas para que exista una consagración plena del hombre a lainvestigación científica y tecnológica. 

Insuficiente, también, porque el país aún no ha organizado convenientementevinculaciones estables y verdaderamente productivas entre el sistema científico-tecnológico,el gobierno, el sistema de producción física y el sistema financiero.Ello ha contribuido a dispersar la investigación, a no permitir una demandade ciencia y tecnología estable y creciente, y a incrementar el conocido drenajede inteligencias.La incorporación de tecnología atada al capital extranjero, particularmentepara el sector industrial, creó compromisos tecnológicos onerosos en divisas.No obstante ello, la acumulación de conocimientos tecnológicos ha sido efectivay acelerada por la misma naturaleza de la producción industrial. 

El costo de la tecnología que venimos empleando es muy alto, principalmenteporque el ingreso del conocimiento tecnológico no ha sido programado niadministrado con sentido nacional, preservando los intereses del país.Prueba de ello es el ingreso de tecnología extranjera en terrenos en los que semantienen ociosos recursos nacionales capaces de producir la misma tecnologíaque se importa.Es natural que empresas de capital extranjero estén ubicadas especialmenteen actividades más densas en tecnología foránea.Por otra parte, la selección de técnicas no ha sido siempre afortunada. En numerosasoportunidades se han importado técnicas obsoletas o poco adaptadas alas condiciones locales. Por añadidura, en muchos casos hubo restricciones talescomo la prohibición de exportar artículos producidos con tecnología importaday el establecimiento de determinados controles, realmente inaceptables.

Ahora se trata de aprovechar la experiencia pasada y corregir desvíos cuyosefectos resultan sumamente costosos.Sin embargo, se ha hecho efectivo un fuerte aporte nacional a la tecnologíaautóctona, particularmente en los sectores agropecuario e industrial. 

Estamos valorando muy alto nuestra capacidad para originar una tecnologíapropia; sólo debemos ponerla en movimiento, conectándola con la producciónconcreta, con las decisiones de gobierno y con los apoyos financieros.La comunidad científica argentina es todavía reducida con relación al ingresopor habitante que el país posee. La mitad del personal de investigación trabajaen ello sólo parte de su tiempo útil. La mayoría de los institutos son pequeños yno llegan a una capacidad de investigación tal que permita un verdadero trabajointerdisciplinario. 

Hay miles de proyectos en ejecución al mismo tiempo, lo cual, por un lado,hace que cada proyecto tarde demasiado en fructificar y, por el otro, dificulta lamaterialización de nuevos proyectos por falta de continuidad en los recursos.Los institutos están prácticamente concentrados en el área metropolitana ypampeana. Además, la remuneración de los investigadores es tan limitada quesólo una vocación acendrada puede retener al talento en esta actividad.Me parece claro que no existe, hasta el presente, una política científica ytecnológica centralmente diseñada y de fácil realización. 

Tampoco se posee unabase institucional suficientemente coherente como para lograr la necesaria centralizaciónde conducción y descentralización de operación.Las mentalidades científicas y técnicas argentinas fueron emigrando sin queel país encontrara un mecanismo que preserve su conexión con los interesesnacionales.412La cuestión no se resuelve dictando decretos que den mejoras económicas,porque el rescate del capital intelectual argentino exige un sentido que va muchomás allá de una remuneración elevada.

Hay varias contradicciones en el problema. No se ha generado una políticaconcreta y unitaria de ciencia y tecnología, ni se han formulado programas operativos,con lo cual la cuestión es gobernada inorgánicamente. Tampoco se haestablecido un aparato gubernamental eficiente, ni se subsumieron los instrumentosde la política científico-tecnológica bajo una conducción unitaria, puestales instrumentos se hallan dispersos entre varias jurisdicciones administrativas.Así, mientras el país exporta tecnología en la capacidad intelectual de sus técnicos,importa tecnología en máquinas y procesos industriales. No obtiene frutode lo primero, pero paga bien alto por lo segundo. 


Debemos decidirnos a producir, exportar, sustituir importaciones y realizarotra serie de transacciones con nuestro conocimiento tecnológico, a fin de lograrlos mejores resultados posibles.Creo que este objetivo puede lograrse, en gran medida, a través de una conduccióncientífico-tecnológica con planificación. Pero estoy persuadido [de] quela cuestión no puede resolverse plenamente en un terreno puramente nacional.En efecto, gran parte de lo que debemos obtener es viable con nuestro propioesfuerzo; pero un considerable sector de los objetivos sólo será susceptible dealcanzarse sobre la base de un esfuerzo común, tanto con los países industrialescomo con otros países en desarrollo. 

En materia de ciencia y tecnología no existen compartimentos estancos. Elproblema de la propiedad del conocimiento tiene tal relevancia en el nivel mundial,y ejerce una influencia tan decisiva sobre las posibilidades concretas dedesarrollo de los países menos adelantados, que la reflexión sobre los últimosquinquenios señala la necesidad de repensar las estructuras institucionales quegobiernan este aspecto en el terreno internacional.

 El mundo es cada vez más interdependiente en este ámbito, y nuestro potencialactual posee ya el nivel necesario para permitirnos una política nacionalinteligente que concentre ese potencial, lo administre programadamente conunidad de criterio y actúe con todos los centros del mundo sobre bases de solidaridady reciprocidad.En última instancia, lo esencial es que hayamos recogido la idea de que lo científico-tecnológicoestá en el corazón del problema de la liberación y que sin basecientíficotecnológica propia y suficiente, la liberación se hace también imposible.

SECRETARIA DE LA JUVENTUD CDN-UPCN.

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