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01/02/32

 20/12/2023   1125
Palabras clave: Inteligencia artificial. Innovación. Empleo Público
En los últimos tiempos todos hemos leído alguna noticia o escuchado hablar acerca de la Inteligencia artificial (IA), y los debates que en torno a ella se suscitan. Que hay que poner una pausa a sus avances, habiendo grandes riesgos para la humanidad, que va a significar el fin del trabajo, que si su desarrollo es ético o no, si su cometido es o no la manipulación tecnológica, que puede perpetuar o reforzar las desigualdades existentes, que viene a presentar numerosos beneficios para diversas industrias y campos de práctica, que mejora de la eficiencia de los sistemas de producción y logística: al optimizar la planificación a través de algoritmos inteligentes, que mejora la experiencia del cliente, proporcionando  servicios personalizados y recomendaciones basadas en los intereses y preferencias del usuario, que puede ayudar a interpretar grandes volúmenes de datos, con mayor velocidad y precisión que los seres humanos,  que puede realizar trabajos peligrosos como el desactivar una bomba, y así un sinfín de opiniones, todas valederas si entendemos el posicionamiento desde el cual se esgrimen.
Esto nos muestra que, aunque la (IA) tiene muchos beneficios también plantea una serie de desafíos, riesgos y cuestiones éticas que deben abordarse, como la privacidad de los datos y el impacto laboral. Es así que hay tantas opiniones como personas dispuestas a hablar del tema y ponerlo en debate. En lo que, si todos parecen coincidir, es que ninguno puede darse el lujo de ignorar este cambio, que posiblemente defina y resignifique una era. Es así, que la inteligencia artificial llegó para quedarse y vino a transformarlo todo. Hoy es posible aplicarla a los diagnósticos médicos, a la construcción de rostros, a los servicios de ventas y  atención al cliente, a distintos sectores de la industria y el campo1, entre otros usos. Tal es la intromisión de la inteligencia artificial en nuestras vidas, que la utilizamos a diario y sin darnos cuenta; está presente cuando elegimos una serie, cuando miramos noticias que decidió un algoritmo, cuando usamos una aplicación desde el celular, etc.; la usamos y no nos damos cuenta o somos conscientes de que hay decisiones que están siendo tomadas por nosotros. De este modo, la (IA) tiene un impacto significativo no sólo en los modelos de producción y negocios; sino también en lo social y psicológico, habiendo transformado las formas de interacción entre las personas, empresas, y gobiernos.
Los estados se deben involucrar en el abordaje de la inteligencia artificial por varias razones importantes:
1. Regulación y políticas: Los gobiernos tienen la responsabilidad de establecer marcos regulatorios que garanticen que el desarrollo y la implementación de la inteligencia artificial se realicen de manera ética y segura. Esto incluye la protección de la privacidad, la equidad y la transparencia en el uso de los sistemas de inteligencia artificial.
2. Impacto social y económico: La inteligencia artificial tiene un impacto significativo en la sociedad y la economía. Los gobiernos deben asegurarse de que los beneficios de la inteligencia artificial se distribuyan equitativamente en la sociedad y de que se aborden los posibles efectos negativos, como la pérdida de empleo o la exacerbación de las desigualdades sociales.
3. Seguridad y privacidad: La inteligencia artificial plantea desafíos en cuanto a la seguridad y la privacidad de los datos. Los estados deben involucrarse para garantizar que se implementen medidas de seguridad adecuadas y se proteja la privacidad de los usuarios.
4. Ética y responsabilidad: Los gobiernos deben asegurarse de que los sistemas de inteligencia artificial se desarrollen y utilicen de acuerdo con principios éticos y responsables. Esto implica tomar decisiones informadas sobre el uso de la inteligencia artificial en áreas sensibles, como la justicia penal o la toma de decisiones automatizadas en el ámbito público.
5. Competitividad y educación: La inteligencia artificial está transformando la economía y la forma en que trabajamos. Los gobiernos deben involucrarse para promover la educación y la capacitación en habilidades relevantes para la inteligencia artificial, así como para estimular la innovación y la competitividad en este campo. 
La mayor ventaja y potencialidad que presenta esta inteligencia es la facilidad con la que puede procesar grandes volúmenes de datos, y automatizar tareas rutinarias y repetitivas. Son estas mismas cuestiones, las que a muchos nos lleva a pensar el impacto que todo esto tendrá en el empleo y las relaciones laborales. Todo cambio en las formas de producción siempre repercute en el “trabajo” tal y como se lo conocía hasta ese momento; el ferrocarril, la cadena de montaje, la aparición de nuevas herramientas y tecnologías cada vez más sofisticadas, la incorporación de las tecnologías de la comunicación, etc. han tenido impacto, no sólo en las relaciones laborales sino también en el concepto de trabajo y la figura del obrero tal como la conocíamos hasta ese momento, ¿por qué la inteligencia artificial sería la excepción a ello?. Es por esta razón, que debemos prestarle atención no sólo desde la academia sino desde la comunidad organizada, cámaras empresariales, sindicatos, organizaciones de la sociedad civil, gobierno y estado.
