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04/02/52

 14/08/2023   950
1- MARCO GENERAL
La asunción del gobierno de Carlos Saúl Menem en 1989 sorprendió al país en una de sus crisis más profundas, caracterizadas por:
a) Pérdida en cinco meses de un tercio del valor del salario real, lo cual sumado al tercio perdido entre 1983 y 1989, reducía el salario real a la tercera parte de lo que se percibía en los comienzos del gobierno alfonsinista.
b) Un aumento del nivel de conflictividad gremial había aumentado brutalmente, registrándose en abril de 1989, 35% más conflictos que en marzo del mismo año.
c) Una inflación descontrolada que crecía entre el 1% y el 2% diario.
d) Un aumento escandaloso de la desocupación y las suspensiones.
e) Todo lo expuesto sucedía en un país que llegaba al fin del gobierno Radical con un 30% de la población de la Capital Federal y Gran Buenos Aires en la pobreza.
Todo este polvorín estalla entre febrero y marzo de 1998 cuando se producen 113 hechos de violencia social, ataques a viviendas, supermercados, comercios de todo tipo, etc. (en la 3º semana de febrero sólo hubo 54) y la sociedad vivió en extrema tensión hasta las elecciones y la asunción acelerada del nuevo presidente en julio de 1989. Durante mucho tiempo los argentinos no olvidarán la angustia, el temor y el peligro de disgregación social que vivió el país en los aciagos meses del estallido social en el primer semestre de 1989.

2- EL JUSTICIALISMO CONVOCA “A CAMBIAR LA HISTORIA”
Pocos argentinos y mucho menos el grueso de la militancia justicialista, imaginaban cuánto había de cierto en el slogan de campaña: Menem asume y convoca a representantes del más rancio liberalismo y del grupo empresario Bunge y Born al gabinete, proclama su alineamiento con Occidente, el fin del Estatismo, el inicio del camino hacia un país con mercados libres, sin precios fijos y la Reforma del Estado.
Una confusión ganó a muchos militantes e incluso a analistas políticos: los sectores más refractarios al peronismo se deshacían en halagos y algunos peronistas “históricos” hablaban ya de la “Traición de Menem”.
Las razones, pese a todo, no eras difíciles de descubrir:
a) El profundo corte producido por el proceso había empujado a los sindicatos y al empresariado nacional a su más bajo nivel de influencia desde 1955. 
b) El Estado, otrora campeón del desarrollo, hoy gordo y viejo, era explotado por proveedores, usureros, industriales subsidiados y súper protegidos y sindicatos que encubrían tras las arcas del tesoro la ineficiencia, además de beneficios para la patria financiera, la patria contratista, y la santa alianza empresario-sindical de la patria subsidiada.
En resumen, Menem llegaba al gobierno de un país quebrado, sin una estructura sólida partidaria, ya que el partido Justicialista estaba en manos de sus rivales en la interna, era necesario actuar firme y rápido y los objetivos debían ser:
a) Acabar con la patria financiera, con la timba del plazo fijo-dólar en la que habían caído hasta jubilados, amas de casa y trabajadores desesperados por preservar sus magros salarios.
b) Terminar con la patria contratista, mafia de pseudo-empresarios aliados a funcionarios deshonestos que se habían apoderado del estado y se enriquecían a través del monopolio fraudulento de los servicios y los mayores costos.
c) Poner en marcha una profunda y drástica Reforma del Estado, que permitiera recuperarlo como instrumento ágil y ejecutivo, con poder como para disciplinar  los distintos sectores en aras del bien común y redistribuir los costos sociales del ajuste económico, eliminando la evasión fiscal.
d) Producir una reconversión quirúrgica del aparato productivo para volverlo eficiente, competitivo, integrado y capaz de ganar mercados internacionales, en lugar de sobrevivir gracias al mercado interno cautivo y el subsidio estatal.
e) Avanzar en la integración continental a fin de ampliar mercados, integrar economías e incorporar a la etapa continentalista predicha por Perón e iniciada por el Mercado Común Europeo.
f) Aggiornar la política exterior, dejando de lado el tercerismo y produciendo un alimento occidentalista que aflojara la tensión de los acreedores, mejorara la relación con EE.UU. y permitiera reintroducir a la Argentina en las líneas del Crédito Internacional.
La euforia de los primeros días pronto se disipó y comienza la resistencia,  a través de la negativa empresaria a frenar precios. La angustia y la presión terminaron con la vida de Roig, primer ministro de Economía, y lo sucedió Rapanelli, del mismo grupo empresario. Entre agosto y diciembre se logra cierto control de las variables económicas, pero el anuncio de la Reforma Tributaria motoriza una respuesta de la “City”, el dólar se escapa y, en medio de una dramática Navidad, Erman González se hace cargo de la economía.

