“La América Latina ha vivido en paz
y armonía durante muchos años.
Ahora parece que el ‘diablo anduviera suelto´.
Es el imperialismo que trabaja”.
DESCARTES1
Palabras clave
Peronismo- Historia cultural – Historia argentina
El peronismo, desde sus inicios, planteó la necesidad de generar una conciencia nacional sobre la comunidad y, sobre todo, sobre los trabajadores. En diciembre de 1950 se crea la Escuela Superior Peronista con la intención de contar con un cuerpo doctrinario en el justicialismo. Es a partir de dicha institución que decide generar un espacio de difusión y divulgación de amplio alcance creando la revista Mundo Peronista. La misma era publicada por editorial Haynes y tenía una periodicidad quincenal. La misma salió entre 1951 y 1955. En un contexto signado por el enfrentamiento no solo con la oposición sino también con la relación tormentosa que mantenía con Estados Unidos, Mundo Peronista era concebida como una herramienta de militancia que buscaba no sólo informar sino establecer argumentos que pudieran contrarrestar los llevados a cabo por los antiperonistas.
Desde sus comienzos, Mundo Peronista estableció categorías que buscaban explicar la postura del justicialismo frente a Estados Unidos. Siguiendo su Doctrina, los peronistas eran declaradamente antiimperialistas, pero en un sentido distinto a lo que después se entendería como tal promediando los sesenta bajo la lucha tercermundista. Por más que Perón, desde su exilio, se habría declarado como una suerte de progenitor o adelantado en ese concepto (al relacionarlo con la mentada “Tercera Posición”), su concepción era relativamente distinta. La “Tercera posición” del justicialismo, no renegaba del capitalismo, pero sí de su “fase superior” que estaba encarnada por una parte de los Estados Unidos. Era una especie de doctrina pendular, flexible, como así lo fue también la doctrina peronista en general: “Es una colocación ideológica que está en el centro, la izquierda o la derecha, según los hechos. No somos causa sino consecuencia de los hechos. En equilibrio perfecto entre el gobierno centralizado y dictatorial, que es un extremo y la absoluta libertad o la anarquía, que es el otro extremo”2.
Para Perón, la idea de “imperialismo” no se relacionaba exclusivamente con Estados Unidos. Distinguía diversas variables, tal como lo explicitaría en un artículo publicado en Democracia, en agosto de 1951, bajo el seudónimo de Descartes: habría entonces:
• Un “Imperialismo remanente”, de larga concepción y data, cuyo dominio es principalmente de orden político. Sigue la línea de los antiguos imperios.
• Un “Imperialismo político comunista”, atribuido a la política expansiva de la URSS.
• Un “Imperialismo económico”, cuya idea estaría vinculada a la expuesta por Lenin. Estados Unidos contaba, de acuerdo con ello, distintos imperialismos asociados entre sí, pero que podrían actuar de forma diferenciada, aunque en general, simultáneamente.
El “Imperialismo remanente” de ataque directo, muchas veces de ocupación territorial para formar países satélites, deja el campo abierto a la acción del “Imperialismo económico”. Entonces, podríamos deducir que el “Imperialismo remanente” recurre a una política de Estado mucho más abierta donde interviene indudablemente el gobierno; en tanto el “Imperialismo económico” se realiza mediante la acción de los Trust y los organismos financieros a la orden o en colaboración con los Estados Unidos. Como mencionamos anteriormente, los Estados Unidos (representado por Spruille Braden) tuvo una participación activa contra la figura de Perón y, por ende, en perjuicio de la Patria: la Nueva Argentina. Aquéllos que colaboraron con él, no pueden ser más que cipayos, agentes del imperialismo yanqui. Desde su primer número, Mundo Peronista recordaría a sus lectores quiénes fueron los antipatria que se vincularon con el ex embajador norteamericano en Argentina: los partidos políticos que durante la primera elección habrían integrado la Unión Democrática. Estos “Udistas”, “polichuelos de la comparsa bradenista”, se trataban de “radicales, conservadores, oligarcas, demoprogresistas, socialistas, comunistas; todos estos, especies diversas del género Braden”3.