El boom que hoy está generando la (IA) es tal, que parece que la innovación hoy sólo se reduce a ella; al momento de empezar a escribir este artículo aparecían cerca de 258 millones de noticias en google, sin ninguna duda en el momento que estés leyendo esto, este número se habrá incrementado. Es así, que pareciera que no se es innovador si no se incursiona en ella, y he aquí un problema, porque la innovación es mucho más que un ChatBot, la predicción de un algoritmo o la automatización. Innovar es cambiar, transformar, modificar o crear algo que proporcione algún tipo de mejora o beneficio. Lo disruptivo de la (IA) fue lo que generó, que la innovación hoy se vea subsumida a ella. La mejora de sistemas y procesos existentes, la implementación de nuevas estrategias, enfoques y abordajes para la resolución de un problema, la aparición de nuevas formas de producir, de prestar un servicio, de organizar el trabajo, etc. también son maneras de “innovar”.
No hay dudas de que las soluciones tecnológicas basadas en inteligencia artificial permiten mayores niveles de automatización y el salto hacia sistemas descentralizados y predictivos para la toma de decisiones, las cuales posibilitan mejorar el diseño, implementación y evaluación de las políticas, como se señala en la Disposición Nº 2/2023 de la SUBSECRETARÍA DE TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN; por lo cual  ignorar los beneficios que la (IA) puede representar para la administración del estado y la formulación de políticas públicas sería poco inteligente o por lo menos desatinado. Ahora bien, no debemos reducir la innovación en el estado y en el empleo público sólo a la aparición de esta nueva tecnología, así como tampoco su abordaje debe realizarse de manera unilateral o respondiendo a auges y tendencias; recuerdo que no hace mucho tiempo se hablaba de la gestión por resultados como la manera de gestionar los recursos públicos y pensar la política pública, basándose en que era la metodología y el modelo que se aplicaba en los países anglosajones y con muy buenos resultados, hoy y con varias décadas bajo el puente, no vemos en las organizaciones públicas un modelo de gestión por resultados realmente consolidado. Seguir tendencias sin brújula ni horizonte y sin la participación de los actores involucrados no parece ser la mejor manera de abordar cambios, que en última instancia implican transformaciones en las culturas organizacionales constituidas.
Si bien es un punto a resaltar, la creación de una mesa de trabajo interministerial que estará destinada a investigar los avances de la inteligencia artificial (IA) y desarrollar un programa capaz de ser aplicado en las diversas áreas del estado (Decisión Administrativa Nº 750/2023); con el objetivo de encontrar la forma de implementar la IA a sectores clave, como la economía y la sociedad, de manera ética y sostenible. Sumado al hecho del marco normativo presente (Disposición Nº2/2023), que aprueba las “recomendaciones para una inteligencia artificial fiable”, basada en las recomendaciones de la UNESCO para una Inteligencia Artificial ética; por el momento son sólo evidencias y compromisos de los primeros pasos para el abordaje de un avance tecnológico, que no puede ni debe ser desatendido por parte del Estado y los gobiernos.
Estas mismas cuestiones aquí señaladas, son las que plantean la necesidad de que exista un diálogo y un análisis pertinente acerca del impacto que esta herramienta podría generar no sólo en la realidad económica, sino también social del país. Todo parece confluir, en la necesidad de abrir y convocar al debate con la participación de las voces de todos los actores, no sólo representantes del estado y gremios; ya que los desafíos que plantea la inteligencia artificial no se reducen sólo al mundo del trabajo, sino que tendrán un impacto en lo social y la salud entendida en su concepto más amplio, que requerirá de un verdadero abordaje interdisciplinario. 
No hay dudas de que la inteligencia artificial (IA) está cambiando rápidamente la fuerza laboral actual, impactando fuertemente en las habilidades y competencias del futuro. El mercado laboral necesariamente va a tener que dialogar con estas nuevas tecnologías; a su vez los gobiernos deberán tener la capacidad de proyectar, reconvertir y desarrollar una fuerza de trabajo con los perfiles y habilidades requeridos, para adaptarse a las transformaciones que tendrán los empleos que hoy existen, y los que aún no existen, pero aparecerán. Habrá muchos empleos que serán reemplazados o desaparecerán y otros nuevos; siendo responsabilidad de los gobiernos y las organizaciones sindicales un mundo con derechos laborales garantizados y la conquista de nuevos derechos. Hoy la (IA) está siendo utilizada a lo largo de todos los procesos de gestión del capital humano, se la emplea en las etapas de selección, de organización y supervisión del trabajo, de desarrollo y capacitación, inclusive se la llega a aplicar para la extinción del vínculo laboral. 
