El 14 de septiembre pasado, desde la Unión Del
Personal Civil De La Nación (UPCN) convocamos al Congreso “Estado: Innovación y
profesionalización desde los trabajadores” para promover un análisis conjunto
sobre la implementación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación
(TIC) en la administración de los servicios públicos y de las prácticas de
gobierno.
Esta actividad se asentó, por un lado, sobre la
necesidad de analizar, qué tipo de tecnologías facilitan realmente el acceso de
toda la población argentina a los servicios y derechos que el Estado debe
garantizar; y, por otro, sobre la certeza de que los/as trabajadores/as
públicos debemos tener un rol protagónico en los procesos de innovación, porque
sin nosotros no hay Estado.
El trabajo se dividió en dos partes: 1) elaboración de
conceptos y exposiciones con el objetivo de facilitar la comprensión y la
comunicación sobre estas nuevas problemáticas (alfabetización digital); 2)
debate y análisis de la realidad de los distintos organismos con relación a los
tópicos aprendidos.
Para dar continuidad al camino iniciado en el evento,
mediante este documento compartimos una pequeña reseña de los tres ejes
abordados, con el fin de que sirvan como sustento para los próximos pasos a
dar.
1. Ciberseguridad.
Introducción conceptual.
La ciberseguridad es una disciplina que consiste en
técnicas, políticas y procesos para resguardar la seguridad de la información.
Su aprobación y tutela dependen de la máxima autoridad de cada organismo.
El objetivo de esta disciplina es que la información
preserve su confidencialidad (que sea accesible sólo para aquellas personas
autorizadas); su integridad (que se salvaguarde la exactitud y los métodos de
procesamiento) y su disponibilidad (que implica que debe estar en el momento
que el usuario la requiera).
La importancia de la seguridad de la información
impacta en su autenticidad, responsabilidad, no-repudio y confiabilidad.
La información y los procesos de apoyo son activos
críticos para el funcionamiento del Estado nacional en el siglo XXI. Para su
protección adecuada, es importante clasificarla de acuerdo con la sensibilidad
y la criticidad; documentar y mantener actualizada la clasificación efectuada;
definir qué usuarios deben tener acceso a la información de acuerdo con sus
funciones y competencia, y analizar los riesgos a partir de la evaluación de
las vulnerabilidades, la probabilidad de ocurrencia de algún evento de
ciberseguridad y el impacto que tendría si sucediera.
La seguridad de la información se logra implementando
un adecuado conjunto de controles, que incluyen políticas, procesos,
procedimientos, personal capacitado y estructuras organizacionales adecuadas. Es
por ello que, además de la normativa vigente, cada organismo debe tener su
propia política de ciberseguridad, y ésta debe ser conocida por todos los/as
trabajadores/as para tener vigencia efectiva.
Debate y análisis.
Luego de presentar la introducción conceptual, del
debate emergente quedó en manifiesto que:
Un porcentaje muy alto de los participantes desconocía
si en sus organismos existían áreas que tuvieran bajo su responsabilidad la
ciberseguridad, concluyendo en que, de existir, claramente no contaban con
difusión interna.
En algunos organismos hay enlaces técnicos, pero sin
nombramiento suficiente que jerarquice y ordene.
Existe una marcada preocupación por la seguridad de
las bases de datos con información sensible referida a los/as ciudadanos/as.
Muchas veces se trabaja con herramientas informáticas que podrían presentar
vulnerabilidades en torno a la seguridad y a la soberanía (por ejemplo,
plataformas colaborativas de Google).
Las circunstancias del punto anterior afectan el
desempeño y las condiciones de trabajo, creándoles incluso grandes
preocupaciones al momento de tener que responder frente a las auditorías por
cuestiones que exceden a los/as trabajadores/as.
Existe una “vulnerabilidad” de los trabajadores/as y
de los ciudadanos/as que es consecuencia del uso impuesto de herramientas “que
no se terminan de comprender”, del que pueden derivar efectos imprevistos.
Las oficinas no suelen contar con equipos y software lo suficientemente
actualizados, y en muchos organismos se evidenció que las máquinas se utilizan
de manera compartida, no por cuestiones de economía racional, sino de falta de
insumos.