La “batalla ganada” por los descamisados en la histórica jornada del 17 de octubre de 1945 al liberar a su líder, y su posterior triunfo electoral, impidió la infiltración imperialista yanqui dentro del país, al enarbolar Perón sus tres banderas: “Justicia Social, Soberanía Política e Independencia Económica”. No obstante, Mundo Peronista nunca olvidará de hacerles recordar la amenaza bradenista, representada en ataques de la prensa norteamericana y por sus aliados locales, los ex integrantes de la Unión Democrática. El año en que apareció la revista, fue significativamente importante para el gobierno peronista al hegemonizar los medios informativos, asociada con una tarea incesante desde la Subsecretaría de Informaciones a cargo de Raúl Apold. Ante este avance contra la “libertad de empresa”, la prensa norteamericana, sobre todo desde la United Press y la Asociated Press atacó estas medidas “totalitarias” del gobierno argentino, escandalizadas a sobre escala a partir de la expropiación del diario opositor La Prensa, delegada a la CGT4. La revista elige caricaturizar a estos enemigos acérrimos de la Nueva Argentina, vinculados a Braden: “Don Cangrejo” (el contrera radical) y “Mr. Whisky and Soda”. Ambos personajes aparecen desde los primeros números. Mr. Whisky and Soda es un corresponsal yanqui, que bajo las ordenes de Braden, hace maliciosas noticias y reparte cheques a la oposición para voltear al gobierno. El origen de inspiración de tal personaje se lo puede encontrar quizás como una unión entre la periodista Virginia Warren y John Griffiths. El arresto de estas dos personas y otros extranjeros vinculados a la agencia noticiosa estadounidense Overseas News Agency, había tomado notoria repercusión en 1948. Estaban acusados de boicot y en el caso de Griffiths hasta se lo acusaría posteriormente de complotar para asesinar a Perón y a Evita. Griffiths había sido, en tiempos de Braden como embajador, agregado cultural y mantuvo relaciones con diferentes opositores de Perón y con líderes sindicales. Este estrecho colaborador de Braden tuvo que huir a Montevideo5. No resulta difícil relacionar a este personaje con la caricatura que aparece en la revista, ridiculizado bajo un claro estereotipo del corresponsal yanqui, afín al whisky y en permanente comunicación con su “jefe” Braden.
“Una ‘agencia noticiosa’ nos manda este personaje (que demuestra, por su traje, procedencia sospechosa). Reporter que, entre otras cosas, cobra sueldo en divisas...y siempre que se alcoholiza manda noticias jugosas. De inventiva prodigiosa, golpeándose la mollera le saca a la Borrachera su verborragia enjuiciosa después –como vital cosa-, con diligencia encomiable, la transmite por el cable de su ‘agencia noticiosa’”6.
El otro personaje mencionado, observado anteriormente en un trabajo de Alberto Ciria (1983), se trata del clásico contrera llamado Don Cangrejo, una caricatura que reniega constantemente de cada triunfo político de Perón, de figura sobria y anticuada, con sombrero, guantes blancos y bigotes estilo Alfredo Palacios. Al margen de esa similitud, Don Cangrejo es un correligionario radical que extraña a la Unión Democrática y busca la forma que sea para complotar contra el gobierno.
En relación con este humor peronista, donde se los satiriza mordazmente, podemos encontrar un antecedente en la revista Descamisada, que en su momento de aparición en 1946 había resultado un éxito de ventas. En ella ya se podían apreciar estas herramientas de crítica hacia la oposición antiperonista, aunque bajo una calidad artística superior. Ya podíamos observar en ella, por ejemplo, a “un trío de financistas norteamericanos, de temibles y voraces rasgos, profusamente enjoyados y bebiendo champán, [que] mueven los hilos de importantes políticos argentinos de la época”7.La constante confabulación de oposición y prensa yanqui para dar por tierra al gobierno de Perón es una recurrencia común de Mundo Peronista durante ésta época (presidencia de Truman). Hacia 1951, el país había llegado a su punto más grave económicamente resultado de un constante deterioro que se comenzó a avizorar en 1949. Estados Unidos fue el principal instigador, buscando presionar a la Argentina desde diversos frentes para que adhiriera a varias exigencias: entre ellas la negociación a largo plazo para la importación de petróleo a la Argentina por parte de empresas norteamericanas; pedidos de indemnización hacia empresas que habían resultado perjudicadas a partir de expropiaciones realizadas por el gobierno argentino; incorporación de la Argentina a los organismos económicos y financieros internacionales (GATT, BIRD, FMI). A pesar de este agobio económico, las denuncias realizadas desde la revista no se reflejan como una manifestación de miedo y de inseguridad.