3- PLAN BONEX O EL OCASO DE LA PATRIA FINANCIERA
El año 1990 comienza con una medida espectacular: el Gobierno incauta los plazos fijos y devuelve los depósitos en Bonex, si bien los pequeños ahorristas sufrieron un rudo golpe, el Gobierno necesita liquidar un círculo vicioso: el depósito a siete días para luego pasarse al dólar y reiniciar el ciclo.
Esta “bicicleta” inaugurada por Martínez de Hoz dejaba en manos de un grupo de operadores el manejo de la variable cambiaria con su incidencia sobre los precios de los artículos, en un país tan desquiciado que hasta el boleto del ómnibus variaba de acuerdo al dólar. 
Lo cierto es que el mercado financiero se ordenó, el dólar tuvo una evolución normal de casi un año, los precios cayeron y se inició la segunda gran campaña: La Reforma del Estado.

4- LA REFORMA DEL ESTADO
El déficit fiscal sumado a la escasa recaudación fiscal debido a la evasión, multiplicaba el endeudamiento financiero, ello sumado a la paralizada administración por excedente de burocratismo y escasa modernización, exigían un profundo replanteo y el Gobierno lanza los Dec. 435/90, 1757/90 y 2476/90 que constituyen el cimiento de la Reforma. La oposición sindical se diluyó al influjo de un gigantesco consenso con la Reforma en toda la sociedad que, incluso, definió la balanza en un acto en la Plaza de Mayo en el mes de septiembre.
Iniciada la transformación del Estado Nacional, el Gobierno apunta a otro “agujero negro” del drenaje de recursos: La Banca Provincial.
Las administraciones provinciales se habían hecho las distraídas con el tema de la reforma e intentaban disimular la crisis en el sobreempleo público (incluso con criterios de clientelismo político).
Para obtener recursos, ante los recortes de la coparticipación, los Bancos Provinciales tomaban depósitos a tasas altísimas, superiores a la Banca Privada, con el consiguiente aumento del endeudamiento de los Estados Provinciales y del clamor por fondos al Estado Nacional.
Decidido a terminar con este último foco de la “Patria Financiera”, el Gobierno amenaza con sacar del “clearing” y dejar sin respaldo del Banco Central a varios Bancos Provinciales (Buenos Aires, La Rioja).
La respuesta fue la clásica. Sacar fondos de la plaza para provocar una escapada del dólar y con ello reimplantar en la sociedad los fantasmas de la inestabilidad y la inflación.
Erman González conservaba el control de la situación, ya no era la debacle de finales del Gobierno de Alfonsín ni el rebrote que derribó a Rapanelli, decidido a llevar el cuchillo hasta el hueso recabó apoyo del Gobierno y del Partido Justicialista, las dudas del primero y la oposición del segundo, expresada en los caudillos provinciales que eran precisamente los responsables del “Golpe Financiero”, precipitaron la renuncia del ministro.

5- CAVALLO Y LA CONVERTIBILIDAD
Lo cierto es que pese a los sobresaltos, a los cambios ministeriales, etc., el rumbo económico era el mismo desde la asunción del Gobierno. La Ley de Emergencia Económica con Rapanelli y el Dec. Nº 2467/90 con González hacían agonizar la Patria Contratista; el Plan Bonex, la Patria Financiera; la desregulación de la economía y la suspensión de las Leyes de Promoción Industrial y la rebaja de aranceles desencorsetaba la economía y obligaba a los empresarios a la competencia; y las privatizaciones y la Reforma del Estado cerraban el déficit Fiscal y liquidaban las alianzas fraudulentas.
Cavallo recibe un terreno mucho más despejado, y puede reimpulsar el proyecto de Integración con Brasil, Paraguay y Uruguay a través del Mercosur.
El nuevo ministro, que tenía excelentes vínculos con el exterior, había impulsado como canciller la política de realineamiento con Occidente y en especial con EE.UU. por lo tanto, al hacerse cargo de la economía, ata ambos cabos de la soga, transforma la estabilidad  y el equilibrio presupuestario en Ley, liquida las disidencias e internismos del equipo de Gobierno y logra llevar la inflación a un dígito (2 o 3% mensual) lo que permite disimular el congelamiento salarial.
Si bien el éxito alcanzado pone al Gobierno ante un nuevo desafío; el del crecimiento, el de la “Revolución Productiva” anunciada en la campaña electoral, también es cierto que entregaba un escenario envidiable frente al primer examen electoral a dos años de Gobierno.