Habiendo finalizado el ASPO, la mayoría de los
organismos conserva trabajadores/as desempeñándose total o parcialmente desde
sus domicilios con recursos propios, sin mantenimiento adecuado de sistema ni,
particularmente, de antivirus.
Los puntos 1, 4, 6 y 7 fueron enfatizados desde el
aspecto de la vulnerabilidad de los/as trabajadores/as al hacerse una
introducción a la Decisión Administrativa 641/2021 JGM, la cual, en tutela de
la seguridad de la información, promueve las sanciones contra los/as
trabajadores/as sin tener en consideración que estos no cuentan ni con las
herramientas físicas ni lógicas necesarias, ni con la debida inducción a las
políticas de seguridad de la información de las jurisdicciones, ni con
capacitación suficiente para el uso de ciertas operaciones.
Propuestas:
Realizar campañas orientadas y acompañadas desde la
perspectiva de los/as trabajadores/as para la sensibilización y difusión sobre
derechos, responsabilidades y cuidados sobre temas de ciberseguridad.
Promover un acuerdo con el estado empleador para que
la planificación, la implementación, y la evaluación de la aplicación y de los
efectos de las herramientas tecnológicas, sea abordada a través de una
instancia paritaria, ya que sus consecuencias no sólo alteran el modo de
producción, sino que también pueden afectar: el ambiente digno de trabajo, la
vida particular y familiar de los/as trabajadores/as. En este punto, se asentaron
ejemplos dados sobre trabajadores/as concretos que, por vulneraciones a la
seguridad de la información ajenas a su responsabilidad, terminaron
involucrados en investigaciones disciplinarias internas y, en casos más
extremos, penales.
Impulsar desde el área de Innovación del Estado y
desde las propias jurisdicciones, la creación de herramientas colaborativas de
trabajo seguras, con servidores propios para garantizar la seguridad, la
trazabilidad y la soberanía de la información.
2.- Sobre Gestión Electrónica.
Introducción conceptual.
La Gestión Digital es, sintéticamente, la posibilidad
de realizar trámites, gestiones y celebrar actos administrativos por medios
digitales con la misma validez y efectos que antes sólo otorgaban el papel, la
firma manuscrita y los sellados.
Algunos ejemplos de la Gestión Digital son las
notificaciones electrónicas (incluidos los correos electrónicos), los sistemas
de expedientes electrónicos y los trámites a distancia.
Uno de los principales medios de gestión digital con
los que nos desempeñamos los/as trabajadores/as estatales es el sistema de
Gestión Documental Electrónico (GDE). Se trata de un sistema obligatorio para
los/as trabajadores/as del sector público nacional cuya utilización es
imprescindible para la realización de nuestra tarea diaria.
Algunas de las características más destacadas de la
utilización de GDE son: no reconoce límites temporales ni espaciales, se
encuentra siempre activo, y es un sistema en el que todo deja “huellas”.
Al usar GDE debemos tener en cuenta que al momento de
crear nuestros usuarios y utilizar el sistema aceptamos sus términos y
condiciones, y que esa aceptación y el uso del sistema nos pueden generar
responsabilidades administrativas, civiles y penales. Sobre nuestras acciones
en GDE, vale enfatizar, podemos ser auditados en nuestro trabajo por parte de
los Administradores del Sistema y sus Auditores.
Es muy importante tener presente que cuando trabajamos
en GDE no “subimos documentos” (cual si fuera una foto en una red social) si no
que creamos o emitimos, “vinculamos” actos administrativos o, incluso,
validamos documentación. Consecuentemente, hay que reflexionar sobre la
importancia de no divulgar o hacer públicas las claves de acceso a nuestros
usuarios, ya que deberemos hacernos responsables por lo actuado en nuestro
nombre. Loguearse en el sistema, es afirmar que somos nosotros entrando.
Debate y análisis:
Luego de analizar distintas herramientas y el marco
normativo existente en la cuestión de la gestión digital, y siempre celebrando
la importancia de aplicar la tecnología para facilitar y economizar la gestión,
se observaron los siguientes puntos a tener en consideración para que este
proceso (el de digitalización) sea realmente más eficaz y eficiente:
A la hora de implementar un sistema de gestión
electrónica, hubiera sido recomendable la consulta previa de las áreas
involucradas, particularmente, las administrativas.