Por el contrario, estas “conspiraciones” eran tomadas con mucha ironía que buscaban reflejar la inutilidad y falta de ideas de una enclenque oposición frente a la fortaleza del gobierno de Perón y su pueblo. Un ejemplo de ello es la mención que se hace en octubre de 1951 en alusión al fallido intento de golpe institucional a manos del General Menéndez, el 28 de setiembre. Por primera vez, “Don Cangrejo” y “Mr. Whisky and Soda” compartirían la misma viñeta, donde una leyenda decía: “El 27 de septiembre, a la noche, uno de nuestros cronistas sorprendió juntos en una ‘boite’ a Mr. Whisky and Soda y Don ¿...? 8. Allí descubrió su nombre ¡Don Cangrejo! “Don Cangrejo, mi pensar que ya poder andar juntos...mañana a las 8 en punto ¡Bla bla bla en el Palomar! Ya no hay para qué ocultar su nombre; en Campo de Mayo y en menos que canta un gallo que habrá comprometido...Mr. Braden va a indicar cómo se hará el gabinete ¿qué estuvo en aquel banquete? ¡Ya lo puede descontar! Don Cangrejo: mi brindar por esta Grande Nación!¡Sin Evita y sin Perón!¡Mañana vamos a hablar!”9.
Frente a tales circunstanciales “aliados”, ni el imperialismo yanqui, representado por la trouppe Truman, ni el imperialismo soviético podían oponerse al futuro triunfo de Perón que lo consagraría presidente por segunda vez consecutiva. Una de las secciones de crítica humorística, “Además”, imaginaba una reunión secreta en Washington descripta por la Asociated Press:“Celébrase una reunión secreta en la Casa Blanca. Habrían participado Truman, Cap. Miller y Braden. habrían resuelto tomar severas medidas contra los ataques al hígado. Además, trascendió que en la mencionada reunión secreta se había convenido la forma de pago de la elección argentina, cuya cuenta, remitida por un señor Griffiths de Montevideo, ascendería a la suma de 100 dólares por voto radical obtenido”10. En tanto, en Moscú, “Stalin profundamente preocupado por el resultado de las elecciones argentinas, resolvió que se realice una nueva purga en el partido comunista de la Republica Sudamericana”11. Encontramos, en este ejemplo, los recursos más frecuentes en esta primera etapa de Mundo Peronista: el avance de la Doctrina Peronista mientras que los imperialismos se sienten amenazados; las figuras de Harry Truman y Miller haciendo tropelías en el orden mundial, a la par que Braden en Sudamérica; la oposición “comprada” por el bradenismo para acabar con Perón. Para la revista continúa la influencia yanqui dentro de la oposición, a la par que se reflotan personajes del pasado, como el caso de Griffiths. No existen reconciliaciones ni acuerdos entre polos opuestos, Mundo Peronista, lo explicita de la forma más clara, a partir de sencillos silogismos: “1°) El imperialismo yankee es enemigo de todos los pueblos. 2°) El General Perón hace lo que el Pueblo quiere.3°) Luego, el imperialismo yankee tiene que ser enemigo de Perón. 1°) Braden trabajaba con la UP [United Press] y la AP [Asociated Press] según lo prueba Mr. Nelly, ex embajador inglés en la República Argentina en 1945.2°) El Departamento de Estado sigue “trabajando” con la UP y la AP... más la I. N. S.3°) Luego la UP y AP deben seguir también a servicio de Braden... Pero si Braden continúa sirviendo o dirigiendo a la Unión Democrática es lógico que la UP y la AP no sean ajenas a la Unión Democrática”12.
Los corresponsales de la prensa norteamericana y la oposición representaban entonces a los agentes del imperialismo yanqui en el orden interno; en cuanto al imperialismo soviético, se trataba de los comunistas, que buscaban infiltrarse dentro de los sindicatos, tratando de desmoronar la “comunidad organizada”. No obstante, salvo en momentos esporádicos de fuerte persecución anticomunista, la revista no les dedica particular importancia a estos agentes del “imperialismo político comunista”, no contaban siquiera con caricaturas fijas. Ahora, ¿quiénes representaban al imperialismo yanqui? En el orden político, en consonancia con Braden aparecía el Departamento de Estado, y sobre todo la figura del presidente norteamericano Harry Truman, atacado y criticado constantemente por su política agresiva.
En el orden económico, el imperialismo lo representaba la Wall Street. Ésta era la antítesis del justicialismo, pues la doctrina creada por Perón buscaba “humanizar” el capital, ponerlo al servicio del bienestar social y no viceversa. “El peronismo no puede (...) conjugarse con Wall Street. Wall Street es el capitalismo explotador de la humanidad. Sus riquezas fueron construidas sobre la explotación de los negros en Estados Unidos y de los pueblos ‘colonizados’ por el dolor”. Wall Street, imagen del “Imperialismo económico”, generó el malestar en el mundo. Sin el capitalismo salvaje que emanaba de él, difícilmente habría surgido el comunismo: “En Wall Street nació el comunismo, no en Moscú, debido a que sin los abusos del capitalismo no hubiera tenido razón de ser ‘El Capital’ de Marx”. Así las cosas, la única solución viable para la humanidad es la doctrina creada por el General Perón: el justicialismo: “El problema está planteado (...): Wall Street o Perón... pronto se planteará en términos definitivos, ¡Wall Street o la humanidad! ¡Wall Street o el justicialismo!”13
Así como, en su momento, en el orden nacional se apeló al dilema “Braden o Perón”, es decir la intervención yanqui o la soberanía política, Mundo Peronista pronostica que el futuro dilema universal será “Wall Street o Perón”, el “Imperialismo económico o la independencia económica”. La revista, siguiendo la Doctrina peronista, presentaba a la misma como una solución viable para todos los males suscitados a partir de los imperialismos.
