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01/02/11 -- N62

 06/08/2024   1162

En la historia argentina, de manera cíclica, se pone en cuestionamiento el modelo de acumulación de riquezas y el modo en que éstas se redistribuyen (o no). Pareciera que no tienen fin las idas y vueltas de gobiernos que proponen modelos antagónicos y que pretenden disolver lo realizado por la gestión anterior.


Esta nota pretende exponer una serie de conceptos e ideas sobre el individuo y la comunidad para contribuir a los debates necesarios para el consenso social de los argentinos/as.


La globalización se viene desarrollando hace muchos años, pero sin dudas a partir de la aparición de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) se generó un impulso que incrementó la aceleración que ésta produce en los distintos procesos económicos, sociales, culturales, etc.


Desde el año 2016 en adelante, vimos cómo la fuerza política gobernante a través de sus discursos difundió conceptos como meritocracia, libertad, cambio o esperanza. Lo preocupante de esto fueron dos cuestiones: por un lado, que pretendían tener la fórmula del éxito, pero en la práctica con ellos no triunfó nadie lo que evidenció que eran conceptos vacíos. Por otro lado, implicó la instalación de una perspectiva individualista que llevó a concebir la vida de cada persona alienándola de la comunidad a la que pertenece y, en consecuencia, entrando en una dinámica que carece de objetivos comunes.


El 20 de marzo de 2020, en Argentina se dispuso la ampliación de la emergencia sanitaria y el ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio Decreto 297/2020) como medida ante la Pandemia producida por el SARS-COV 2 (COVID-19). Esta decisión perduró un año, lo que implicó que la mayoría de la población estuviera aislada en sus casas utilizando herramientas digitales para la compra de alimentos, el desarrollo de sus actividades laborales y principalmente para no perder la conexión con sus entornos. Si bien la pandemia y sus medidas preventivas han finalizado, la costumbre sobre la utilización de estos medios, para todos los aspectos de la vida, es el gran hábito que nos ha dejado.


En este momento, la Argentina está siendo conducida por un gobierno que también incita al individualismo. Tal es así que una funcionaria del ex-Ministerio de Desarrollo Social afirmó que no le daría los alimentos que ese organismo distribuía a los comedores de manera directa (cuando éstos para solicitarlos cumplen con una serie de requisitos formales) sino que lo haría de manera individual, es decir, persona por persona.



La decepción que han causado los gobiernos que enuncian mucho pero que realizan poco; el exceso de información a través de las redes sociales que convocan al cuidado del individuo como único bienestar posible; la realidad que éstas crean suponiendo un mundo en el que estamos todos/as conectado/as, pero que si miramos alrededor nos encontramos solos/as en una habitación, contribuye al individualismo extremo creador de masas, y atenta contra la democracia social que crea pueblos.



La verdadera democracia es aquella en donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo”. (Perón, Juan D. 1974. Modelo argentino para el proyecto nacional. Punto de encuentro. 2020.).


Siguiendo esta premisa resulta pertinente preguntarnos ¿qué quiere el pueblo? Y en segunda ¿cómo se logra conocer lo que el pueblo quiere?


Hace muy poco se cumplieron 50 años del Modelo Argentino para el Proyecto Nacional de Juan Domingo Perón. Esta publicación es un análisis que aborda lo político, lo económico, lo social, lo cultural, lo científico tecnológico, lo ecológico y lo institucional. Concluye en que es necesario establecer un modelo de país que resulte de la interpretación de los deseos y valores del pueblo argentino y que conduzca a su felicidad (Perón, Juan D. 1974. Modelo Argentino para el Proyecto Nacional. Punto de encuentro 2020).


En ese texto, Perón desarrolla el concepto “Democracia Social”. ¿Por qué social? Porque la verdadera democracia es aquélla donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo; porque la sociedad es su marco, su objeto y el instrumento de su realización; porque el pueblo organizado en sociedad es el actor de las decisiones y el artífice de su propio destino; y porque procura el equilibrio del derecho del individuo con el de la comunidad (Perón, Juan D. 1974. Modelo Argentino para el Proyecto Nacional. Punto de encuentro 2020).


Me parece relevante poner nuevamente al pensamiento justicialista en escena porque estamos en tiempos en donde se cuestiona la democracia intentando establecer, desde una perspectiva anarco capitalista, discursos que la bastardean diciendo que no genera ninguna garantía ni representación. El justicialismo pone al pueblo como protagonista y como artífice de su propio destino, es decir, como el hacedor y defensor de esta democracia.



El desafío es recuperar valores y objetivos individuales y colectivos comunes. Para ello, es necesario generar encuentros que permitan poner en común los distintos pensamientos, las distintas ideas con un hilo conductor que sea el de actualizar el modelo argentino desde una perspectiva nacionalista.


Las nuevas tecnologías han complejizado demasiado a las sociedades del mundo. Por esto mismo resulta necesario complejizar la manera de problematizarlas.


El filósofo Byung Chul Han desarrolló el concepto de Psicopolítica para explicar que el neoliberalismo como mutación del capitalismo, resultó ser un sistema de mayor eficiencia para explotar la libertad. Se explota todo aquello que pertenece a prácticas y formas de libertad, como la emoción, el juego y la comunicación. Ya no es eficiente explotar a alguien contra su voluntad. La psicopolítica se inserta en las emociones de las personas para influir en sus acciones. (Han, B. C. Psicopolítica. 2014. Editorial Herder.).


Como hemos visto anteriormente, no es novedad la influencia que tienen actualmente las redes sociales sobre las personas. Además, las redes se han vuelto un escenario de disputas sin ningún tipo de valores, en donde de manera invisible cada persona puede vociferar sobre cualquier tema sin fundamentos y sin identificación. Lejos de que esto sea el esplendor de la libertad de expresión, al ser mejor visibilizados los mensajes pagos y las cuentas Premium, podemos afirmar que los mensajes que más llegan son los que producen las elites que esconden detrás algún tipo de interés. De esta manera, difícilmente vamos a lograr el consenso social que necesitamos.


Resulta un desafío el desarrollar el individualismo consolidando su función social dentro de una comunidad. Para esto, debe haber acuerdos entre esos individuos sobre las ideas y prácticas a llevar a cabo entre todos/as. El Modelo Argentino para el Proyecto Nacional establece que el principio fundamental debe ser la búsqueda del bien común. Bajo esta premisa, resulta difícil que quien piense en comunidad esté en desacuerdo con ese fin último. Es necesario realizar profundos debates donde participen todos los sectores con ese objetivo común, sólo así será posible diseñar un modelo de país que sea propio de cada individuo y a la vez del pueblo.


Es vital que las organizaciones intermedias promuevan instancias de participación y debate, para efectivamente comenzar a recorrer el camino que nos lleve a esa democracia social en la que realmente el gobierno haga lo que el pueblo quiere y defienda un solo interés, el del pueblo. (Perón, Juan D. 1974. Modelo Argentino para el Proyecto Nacional. Punto de encuentro 2020).

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