6- POLÍTICA Y PARTIDOS. CRISIS Y ELECCIONES
En esos dos años ha habido una gran ausencia: la de la Política, el Presidente Menem a partir de su audacia personal y capacidad transgresora, se adueña del centro del escenario y dueño de la iniciativa condiciona todo accionar político a una alternativa excluyente: se estaba con el Gobierno o contra él, los grises se esfumaron y él lo sintetizó con una frase bíblica “a los tibios los vomita Dios”.
El Partido Justicialista fue un sello de goma, incapaz de sostener la política del Gobierno en el campo de las ideas por incapacidad o falta de convicción, optó por el silencio.
La oposición Radical no supera el síndrome de la derrota electoral que en 1987 había liquidado el sueño del tercer movimiento histórico y los 100 años de Democracia Radical y en 1989 los expulsaba del Gobierno, y se sumió en el oposicionismo histérico de estar en contra de todo, sin propuestas, sin proyecto y ocultando apenas su crisis interna, se reduce rápidamente a su histórica supremacía en Córdoba y Capital y su 25 o 30 % de capital electoral.
La derecha Liberal se atomizaba, desconcertada por el rumbo de la economía menemista, y se incorporaba al Gobierno o se quedaba sin discurso.
La derecha conservadora, crecía levemente con el aporte de los “Peronistas Históricos”, que convencidos de la apostasía de Menem, exigirían un retorno a las banderas de 1945 y depositaban en algún Coronel rebelde sus sueños de un nuevo militar patriota que reeditara, aunque sea, las formas de su memoria nostálgica.
Pero indudablemente es la Izquierda la que vive su peor agonía. Tradicionalmente recluida en un magro caudal electoral debido a su “Gorilismo” y profunda incomprensión o desdén por la realidad Nacional, capaz de las volteretas ideológicas más farsescas (o trágicas), ha sido sucesivamente Leninista, Maoista, Guevarista, Castrista, Sandinista, cualquier modelo era bueno si permitía la copia acrítica y el dogmatismo más cerrado.
Desde 1983 ha reducido todo  el drama nacional a dos consignas “No al FMI”, “No pagar la deuda externa”, desde esa fecha cayeron uno a uno todos los Gobiernos marxistas de África, el Sandinismo era derrotado en la urnas, los estudiantes chinos cansados de oscurantismo eran masacrados por el “Ejército Popular” en la Plaza de Tiannanmen; Europa oriental estallaba y expulsaba cuatro décadas de Stalinismo, caía el muro de Berlín y la Perestroika demolía setenta años de comunismo en la mismísima URSS. Sin embargo la fuerza de izquierda más importante numéricamente, el MAS, clama en sus tribunas para las elecciones de 1991 por “NO al FMI” y “No al pago de la deuda externa.”
El Trotskismo que vaticinó durante cincuenta años la caída de la “burocracia del comunismo soviético” recibe ese acontecimiento discutiendo candidaturas con el P.C. Argentino legendario por su burocratismo y fidelidad “Pavloviana” a la URSS.
El PC a su vez transitó en estos años por el apoyo a Videla como “General Democrático”, el voto a Herminio Iglesias en 1983; la alianza con Silo (un santón esotérico que otrora fuera denunciado por la izquierda como agente de la CIA) en 1985; la alianza con el trotskismo execrado desde la década del 30 en 1989 y la soledad espantosa del 90, sin propuestas ni respuestas.
En realidad, el país adolece de senilidad política, carece de hombres con lucidez e inteligencia de estadistas y está empachado de punteros y caudillejos de viejo cuño superados por la historia o jóvenes intrigantes, célebres por su lealtad frágil o inmunes a cualquier sentido ético.
Los partidos políticos, presos de tacticismos de corto plazo, sin jefes o propuestas atractivas, sin renovación de hombres ni de ideas, sin traducir ni en sus discursos ni en sus plataformas los gigantescos cambios operados en el mundo, poco confiables y desacreditados en su mayoría, responsables por acción u omisión de la tragedia política Argentina de los últimos 35 años, la clase política argentina, deberá reflexionar y cambiar, si no es así el pueblo se dará nuevos instrumentos como en 1916 o 1945