La doctrina justicialista estaba a la altura de las otras, representaba un auténtico peligro para las dos potencias. En una de sus secciones se recopilaban artículos de distintos países donde se elogiaban las obras de Perón y Evita. Su título era optimista: “El mundo se convierte”. Resaltando tales opiniones se buscaba incrementar el orgullo de pertenencia de los partidarios.
La doctrina peronista era la única que podía armonizar, pacificar el mundo ante el peligro nuclear que se avecinaba, era volver a una doctrina humanista y cristiana: “Hay algunos ‘peronistas’... que todavía no saben que la doctrina de Perón es una cosa distinta del capitalismo y del comunismo. Entonces, cuando el General toma una ‘medida de previsión’ en el orden económico, por ejemplo, en seguida dicen, como ‘La Nación’, cuando hablaba del Plan Económico: — “Perón vuelve al capitalismo“ Y por otro lado están los que, cuando el General adopta una decisión que representa un avance social, declaran, con alborozo, o con preocupación otros:— “Perón va hacia el comunismo“(...) ¡La Doctrina Peronista es demasiado clara!... la doctrina peronista está archidefinida en el orden especulativo tanto como en el orden político. “En el orden especulativo cualquier tema doctrinario puede ser claramente diferenciado de las posiciones capitalistas y comunistas. Y en el orden político, ¡qué vamos a decir! “Aquí... capitalistas y comunistas, aun cuando a veces nos sonrían, no nos engañemos... siguen pensado en la Unión Democrática. “Y afuera... los imperialismos capitalista y comunista serían capaces incluso de ponerse de acuerdo a fin de ‘degollarnos’...“Y eso... no será porque el Justicialismo sea una cosa híbrida... sino porque es precisamente ‘demasiado’ claro como definición de una doctrina y como solución para un mundo arruinado por el capitalismo y por el comunismo!”14.
Para la revista, la doctrina era clara, fácil de comprender. No responde a sectarismos ideológicos, ni de izquierda ni de derecha, era ambas y ninguna a la vez. “Fascismo: Usted tiene dos vacas; el Gobierno se las deja; usted las ordeña y él le saca la leche. “Nazismo: Usted tiene dos vacas; el Gobierno lo mata a usted y le saca las dos vacas. “New Deal: Usted tiene dos vacas: el Gobierno mata una, ordeña la otra y tira la leche a la cloaca. “Democracia capitalista: Usted tiene dos vacas. Vende una vaca, compra un toro, y con el tiempo se hace estanciero, dueño y señor de haciendas y vidas humanas. “Democracia: Usted tiene dos vacas (...) los demás, que revienten...Socialismo: Usted tiene dos vacas; le entrega una al vecino. “Comunismo: Usted tiene dos vacas. El Gobierno se las quita, las ordeña y le da a usted un poco de leche. “Justicialismo: Usted tiene tres vacas. Usted mata una vaca y les vende la mitad a sus paisanos; el Gobierno le defiende el negocio de una cuarta parte, que usted vende en el exterior, y usted le entrega al Gobierno el otro ¼ para ser distribuido entre los que no tenían ni una gallina. De paso, se salva de que estos necesitados hagan una ‘carnicería’ cuereándolo a usted y a sus tres vacas. Las otras vacas las guarda para que le sigan dando leche y terneros. ¡Ah!... Y si usted se aviva trabajando, ¡industrializa los restos de la vaca muerta y la leche de las vivas!...”15.
La búsqueda de una definición que diferenciase al justicialismo de otras doctrinas políticas resulta siempre necesaria con ejemplos sencillos que puedan resultar palpables para los argentinos. El justicialismo busca armonizar, evitar el descontento social de los marginados conteniéndolos a partir de una activa justicia social. Más allá de estas distinciones, el movimiento pendular, pragmático, que la caracterizaba podría desorientar a cualquier partidario que se sintiera perturbado ante las medidas de austeridad, ahorro e incentivo a la producción en beneficio de la patronal pregonadas bajo el Segundo Plan Quinquenal. Sin embargo, el peronismo no se entiende si no se lo siente, si uno no forma parte. Como mencionaba Raymond Williams al definir las “estructuras del sentir”: “Es un tipo de sentimiento y pensamiento efectivamente social y material, aunque cada uno de ellos en una fase embrionaria antes de convertirse en un intercambio plenamente articulado y definido”16 La revista, entonces, intentaba persuadir a estos peronistas ‘díscolos’, algo desconfiados por ciertas medidas del Gobierno, a partir de su sección llamada “Respuestas Peronistas”.