Para mitigar el impacto negativo de la IA en el empleo público, es importante tomar ciertas medidas:
1. Capacitación y reconversión de habilidades: Brindar oportunidades de capacitación y reciclaje de habilidades a los/as empleados/as públicos/as para que puedan adaptarse a los cambios y aprovechar las nuevas oportunidades que surjan con la IA.
2. Reingeniería de puestos y organización del trabajo: Revaluar las descripciones de puestos e identificar tareas que pueden ser automatizadas y reasignar a los/as empleados/as a otras áreas que requieran habilidades más complejas, como el análisis de datos, la toma de decisiones estratégicas o la interacción con los/as ciudadanos/as.
3. Llamar a la acción, planificar y anticiparse: Realizar estudios y evaluaciones de impacto para anticipar los posibles cambios en el empleo público debido a la implementación de la IA. Esto permitirá desarrollar estrategias de transición y mitigar los impactos negativos.
4. Cooperación y participación: Involucrar a los/ empleados/as públicos/as en el proceso de implementación de la IA y fomentar la colaboración con sindicatos para abordar los impactos en el empleo y garantizar una transición justa.
Debemos ser conscientes como servidores públicos que el empleo público no escapará a esta transformación, la metamorfosis ya empezó; la desaparición de algunas líneas telefónicas reemplazadas por un ChatBot, el uso de herramientas de inteligencia artificial para el procesamiento y estratificación de datos para la formulación de políticas públicas; son sólo algunos ejemplos de cómo la (IA) se está haciendo presente en las organizaciones pública.
Según un informe de la CAF - Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe2, en América Latina, el 30% de la fuerza laboral de las administraciones públicas trabaja en ocupaciones con alto riesgo de sustitución tecnológica. Para enfrentar este desafío, los Gobiernos deberán priorizar esfuerzos en el desarrollo de habilidades blandas y duras, por parte de los/as trabajadores/as públicos/as. Asimismo, según recomendaciones de la CAF para la región, los gobiernos de los países de América Latina y el Caribe deben avanzar en la implementación de políticas públicas e iniciativas estratégicas, para la preparación del empleo público a la adopción de la IA; específicamente se recomienda a los países:
? Adoptar o consolidar estrategias nacionales de (IA), estrategias de ética en (IA) y políticas de transformación digital del gobierno, que incorporen lineamientos para la preparación del empleo público con objetivos y metas específicas.
? Definir modelos de gobernanza y roles de liderazgo en el gobierno para gestionar la preparación del empleo público ante la (IA) 
? Desarrollar estimaciones oficiales sobre el impacto esperado de la adopción de la IA en el empleo público, en términos de tareas a ser sustituidas o aumentadas, necesidades de reubicación de trabajadores/as y potencial de creación de nuevos empleos.
? Elaborar diagnósticos sobre las habilidades requeridas de los/as servidores públicos/as.
? Implementar estrategias de desarrollo de habilidades -duras y blandas- en el servicio público, con componentes de personalización según perfiles. 
? Definir e implementar lineamientos y estrategias de cambio cultural y desarrollo de mentalidad para la (IA) en el sector público, en aspectos como la adaptación al cambio, el pensamiento interdisciplinario, el aprendizaje continuo y el trabajo en equipo.
La inteligencia artificial (IA) puede tener impactos tanto positivos como negativos en el empleo público. Por un lado, la IA puede automatizar tareas repetitivas y rutinarias, lo que libera a los/as empleados/as para enfocarse en tareas más complejas y estratégicas. Además, la IA también puede mejorar la precisión y la eficiencia de los servicios públicos, lo que puede resultar en una mejor experiencia para los/as ciudadanos/as. Sin embargo, también existe preocupación sobre el impacto de la IA en la eliminación de empleos. Al automatizar ciertas tareas, la IA tiene el potencial de reemplazar a los/as trabajadores/as en algunas áreas. Esto podría llevar a la reducción de puestos de trabajo en el empleo público, especialmente aquellos que implican tareas repetitivas y predecibles. Es importante destacar que la adopción de la IA no necesariamente conlleva una reducción neta de empleos, sino que puede cambiar la naturaleza de los roles existentes y crear nuevas oportunidades laborales. 