La capacitación brindada tanto para su uso como para
la comprensión de su lógica estratégica fue y es insuficiente.
La ausencia de límites temporales y espaciales de
estas tecnologías afecta el derecho a la desconexión.
La mayoría manifestó desconocer las implicancias de
difundir sus claves de GDE, muchos, incluso, manifestaron que eran sus
superiores quienes los instaban a compartirlas.
Hubo un gran alivio y agradecimiento de los
participantes por haber logrado comprender las implicancias y riesgos que tiene
tanto para la Administración como para las personas, una gestión incorrecta de
estos sistemas.
En algunos organismos se manifestó preocupación por la
falta de integración al sistema de gestión electrónica de ciertas provincias,
imposibilitando la interacción y la inclusión federal.
Propuestas:
Se propuso impulsar capacitaciones por área sobre los
derechos, las responsabilidades y la correcta utilización de GDE.
Se expresó la necesidad de capacitaciones para el uso
práctico de estas herramientas, pero que fuera de manera presencial, donde cada
alumno/a pudiera ir ejercitando sobre una computadora (la mayoría de los cursos
fueron online y con explicaciones mediante la exposición de plantillas del tipo
Power Point).
No subordinar al “sistema” la distribución del
trabajo. Esto en algunos casos da lugar a prácticas “dudosas”, como cuando, por
ejemplo, se ordena a un/a trabajador/a no resolver un expediente, pero
conservarlo como pendiente bajo su usuario; y, en otros casos, contribuye a la
distribución inequitativa del trabajo.
Crear manuales de procedimientos que respondan a las
necesidades de las áreas específicas y que estos sean notificados y explicados
a los/as trabajadores/as y funcionarios/as para que luego rija un régimen de
responsabilidad justo sobre el buen uso de los sistemas de gestión electrónica.
3.- Inteligencia Artificial para la Administración
Pública.
Según la definición de la UNESCO, los sistemas de
Inteligencia Artificial (IA) son tecnologías de procesamiento de la información
que integran modelos y algoritmos que producen una capacidad para aprender y
realizar tareas cognitivas, dando lugar a resultados como la predicción y la
adopción de decisiones en entornos materiales y virtuales.
Los sistemas de IA están diseñados para funcionar con
diferentes grados de autonomía, mediante la modelización y representación del
conocimiento y la explotación de datos y el cálculo de correlaciones.
Al contrario a lo que se suele pensar, la tecnología
en general y los sistemas predictivos o la Inteligencia Artificial en particular,
no son neutrales. El uso y la programación siempre poseen objetivos, sesgos y
tendencias.
Esta característica de la IA impacta actualmente a
nivel político con lo que se llama refuerzo de sesgos ya que las plataformas de
búsqueda ofrecen materiales que coinciden, confirman y refuerzan nuestras
creencias y posiciones, lo que favorece la polarización y la radicalización. A
esto se suman las fake news y las deep fake news.
También es habitual pensar que la IA es transparente,
pero esto es otro mito. La mayoría de las personas no sabemos lo suficiente
sobre programación como para poder escrutar lo que sucede “detrás” de una app o
de un sistema. Y es importante tener en cuenta que la inteligencia artificial
no es un canal de transmisión de información, sino un sistema de procesamiento.
La IA puede ser una herramienta útil en el manejo de
grandes datos y para facilitar la redacción de documentos, pero esto siempre
debe ser bajo la supervisión de personas porque puede tender a profundizar
brechas e inequidades, y porque no es infalible y puede reiterar decisiones
erróneas si no hay control suficiente y oportuno.
Por otra parte, tampoco estas herramientas son la
solución cabal a las demandas. El ejemplo más cercano son los chatbots o asistentes virtuales: Si bien
estos pueden funcionar como un primer espacio de consulta, también es cierto
que suelen frustrar a los/as ciudadanos/as por contar con pocas opciones, ser
estancos, y en muchos casos globales. Por eso, las personas siempre deben tener
la opción de optar por el contacto con trabajadores/as, ya sea de manera
presencial o por cualquier otro medio.
La necesidad de sostener espacios de interacción es
fundamental en la Argentina. En nuestro país existe un alto nivel de analfabetismo
digital, y hay sectores que no cuentan con el conocimiento y experiencia
habitual de interactuar con ese tipo de tecnologías. A eso se suma que parte de
nuestra sociedad aún no accede a dispositivos electrónicos y a la conectividad
necesaria para poder navegar por internet. Plantear como único canal el digital
es excluir.