La presentación del Segundo Plan Quinquenal (1952) requería una difusión y concientización rigurosa para que quedasen claros los objetivos a seguir. Cada uno tenía cierta responsabilidad dentro de la “comunidad organizada” para lograr tales medidas. Mundo Peronista tenía como función organizar la difusión de la misma dentro de las Unidades Básicas, Sindicatos y en la administración pública. El adoctrinamiento era uno de los objetivos de “mediano plazo”17 que llevaba a cabo la Escuela Superior Peronista, a partir de su órgano de difusión. El método era el de brindar información, apuntando a lo cognoscitivo que sostenga el fundamento y oriente a la acción de cada partidario de la “Nueva Argentina”. Cada número contaba con un resumen y gráficos orientativos para facilitar la comprensión, además de brindar una Guía Doctrinaria para desarrollar en cada uno de los espacios, por ejemplo: “La reunión doctrinaria a realizarse durante la segunda quincena de diciembre comprenderá: I. — EL TEMA DE DOCTRINA: ‘Ningún peronista debe sentirse más de lo que es ni menos de lo que debe ser. Cuando un peronista comienza a sentirse más de lo que es, empieza a convertirse en oligarca’. II. — LA PALABRA DE PERÓN: Conceptos sobre planificación peronista. III. — LA PALABRA DE EVITA: Lectura y comentario de los capítulos XI y XII de ‘La Razón de mi Vida’”18.
Esta organización doctrinaria era una verdadera “liturgia peronista”, cuya programación contaba con una apertura donde se cantaban las marchas peronistas (La Marcha y Evita Capitana) durante cinco minutos, para luego pasar al tema doctrinario en cuestión (10 minutos), paso seguido la lectura de los evangelios de Perón y Evita (20 y 10 minutos respectivamente). Con esta distribución del tiempo, la revista confiaba en que se “permitirán 15 minutos para leer otro artículo, recitaciones, cantos, etc.”19 Aunque, como sostiene Michi (1996), difícilmente se habría respetado tal organización litúrgica, lo que se evidenciaba era la prioridad en incidir, aclarar y comprometer a la sociedad para el acatamiento al Segundo Plan Quinquenal. Ahora, ¿en qué se diferenciaban este Plan de Perón con respecto a los planes capitalistas y comunistas? ¿Cómo se diferenciaba de las políticas imperialistas? “En vez de planificar la salud y el abastecimiento del Pueblo, como es nuestro caso, se planifica allí el hambre, la enfermedad y la muerte. En los países imperialistas, dado que este plan de liberación del imperialismo, será objeto de las mayores reservas. Hasta ahora ningún país ‘atrasado’, pudo salir de su atraso sin un empréstito, sin la intervención de alguno de sus múltiples monopolios y sin la firma de algún pacto bilateral. (...) La principal clientela del imperialismo se encuentra en las regiones del mapa donde se carece de una industria propia, donde la cultura es muy baja y donde las condiciones de vida de las masas trabajadoras están por debajo de su estado cultural. El mejor cliente, por tanto, no es el que está mejor, sino el que está peor. Ahora bien: el progreso de algún miembro de la clientela representa para el imperialismo una merma sensible en su trágico negocio. Si progresaran todos como nosotros, su ruina sería completa. (...) El plan nuestro, en resumen, comprende el fracaso del plan de los imperialistas. De ahí, que quizá reine entre ellos un gran pesimismo sobre el futuro de la Argentina”20.