CONCLUSIONES
Eliminando el elemento inflación o inestabilidad del escenario electoral, la audiencia de Menem en la elección de candidatos, desterrando cúpulas partidarias corruptas en algunas provincias (Santa Fe; Tucumán), permitió triunfar en ellas y acompañar así, aquéllas que bien administradas se ganaban con absoluta legitimidad (Mendoza, Entre Ríos).
Menem “nacionalizó” la campaña, puso en el centro del debate a su Gobierno y no a los temas Provinciales o Municipales y con ello triunfó hasta en terrenos impensables (San Juan).
La oposición solo intentó capitalizar las torpezas de algunos funcionarios, los salvajes internismos del Gobierno o hechos de corrupción resonante, pero este “Micro Clima”, solo se extendió hasta los límites de la General Paz, el poder de “Noticias”, “Radio Mitre”, o “Canal 13” requiere de la moralina gorila de la clase media capitalista para eludir el debate de los temas de fondo, sin olvidar que “El destape de ollas” terminó salpicando a los políticos de la ahora oposición por hechos de cuando habían sido Gobierno (Ezeiza, BHN, Delconte, Autos Importados).
Ahora, algunos analistas “amigos” del Gobierno, se asustan ante la magnitud del resultado electoral, temen no ser necesarios a un gobierno consolidado y lo advierten de no caer en la soberbia, etc., y Alfonsín y Zamora justifican su fracaso apelando al mismo argumento “El pueblo no nos entendió”.
Se abre así un  futuro rico e imprevisible, el Gobierno parece convertirse en eje de realineamientos de sectores no contenidos por las estructuras partidarias tradicionales; una fuerza centrípeta atrae hombres no identificados o uniformados en recetas ideológicas sino convocados a diseñar desde los hechos “La única verdad es la realidad” decía Perón.
Pero el futuro también plantea nuevas divisorias de aguas y desafíos inéditos. El avance de las Reformas delimita nuevos escenarios y nuevos actores:
a- Un sector del empresariado que se manifiesta como partidario del nuevo modelo y que exige retroceder en lo que hace a la legislación laboral a principios de siglo. Bajo la bandera de la reducción de costos empresarios exigen la máxima desregulación del trabajo y sueñan con un país sin sindicatos, o lo suficientemente atomizados como para reducir su peso al mínimo posible, sin obras sociales, sin indemnizaciones por despido. Cuentan con sus diarios y periodistas e intentan aparecer como los grandes triunfadores de la reciente elección y apoyatura empresaria del plan Cavallo.
b- Los empresarios tradicionales, agrupados en la UIA han acercado sus posiciones al Gobierno y alcanzado un acuerdo productivo, no han dejado de recalcar sus objeciones a la apertura económica y a la integración del Mercosur, pero lejos están de plantear una confrontación abierta, que insinuaran al principio, con el Gobierno.
c- El gremialismo, mayoritariamente enrolado en las 62 Organizaciones y autodenominado ortodoxo, se ha ido desplazando hacia la confrontación abierta con el Gobierno. Rechaza de plano toda reforma o reconversión de la sociedad o del aparato productivo, escudándose en una supuesta “fidelidad” a las banderas del justicialismo, se muestra absolutamente incapaz de reflexionar sobre los tiempos y corre severo riesgo de ser barrida de la escena al quedar expuestos ante la sociedad como principal obstáculo a la modernización y transformación de la Argentina decadente, atrasada y en crisis. Tanto el Gobierno como el sector empresario exhiben a este sector como el paradigma de lo viejo y perimido. La sociedad aplaude al Gobierno cuando responde con dureza y lo rechaza cuando cede, es un síntoma del cual el vandorismo no se ha notificado.
d-Finalmente, otro grupo integrado por empresarios y sindicalistas impulsan la política de reforma y acompañan el ajuste. Convencidos que más allá de los buenos deseos y el voluntarismo no hay ajuste distribuible con equidad y que lo que debe pedirse es participación equitativa en la salida del mismo reservándose a esta discusión la definición del modelo laboral del futuro.
De cómo se definen las relaciones entre estos grupos, de cómo avance la reforma en Provincias y Municipios y se consolide en la Nación, de cómo la extinción de los grupos de poder nacidos de la Argentina Rentista de lugar a los grupos de poder de la Argentina Productiva, de cómo el realineamiento exterior lo agregue al plan político y económico el apoyo externo imprescindible, de cómo se consolide el proceso de integración en América, de cómo se reconstituya y se expanda un nuevo modelo industrial competitivo y moderno y fundamentalmente, de cómo el Estado recupere el rol rector y actúe como director de esta compleja orquesta entre sectores y resolverlas en beneficio del conjunto, depende el destino de la Argentina en el siglo venidero.
Los partidos políticos, el sindicalismo y el empresariado esperan el trasvasamiento de hombres e ideas para afrontar el desafío.
Como Adán, el futuro es una figura de barro, sólo falta develar quién dará el soplo para dotarlo de Alma y lanzarlo a la vida

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