En resumen, si bien la IA tiene el potencial de mejorar la eficiencia y la calidad de los servicios en el empleo público, también es importante abordar los posibles impactos negativos, como la desaparición de puestos de trabajo que hoy están ocupados por personas de baja o media calificación. La planificación, la capacitación y la colaboración son fundamentales para minimizar estos riesgos y aprovechar al máximo los beneficios de la IA en el empleo público. Con estas consideraciones lo que aquí buscamos poner en manifiesto, es que la innovación necesariamente debe ser incorporada como parte de una estrategia, siendo la planificación la clave para poder gestionar los daños que la IA pueda ocasionar. Toda implementación para que sea efectiva debe ser planificada y pensada; y si en ese pensar se involucra a los/as empleados/as públicos/as como los principales sujetos sobre los que recaerá el cambio, se estará dando el primer paso para la transición cultural que se requiere, para la consolidación e implementación de estas nuevas tecnologías. 
Si bien es cierto que innovación e inteligencia artificial hoy parecieran tratarse como sinónimos; el estado y la administración pública no pueden caer en este error de concepción. La IA es innovación, pero hay otras cosas y cuestiones que también lo son. La innovación en el empleo público refiere a la aplicación de nuevas ideas, tecnologías y enfoques para mejorar la forma en que se realizan las tareas y se brindan los servicios al ciudadano. El objetivo está en lograr una mayor eficiencia, efectividad y satisfacción tanto para los/as empleados/as públicos/as como para la ciudadanía en su conjunto. De este modo, la innovación en el empleo público no es un proceso único, sino un enfoque continuo de mejora. Es importante fomentar una mentalidad abierta, receptiva al cambio y enfocada en la búsqueda constante de oportunidades para hacer las cosas de manera más eficiente y efectiva.
A continuación, se presentan algunos aspectos clave para trabajar la innovación en el empleo público:
1. Fomentar una cultura de innovación: Es fundamental crear un entorno que promueva y valore la innovación. Esto implica alentar a los/as empleados/as a compartir ideas, experimentar, aprender de los errores y buscar constantemente formas de mejorar.
2. Identificar problemas y necesidades: Es importante comprender los desafíos y necesidades existentes en el empleo público. Realiza un análisis detallado de los procesos, identifica las áreas donde existen ineficiencias o problemas y prioriza las oportunidades de mejora.
3. Promover la colaboración: La innovación se impulsa mejor a través de la colaboración entre diferentes partes interesadas. Fomenta la participación de los/as empleados/as, ciudadanos/as, expertos/as externos y otros actores relevantes en la generación de ideas y soluciones.
4. Adoptar tecnología y herramientas digitales: La tecnología, como la inteligencia artificial, el análisis de datos y la automatización de procesos, puede ser una gran aliada en la innovación. Evalúa qué tecnologías pueden ser relevantes para tu organización y cómo se pueden implementar para mejorar los servicios y la eficiencia.
5. Capacitar y empoderar a los/as empleados/as: Proporciona a los/as empleados/as públicos/as las habilidades y herramientas necesarias para innovar en sus roles. Brinda formación en nuevas tecnologías, creatividad, pensamiento crítico y resolución de problemas, entre otras habilidades relevantes para la innovación.
6. Medir y evaluar los resultados: Es esencial establecer indicadores para monitorear y evaluar los resultados de la innovación en el empleo público. Esto permitirá identificar qué iniciativas han sido exitosas, qué áreas necesitan ajustes y cómo se pueden obtener mejoras continuas.
7. Comunicar y compartir buenas prácticas: Compartir los éxitos y lecciones aprendidas es clave para fomentar la innovación en el empleo público. Comunica los logros alcanzados, promueve el intercambio de experiencias y destaca las buenas prácticas implementadas. 
En resumen, la inteligencia artificial es buena o mala en función de para qué sea utilizada. Hay usos cuestionables, y otros que son muy útiles y vienen a significar verdaderos avances, como en la medicina por poner un ejemplo. Los estados necesariamente deben involucrarse en su abordaje para establecer marcos regulatorios, minimizar los impactos negativos, garantizar la equidad y la seguridad, promover la ética y la responsabilidad, y fomentar la competitividad y la educación en este campo


[1] Un dato curioso, en la industria del vino se están empleando herramientas de aprendizaje automático y de (IA) para contar con más precisión las uvas y proyectar las futuras cosechas de forma planificada.

[1]¿Cómo afectará la inteligencia artificial al empleo público en América Latina? https://www.caf.com/es/conocimiento/visiones/2021/08/como-afectara-la-inteligencia-artificial-al-empleo-publico-en-america-latina/.

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