El plan peronista, por lo tanto, era liberador, predicado de la independencia de los imperialismos yanqui y soviético. El Segundo plan quinquenal no lo puede comprender ni el comunista, ni el capitalista: el comunista no lo entiende porque Perón no será dueño de todas las industrias porque defiende la libertad de empresa, “siempre que la empresa cumpla una función social”; y en vez de “exterminar a los campesinos” o “sitiarlos por hambre”, en la Argentina los campesinos “son dueños de la tierra que trabajan y lo que no lo son lo van siendo poco a poco”. A su vez, el capitalista “Mr. Harry” tampoco entiende la esencia del plan: “Más de Capiriote [cronista de Mundo Peronista, que está en “Babia”]: — Mr. Harry, ¿qué opina de la planificación peronista? Harry: — Nosotros siempre planificamos. Toda empresa es un plan...M: — Sí, pero ¿qué opina de esta planificación? H: — ¿A quién beneficia esa planificación? M: — Al Pueblo. H: —El Pueblo, el Pueblo... el Pueblo... ¿qué es eso? ¿Una S. A.? M: — No. H: — ¿Un trust? M: — No .H: — ¿Un cartel? M: — No. H: — Entonces, no entiendo. Eso de hacer un plan para beneficiar a alguien que no es el dueño, es todo lo contrario a lo que yo entiendo por plan. Como inversión no se lo aconsejo a ningún amigo. Me río de ese señor Perón...” 21
Como hacía mención una de las “Veinte erdades justicialistas”, “como doctrina económica, el Justicialismo realiza la economía social; poniendo el capital al servicio de la economía y ésta al servicio del bienestar social”. Semejante verdad peronista, ponía en el extremo al imperialismo yanqui: Estados Unidos somete, arrebata recursos, se agiganta a costa del hambre de los pueblos del mundo. La imposición del dólar, a costa de cualquier precio, es una alerta que evoca la revista frente a la postura norteamericana de good neighbour policy: “(...) El ejemplo más típico de semejante angurria lo tenemos en Norte América, donde culmina precisamente el capitalismo. Si al principio de la comilona se conformaba con ingerir tan solo a la clase trabajadora, ahora no le basta el sudor de su pueblo ni el sudor de todos los pueblos del continente. Se quiere tragar todo el globo terráqueo. Engullirse íntegramente el mapa. “La única ‘moneda sana’ que existe en el mundo es justamente la moneda de Norte América. Auspiciar la salubridad de la moneda, entonces, es trabajar por la tuberculosis del resto de la humanidad. Con su ‘moneda sana’ el coloso del Norte arruina toda moneda y coloca al planeta entre la espada y la pared del dólar. Esto es: o firma o revienta. (...) la economía sana es sana únicamente para la oligarquía y el imperialismo que se vale de ella con fines de explotación y de succión de la mano de obra y de las materias primas. (...) La ‘moneda sana’, como se ve, es un verdadero cuento del tío. Un cuento del Tío Sam”22.
Se manejaba un mensaje claro, sin recursos rimbombantes, de qué forma Estados Unidos subyugaba a los países en detrimento de sus intereses económicos y políticos, la denuncia hace referencia a la discriminación a la Argentina a partir del Plan Marshall y los “aprietes” para entrar en organismos financieros como el naciente Fondo Monetario Internacional, del cual Argentina se negó a formar parte hasta el derrocamiento de Perón y el ascenso de la “Revolución Libertadora”. Sin embargo, no se detenía en la situación de Estados Unidos para con la Argentina, sino que mencionaba la situación boliviana antes de la Revolución de 1952, cuando todavía Mundo Peronista reflejaba algunas particularidades políticas en Latinoamérica y no existían evidentes contradicciones como se presentarían bajo la presidencia de Eisenhower: “(...)En Bolivia, cuando mandaba Patiño en las minas de estaño, se pagaba en plata acuñada, pero los obreros ganaban un peso y veinte centavos al día por una jornada tan larga que a veces duraba toda una semana, y vivían, término medio, entre 28 y 30 años. Además, para conservar la solidez del numerario, vuelta a vuelta había que emplear los fusiles y las ametralladoras”23.
Con la presentación del Segundo Plan Quinquenal, Mundo Peronista tuvo una ardua tarea por emprender: el cumplimiento de sus metas exigía un gran esfuerzo de financiación por parte del Estado. No obstante, debido a las condiciones internacionales desfavorables y una visible caída de la bonanza económica, el Gobierno no contaba con fondos suficientes para la escala de inversiones que se pretendían llevar a cabo. De allí que, junto al recurso de los títulos de la deuda pública, se contempló la idea de estimular la inversión de capitales extranjeros. Esta medida logró apaciguar, en el terreno político, gran parte de las fricciones en las relaciones internacionales. Perón necesitaba de sobremanera la llegada de divisas, acordar un entendimiento con Estados Unidos. La revista así, buscó aumentar las distinciones entre quienes son los enemigos del peronismo dentro de los Estados Unidos (Truman, Braden, la prensa norteamericana). Se acordó en apuntar todos los fusiles hacia el presidente próximo a cumplir su mandato: se lo ridiculizaba en su aspecto (sobre todo hacia su predilección de sus corbatas payasescas), se burlan de su hija que “canta como un perro”; pero también en lo relativo a su política internacional, criticado sobre todo por la Guerra de Corea, que, por otro lado, les resultaba como mejor ejemplo para mostrar los beneficios de la doctrina justicialista ante el imperialismo yanqui.
