En estos días se cumplen cincuenta años de la partida de nuestro líder y fundador, el General Juan Domingo Perón. Cincuenta años en los que su legado es cada vez más necesario y urgente.
El país que en el que él murió era inmensamente mejor que el que hoy vivimos, mucho más justo, mucho más igualitario. Y lo era así en gran medida por todo lo que él había realizado, por las conquistas sociales establecidas desde el gobierno, por las organizaciones que fortaleció para defenderlas y por una doctrina que llevó a millones y millones de argentinos a hacerla propia.
Por eso es tan importante hoy, cuando tenemos un presidente como Milei que niega explícitamente nuestros conceptos centrales (la Justicia Social, la Patria, la Comunidad. la Igualdad, la Democracia), volver a las enseñanzas del General.
Mi padre me recuerda siempre que el peronismo, la doctrina peronista que surge de los textos fundadores del General, no es una construcción ideológica cerrada y terminada a la manera que suelen serlo las ideologías políticas. Por el contrario, el peronismo es el programa que expresa en cada coyuntura los deseos e intereses de la mayoría social que conforma el conjunto de los/as trabajadores/as formales e informales de nuestra Patria.
Lo permanente del peronismo expresado en sus tres banderas históricas son las raíces de las que debe surgir, en cada etapa la definición de un programa que transforme esa mayoría social en mayoría política enraizada en las signos y desafíos de su tiempo.
Esto es lo característico del peronismo, que por eso no es un simple partido unido habitualmente en torno a una ideología determinada, sino un movimiento en permanente actualización. Y precisamente en esto reside para mi padre una parte esencial de su notable permanencia en la vida política argentina.
Hoy, como decíamos antes, esta tarea es más esencial que nunca para superar la etapa de desaliento y resignación que se abrió sobre todos los movimientos populares con la época neoliberal que, aunque parezca mentira por los nefastos efectos que ha tenido sobre las grandes mayorías, pretenden seguir presentándose como el punto de llegada de la historia.
Por todo ello felicito a los editores de Escenarios por haber logrado reunir y publicar estos trabajos notables sobre las ideas centrales de nuestros querido General, cuando tanta falta nos hacen. La actualización político doctrinaria no es una opción más. Por el contrario, es el requisito ineludible para que volvamos a construir esa mayoría política y social que el país demanda para que vuelvan a reinar en el Pueblo, el Amor y la Igualdad