Asimismo, suele suceder que los sistemas de IA
“prefabricados” destinados a la gestión de personal y a la relación con los/as
ciudadanos/as no contemplan estilos locales ni los entornos culturales, y están
orientados a eficiencia técnica sin contemplar diversidades culturales ni de
colectivos.
Debate y análisis:
En este caso, al dialogar con los/as compañeros/as se
hicieron visibles varias inquietudes, sobre las que resaltamos:
Preocupación por el circuito trabajo – tecnología –
desempeño, en atención de las implementaciones absolutamente unilaterales y
antidemocráticas que el Estado Empleador viene realizando en los procesos de
“innovación”.
Las alteraciones impuestas en el modo de producción
demandan capacitaciones y actualizaciones para el desempeño en nuevas funciones
y tareas, que no se están dando ni con la eficacia ni con la eficiencia
requeridas por las circunstancias.
Existe una clara preocupación entre los/as
trabajadores/as públicos ante la palpable amenaza de que la digitalización de
servicios y políticas públicas acentúe las brechas sociales.
Propuestas:
Dejar de lado los mitos sobre la neutralidad, la
transparencia y la infalibilidad tecnológica, es fundamental para poder pensar
qué tipo de herramientas digitales son útiles para mejorar nuestro trabajo y
garantizar al pueblo argentino la gestión de servicios públicos que se merece.
En otros términos, nuestra propuesta es pensar en
tecnologías convenientes, que son aquellas tecnologías de cualquier grado de
complejidad y escala, producidas en el país o adquiridas en el exterior (pero
con protección sobre los intereses nacionales) que tienen como misión mejorar
la calidad de vida de la sociedad y respetar la naturaleza.
Para contar con las tecnologías convenientes debemos
pensar cuáles son las nuevas competencias que la administración pública debe
desarrollar y cuáles son los recursos y las necesidades presentes a nivel país
y sobre cada dependencia en particular.
La participación de los/as trabajadores/as
públicos en la selección, evaluación, adecuación y aplicación de estas
tecnologías, no sólo es importante para garantizar el empleo y que éste sea en
condiciones dignas, sino porque, fundamentalmente, estas tecnologías nos crean
una nueva tarea: la de ser guardianes para que su implementación no agudice las
brechas sociales existentes.
Desde esa lógica, se propuso la creación de una
instancia de carácter de “observatorio” para encaminar los procesos de
“modernización” o “innovación” de manera tal que resulten de una aplicación
ética de la tecnología al servicio del pueblo.
Reflexiones generales.
“Esta tecnología o ninguna tecnología”, una falsa
dicotomía.
Vemos que en el debate sobre la incorporación de las
TIC al trabajo se pretende imponer un escenario en el cual sólo hay dos
posiciones dicotómicas: “Es esta tecnología o ninguna tecnología”. De esa
forma, o se acepta la actual situación, o se está en contra de la incorporación
de nuevas herramientas al trabajo en el Estado. O se está a favor “del futuro”
o se “quiere volver al pasado”. Así parece imposible cualquier aporte o crítica
constructiva.
Para nosotros, por el contrario, lo único
imperativo en el debate es sobre cuáles tecnologías son las convenientes para
avanzar en el camino hacia la Justicia Social, garantizando la soberanía de
nuestro país.
Las preguntas serían entonces: ¿Qué es necesario
hacer? ¿Cuáles son las mejores herramientas para lograrlo? ¿Cómo aportamos los/as
trabajadores/as en los procesos de innovación?
La tecnología no es neutral.
Como se explicó en el punto pertinente, contrario al
mito sostenido y “exculpante” de que la tecnología y los sistemas de
inteligencia artificial son neutrales, éstos encarnan objetivos, sesgos y
tendencias.
Pero además, las tecnologías influyen en cómo nos
comparamos. Mientras supuestamente
estamos hiperconectados, realmente estamos cada vez más aislados. Mientras
supuestamente contamos cada vez con más información, estamos cada vez más
desinformados. Mientras que las tecnologías deberían mejorar nuestra calidad de
vida y hacer nuestro trabajo cada vez más llevadero, lo que realmente ocurre es
que estamos cada vez más atareados y con la perpetua sensación de no contar con
el tiempo suficiente. La soledad, el individualismo, la sobreexplotación
laboral, la falta de definición de temporalidades y espacios para las tareas
tienden a aislarnos y a ensimismarnos.