A medida que se acercaba la partida del presidente demócrata, se acentuaba su crítica, adjudicándole todos los males a su gobierno; mientras que se veía con particular esperanza y expectativas la llegada del republicano Eisenhower. “— (...) se empieza a añorar los tiempos de ‘Mr. Truman, el descuidado’. — ¿’El descuidado’?— Sí... ¿no leyó usted las primeras declaraciones de Mr. Foster? — No... — Sí... eso que dijo de que Mr. President había ‘descuidado’ un poco a América Latina...— ¡Cómo sería si nos hubiese ‘cuidado’!“ (...) Porque así, ‘como al descuido’, nos ‘regaló’ millones de dólares en ayuda técnica... esa que ahora, los que la recibieron no saben cómo ‘pagar’ tanta amabilidad. “Y así, ‘como al descuido’... ‘compró’, para ayudarnos: la fruta de Panamá, el pescado de Perú, el petróleo de Venezuela, el café de Brasil, el estaño de Bolivia, el cobre de Chile, la piedra y la arena, los turistas... los exiliados y los diarios de... ¡todo fue ‘así como al descuido’!”24
Durante la administración Truman, la política con respecto al gobierno peronista se había caracterizado por su falta de relieve dentro del gobierno y por una relativa independencia de acción por parte de las diferentes dependencias oficiales. Las oportunidades de entendimientos resultaban infructuosas: cuando los Estados Unidos se sobresaltaron por la victoria comunista en China, intervinieron, de la mano de sus aliados, en Corea en 1950 para impedir que el régimen comunista del norte de ese país dividido se extendiera hacia el sur. La Argentina había apoyado en un principio tal iniciativa, sin embargo, rápido de reflejos, Perón modificó su posición con respecto al conflicto con Corea y nunca aportó el apoyo prometido. Mientras, en consecuencia, Perón acusaba a la prensa norteamericana de difundir mentiras y suspendía las noticias de agencias de los Estados Unidos y prohibía varias publicaciones, los Estados Unidos se decepcionaba e incrementaba presiones desde otros ángulos políticos, afín de buscar la cooperación argentina exigida por el país del Norte25. Así, desde ambas partes, existían actitudes y posturas que buscaban acuerdos que no prosperaban por distintos factores. Por el lado del peronismo, cualquier posición que lo vinculara fuertemente a la administración Truman ponía en peligro su base de apoyo: uno de los motivos que había favorecido al gobierno peronista para acceder al poder fue justamente su postura independiente y nacionalista frente a la belicosa oratoria y aliento del embajador Braden en consonancia con la Unión Democrática ante el peligro nazifascista de Perón. Cuando se agravó la economía nacional, y ante la presentación del Segundo Plan Quinquenal, Perón tuvo que moderar su política para muchos antinorteamericana, debido a la necesidad de entendimiento que facilitase la entrada de inversores norteamericanos, que eran los principales dueños de divisas. Como tenía que ser, también Mundo Peronista tuvo que moderar su crítica, agudizando y englobando acusaciones exclusivas a ciertos sectores del gobierno estadounidense: el enemigo interno que siempre “metió la cola” era Braden, mientras que el enemigo externo era el presidente Truman. Harry Truman defendía y representaba el imperialismo yanqui. Por lo tanto, Mundo peronista no se pronunciaba como antinorteamericano, sino como antiimperialista.
