Alguien dijo una vez
que yo me fui de mi barrio.
¿Cuándo?… ¿Pero cuándo?
¡Si siempre estoy llegando!
(A. Troilo)
Y quemarás el rencor
En el fuego de un infierno precoz
Y buscarás esa voz
Que te recuerde para siempre quién sos
(Indio Solari y WOS)
Preguntarnos ¿Dónde está Perón? en una época compleja en materia política y económica pero también cultural; acelerada, mediada por las tecnologías, de un individualismo y desideologización creciente, es todo un desafío. Volver a Perón para las nuevas generaciones puede parecer nostálgico o incluso arcaico, pero también puede significar futuro.
Comenzaremos por rescatar y actualizar las famosas “tres banderas” del Peronismo: Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política. Estas banderas están en nuestro ADN porque conllevan valores fundamentales para quienes encontramos en estos principios una guía para enfrentar los desafíos actuales y una identidad desde donde construir una vida digna y un futuro más equitativo para todos los habitantes del suelo argentino.
Justicia Social
Esta idea central se ha convertido en casi un sinónimo de Peronismo. Trae consigo valores trascendentales como el bien común, la dignidad humana, la solidaridad, entre otros. Sin embargo, la actualidad no se condice con semejante legado. Debatir hoy sobre Justicia Social nos enfrenta a una contradicción entre el idealismo que queremos alcanzar y una realidad que se nos impone y muchas veces resulta desmoralizante.
La idea de justicia social, en términos concretos, se cimienta con un trabajo digno, un salario justo, una legalidad que ponga en igualdad de oportunidades a todos los trabajadores y trabajadoras. Derechos ineludibles de todo trabajador que hemos podido conseguir y plasmar como base en nuestros convenios colectivos que siempre están en revisión en pos de una constante mejora.
Hoy no sólo hay quienes se atreven a poner en discusión estas cuestiones básicas sino también a evaluar nuestras tareas desde un desprecio absoluto, buscando razones para detener y destruir la aplicación de políticas públicas que, desde el Estado, con mucho esfuerzo y compromiso diseñamos e implementamos para nuestra sociedad.
Terminar con la casta parece traducirse en algunos aspectos a reducir el Estado a su mínima expresión, regresar al pre-peronismo arrasando con la motosierra los derechos, las conquistas y las políticas más representativas que hemos podido conseguir. Quizás haya una cuota de responsabilidad nuestra en no haber sabido explicarlos o interpretar nuevas necesidades de la época, pero la única verdad es la realidad y hoy nos toca plantarnos en su defensa para que no sea tan grande el daño cuando nos toque recuperar nuestra Argentina.
La Justicia Social es la bandera más importante del peronismo que sintetiza la realización individual y colectiva de la sociedad, entre las condiciones fundamentales para poder alcanzarla están las otras dos: independencia económica y soberanía política.
Independencia Económica
Perón aspiraba a una “liberación absoluta de todo colonialismo económico, que rescate al país de la dependencia de las finanzas foráneas”.1 Se trataba principalmente de tomar una serie de medidas que favorezcan la industrialización nacional de manera sustitutiva, nacionalizar rubros clave para lograr el autoabastecimiento energético, producir más y mejor, con un fuerte rol interventor del Estado.
Para que eso sea posible es fundamental que nosotros, desde los distintos espacios y rincones del Estado donde nos encontremos no abandonemos ni dejemos de dar las discusiones que hagan falta para que sigan vigentes, más aún en gestiones de gobierno con una agenda adversa a este pensamiento, como la que estamos atravesando actualmente.
Discutir y actualizar todo. El rol central del Estado y su relación con el sector privado, promover la producción nacional y el desarrollo de industrias locales, generar políticas públicas efectivas que fortalezcan a las pequeñas y medianas empresas, así como a la innovación tecnológica y la inversión en ciencia y tecnología. Esto último resulta hoy un eje central para medir el grado de independencia económica dado que los países que se han desarrollado más rápidamente lo han hecho con un fuerte apoyo estatal a la investigación tecnológica -adoptado como política de Estado- y en estrecha cooperación con las empresas privadas, principalmente de capital nacional.