El rol de la organización de los/as trabajadores/as es
fundamental para contrarrestar esa tendencia, porque la Unión busca crear lazos
de solidaridad y compañerismo allí donde las tecnologías tienden a generar
aislamiento y competencia. Esto no significa ser anti-tecno, sólo significa ser
siempre humano.
Lo que UPCN ofrece, a través de esta comisión de
trabajo, es un lugar de encuentro entre trabajadores/as con vocación de
servicio que desean que “la innovación” sea un proceso tendiente a mejorar la
calidad de vida del pueblo y no un nuevo molde que nos limite y nos encierre.
Procesos de innovación con participación de los/as
trabajadores/as
La participación de los/as trabajadores/as en el
desarrollo y la aplicación de nuevas herramientas tecnológicas y procesos de
innovación es fundamental, porque, además de contar con un alto nivel de
experiencia, somos quienes estamos en contacto con las tareas y con las
personas destinatarias de las políticas, por lo que no hay nadie que pueda
prever mejor los desafíos, detectar los problemas cuando ocurren, crear y
recrear soluciones para que todo funcione cada vez mejor.
Una herramienta al servicio de las personas
La tecnología debe estar siempre al servicio de las
personas. En el caso del Estado, debe ayudarnos y potenciar la labor de quienes
trabajamos en él, y debe aportar para resolver problemas de nuestra población.
Nunca debe suplir al trabajo, y nunca puede ser un
medio exclusivo. La tecnología en mano de los/as trabajadores/as y no en lugar
de los/as trabajadores/as.
Somos nosotros los que tenemos el contacto permanente
con la realidad. Entendiendo la diversidad, siendo inclusivos, buscando
respuestas acertadas en cada uno de esos contextos.
Es necesario contar con una mirada humanista de la
gestión pública para poner de manifiesto la centralidad de las personas, su
creatividad y la sensibilidad que ninguna Automatización o Inteligencia
Artificial podría proporcionar.
A estos desafíos debemos sumar una mirada tecnoética
de manera prioritaria, crear espacios de discusión intersectoriales e
interdisciplinarios que piensen estos temas.
Por otra parte, hay que tener presente que la cultura
organizacional no se modifica con resoluciones o decretos, y que cuando se
pretende hacer cambios de gestión, somos las personas quienes lo hacemos
posible y sostenemos en el tiempo.
UPCN es ese espacio de debate e intercambio,
donde se toman las experiencias de años atrás, se potencian y mejoran, porque
la memoria viva del estado está en sus trabajadores/as. Sabemos lo que
funcionó, lo que no y lo que es necesario.
Inclusión digital
Suele pensarse que la inclusión digital es sólo la distribución
de dispositivos electrónicos, pero es mucho más que eso. La Inclusión Digital
es también el derecho de todas las personas, incluidos los/as trabajadores/as
en su ámbito, a participar en el proceso de innovación tecnológica del país.
Soberanía
Garantizar la seguridad de la información de nuestros/as
ciudadanos/as y de nuestro estado es en la actualidad una forma de garantizar
nuestra soberanía. Es necesario poder desarrollar nuestras propias herramientas
para garantizar la conectividad local y la seguridad de la información
estratégica.
Sabemos que contamos con personas capacitadas para
poder impulsar estos desarrollos. Es necesario ponerlo entre las prioridades de
acción.
Capacitación democrática.
Los congresos y espacios de interacción como el
presente promueven y facilitan la comprensión donde aún el nivel de
desconocimiento es importante.
Garantizar que los/as trabajadores/as públicos, a
través de los sindicatos, tengamos incidencia en los planes de capacitación y
formación sobre las cuestiones relacionadas con el proceso de “innovación”, es
una obligación en cabeza de todo aquél que funde su desempeño en la defensa de
lo público, la soberanía nacional y la justicia social.
Si querés ser parte de la comisión sobre
Administración Pública, Innovación y Trabajo, envianos un correo a
upcnprofesionales@gmail.com