La revista dependía de la actualización doctrinaria, y esa actualización se estudiaba a partir de los discursos de Perón y de sus artículos escritos bajo el seudónimo de Descartes. De estos últimos, tomaban los conceptos, y los profundizaban y simplificaban, para que fueran comprendidos sin malentendidos. “No existe tal antiyanquismo, sino sentido de legítima defensa. No se extiende nada por América latina, como no sea un sentido de dignidad patriótica, que no es posible atropellar”26 Para justificar una postura neutral y amigable ante cualquier cambio en la administración estadounidense, desde la doctrina el justicialismo propondría otro significado de nacionalismo, que se distanciaba del tradicional. A partir del desarrollo que había expuesto Descartes en base al tema en un artículo publicado en Democracia, en agosto de 1952, titulado “Internacionalismo y nacionalismo”, Mundo Peronista exponía dichas distinciones del nacionalismo justicialista, en comparación al nacionalismo “aislacionista yankee de hace 30 años”, que “fue una evidente deformación del nacionalismo”, y también del nacionalismo racista y xenófobo de los nazis: “Así como el hombre tiene el sentido y el sentimiento de su individualidad pero al mismo tiempo posee el sentido y el sentimiento de sus responsabilidades familiares y sociales; también es innato, en su corazón, el sentido y sentimiento de lo nacional sin que deje de sentirse integrante responsable de la comunidad internacional”27. El nacionalismo justicialista propugna la armonía, “la hora de los pueblos” para Latinoamérica, pero también busca una armonía entre las demás naciones. Está en contra de los imperialismos, sea yanqui o soviético, pero no de sus gobiernos. Por ejemplo, ¿por qué ser enemigo de Rusia, si “nuestra independencia económica ni nuestra economía han sido amenazadas”28? Si sus respectivos gobiernos cambian su política externa, no hay motivos para enfrentarse: “Así como el individuo perfecciona la comunidad concurre a la realización del individuo, las naciones deben perfeccionar a la comunidad mundial y ésta a su vez debe extender el horizonte limitado de las naciones”29. Si solamente existen sectores en Estados Unidos que representan el imperialismo y entre ellos forma parte la propia administración, ¿qué pasaría si su sucesor no responde a tales sectores? ¿Qué pasaría si, como especulaba la revista, “Eisenhower le sonríe a Perón”? “Si Eisenhower se convierte al peronismo: ¿qué harán los vecinos solos en el mundo? ¿Se arrepentirán? ¿Se rasgarán las vestiduras? (...) Si Ike se convierte, a ellos les quedará un solo camino: convertirse”30. De esta manera, con semejante expectativa que linda a lo ingenuamente ridículo, Mundo Peronista se adecuaba a una nueva etapa de la Argentina ante los Estados Unidos, mucho más medida y menos crítica. Las necesidades políticas y económicas del gobierno justicialista requerían establecer nuevos términos con la nueva administración estadounidense.
* Julián Otal Landi es Profesor en Historia. Miembro académico del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas. Profesor Titular de la Catedra Historia de la Historiografía en ISP Dr. Joaquín V. Gonzalez.
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Van Der Karr, Jane. Perón y los Estados Unidos, Buenos Aires: Vinciguerra, 1990.
Williams, Raymond. Marxismo y literatura, Barcelona: Península, 2000.
1 Democracia, 21 de febrero de 1952. También Descartes (1953), 296
2 La Nación Argentina: justa, libre, soberana, Buenos Aires: Peuser, 1950, p. 474.
3 Mundo Peronista, 15 de julio de 1951, N° 1.
4 El 26 de enero de 1951, había comenzado el boicot del sindicato de vendedores de diarios al periódico La Prensa. Uno de los motivos que expone Rapoport y Spiguel es que La Prensa mantenía fluidas relaciones con agencias de noticias internacionales muy críticas hacia Perón, se destacaba la United Press, además contaba con importantes apoyos de medios de prensa norteamericanos. Rapoport, Mario y Claudio Spiguel (2009), 348.
5 Rapoport, Mario y Claudio Spiguel (2009) 284.
6 Mundo Peronista, 1 de agosto de 1951, N°2, p.18
7 Gené, Marcela (2009), 3.
8 Antes de este número, todavía este personaje contrera no llevaba nombre, y la revista invitaba a sus lectores a elegir un nombre adecuado.
9 Mundo Peronista, 1 de octubre de 1951, N°7, p. 30.
10 Mundo Peronista, 1 de noviembre de 1951, N° 9, p. 33. (El destacado es del original).
11 Ibid.
12 Mundo Peronista, 15 de Mayo 1953,N° 42, p. 34.
13 Mundo Peronista, 15 de agosto de 1951, N° 3, p. 17. (El destacado es del original)
14 Mundo Peronista, 15 de octubre de 1952, N° 31, p. 5
15 Mundo Peronista, 1 de agosto de 1951, N° 2, p. 33.
16 Williams, Raymond (2000), 153
17 Michi, Norma Amalia (1996), 299 –302.
18 Mundo Peronista, 1 de diciembre de 1952, N° 34, p.36.
19 Mundo Peronista, 15 de mayo de 1953, N° 43.
20 Mundo Peronista, 1 de enero de 1953, N° 36, p. 31. (El destacado es del original)
21 Ibid. p. 49
22 “Todo bicho que camina va a parar al asador del Tío Sam”, Mundo Peronista, 1 de noviembre de 1952, N° 32, p.47.
23 Ibid.
24 Mundo Peronista, 1 de febrero de 1953, N° 38, p. 50.
25 Tulchin, Joseph A. (1990), 220.
26 Descartes (1953), 444.
27 Mundo Peronista, 15 de febrero de 1953, N°39, p.45.
28 Descartes (1953), 435
29 Mundo Peronista, 15 de febrero de 1953, N°39, p.45.
30 Mundo Peronista, 1 de enero de 1953, N° 36, p. 11.