Sólo a través de una mayor independencia económica que promueva el desarrollo y crecimiento de la industria e infraestructura, la protección de nuestros recursos estratégicos y la mejora de las condiciones laborales, se podrá eliminar la pobreza estructural que tanto padecemos; y todo ello sólo se logra con una presencia activa y fuerte del Estado.
El peronismo estableció que la economía es un medio y no un fin, como bien sostiene la verdad peronista N° 16 “Como doctrina económica, el justicialismo realiza la economía social, poniendo el capital al servicio de la economía y ésta al servicio del bienestar social”2
Soberanía Política
Tomar las decisiones desde el territorio nacional para los habitantes de nuestra nación, sin seguir los lineamientos del poder hegemónico de turno. El pensamiento peronista nos dejó una visión muy clara y robusta de soberanía que abarca principalmente aspectos políticos y económicos, pero su evolución y relevancia actual nos lleva a reflexionar y ampliar ese horizonte.
Vivimos en un mundo donde las ideas y la información son herramientas de poder; un mundo globalizado donde la información y las ideas circulan a una velocidad jamás vista, lo que puede llevarnos a la hipercultura u homogeneización de la cultura y a la pérdida de identidades locales. Mantener la autonomía cultural e intelectual se convierte en un aspecto muy importante para cualquier nación que aspire a ser verdaderamente soberana. La soberanía del pensamiento cobra una importancia particular ya que implica la capacidad de una nación y de su sociedad para generar, adoptar y adaptar ideas propias, manteniendo una identidad cultural independiente y crítica frente a las influencias externas.
Hoy en día, la batalla por la soberanía del pensamiento se libra en gran medida en el ámbito digital. Las redes sociales, los medios de comunicación y las plataformas de contenido tienen un impacto profundo en la formación de opiniones y en la cultura. La capacidad de discernir entre información veraz y manipulada (posverdad), así como la promoción de un pensamiento crítico, se convierten en aspectos fundamentales para mantener una sociedad soberana. En este sentido, la educación juega un rol importantísimo. Fomentar una educación que valore el pensamiento crítico, la creatividad y la investigación independiente es esencial para preservar la soberanía del pensamiento.
Así, el legado de Perón se actualiza y se enriquece al adaptarse a los desafíos del presente, subrayando la importancia de un pueblo que no sólo es políticamente independiente, sino también intelectualmente libre. Que no te la cuenten, sino que, a través del ejercicio del análisis, uno pueda sacar sus propias conclusiones de la realidad en la que vivimos todos los argentinos.
El sindicalismo y sus valores
Si hablamos de peronismo no podemos dejar de referirnos al sindicalismo y sus valores, al compromiso ético y moral que asumimos con el bienestar de los demás. Organización, compañerismo, solidaridad son algunos de los valores que entendemos esenciales para garantizar la cohesión social. Pero, ¿qué mantiene hoy esa cohesión si constantemente nos bombardean con la individualidad como forma de estar en el mundo?
Manuel Castells (1997)3 apunta tres zonas de cohesión social: una zona de integración, que configura lo que podemos denominar la sociedad “normal”, una zona de vulnerabilidad, caracterizada por la precariedad del trabajo y la fragilidad de los soportes relacionales y una zona de exclusión, de gran marginalidad y desafiliación. Particularmente nos interesa pensar el mundo del trabajo de hoy en la zona de vulnerabilidad, ya que quien ocupe un lugar y tenga una función en la división del trabajo participa de la sociedad y tiene garantizados ciertos derechos que lo convierten en un ciudadano pleno. Por el contrario, quien tiene un empleo precario o inestable corre riesgo de caer en la zona de exclusión.
Sabemos que las políticas peronistas trataron de reducir la precarización laboral mediante la creación de empleos dignos y la protección de los derechos laborales. Sin embargo hoy, además de los cambios en el mundo del trabajo con el fuerte crecimiento de la informalidad, también a nosotros como empleados/as públicos/as nos atraviesan las políticas de exclusión y precarización laboral impulsadas por el gobierno actual, despidos, falta de concursos y pases a planta, negación de la capacitación y el empeoramiento de nuestras condiciones de trabajo, que puede seguir creciendo si continúa el apoyo popular poniendo en riesgo varios más de nuestros derechos laborales.
Ante esta amenaza, asumiendo que el sindicalismo es la columna vertebral del peronismo, pensamos en los valores como columna vertebral del sindicalismo, desde esa esencia podremos seguir construyendo formas innovadoras de promoverlos entre los/as trabajadores/as, tanto a nivel local como global, generando unidad, acción colectiva y apoyo mutuo para la conquista y defensa eficaz de nuestro derechos.
Entonces, ¿dónde está Perón?
Hay una idea central que rige el discurso de la Comunidad Organizada: “nadie se realiza en una comunidad que no se realiza”4. Perón hace 50 años que no está físicamente entre nosotros, pero está más presente que nunca en cada lucha ante alguna injusticia, en cada derecho nuevo conquistado para las mayorías, en la movilización popular, en el desarrollo, en la producción, en el trabajo formal, en la obra social, las vacaciones, el aguinaldo, en la enorme figura de Evita, en el Estado presente.
Pero también está en cada compañero y compañera que se levanta a la mañana y se dirige al trabajo, en el delegado gremial que recorre los edificios de la administración pública, en cada trabajador/a que elige afiliarse al sindicato, en cada funcionario que diseña una política pública de inclusión, en cada trabajador/a del Estado que da respuesta facilitando un poco la vida a los miembros de su comunidad.
Es por ello que debemos volver siempre a Perón, tener una comprensión profunda de su pensamiento y su ejecución política y en todo lo que ha representado e instalado en los miembros de nuestra sociedad -aun para quienes no pueden llegar a valorarlo-. Entendernos dentro de la comunidad, “esta comunidad que persigue fines espirituales y materiales, que tiende a superarse, que anhela mejorar y ser más justa, más buena y más feliz, en la que el individuo pueda realizarse y realizarla simultáneamente”. No hay que hacer mucho esfuerzo para volver a Perón porque nadie debería estar en contra de esas premisas, ser Peronista es casi un sinónimo de ser argentino, después de todo, como dice la famosa frase: todos los argentinos somos peronistas aun cuando no nos demos cuenta de ello.
Pero también es fundamental plantarnos en el presente. Tener una lectura clara de lo que está sucediendo, para saber interpretar las necesidades actuales de la época. Para nosotros la clave -no es una tarea nada sencilla- está en poder pensar y hacer cosas nuevas en clave peronista, desde esa cosmovisión del mundo nutrida de valores fundamentales y entender que el pensamiento y la doctrina deben ir acompañados con hechos concretos y cambios positivos, los que cada uno, desde el lugar que nos toque, podamos realizar con organización y en unidad.
Participaron de la redacción de este texto: Belén Garnier (Secretaría de Educación), Ailén Martínez (Superintendencia de Riesgos del Trabajo) Ixiel Fredulio (Presidencia de la Nación), Diego de Petris (Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología) y Laura Lorences (Secretaria de juventud TPN y CABA).
1 Juan Domingo Perón, Declaración de la Independencia Económica de 1947
2 Las Veinte Verdades Peronistas fueron enunciadas por Juan Domingo Perón para difundir los objetivos, valores y filosofía del peronismo durante un discurso pronunciado el 17 de octubre de 1950.
3 CASTELLS, Manuel. "La era de la información: economía, sociedad y cultura": Madrid: Alianza, 1997.
4 El 9 de abril de 1949 en el cierre del Primer Congreso Nacional de Filosofía Perón brinda una histórica exposición sobre los fundamentos filosófico-sociales de su doctrina política que fue publicado en el año 1952 bajo el título “La Comunidad Organizada.