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02/01/26

 10/08/2023   1678
Como primer antecedente a esta historia, debemos situarnos en la primera presidencia de Don Hipólito Yrigoyen (1918) cuando se conforma la Liga de Empleados Civiles Nacionales (LECN). Ésta fue creada por un conjunto de trabajadores administrativos de diferentes oficinas estatales, la cual cobró relevancia a partir de los años siguientes a su creación por participar de diferentes conflictos sindicales que se generaron durante la crisis mundial, que se vivió después de la primera guerra mundial en nuestro país.
Ya durante el gobierno de Marcelo Torcuato de Alvear, en 1923 obtuvo su personería jurídica, y cuatro años después ya contaba con más de 30 mil afiliados. Durante ese año se celebró el Primer Congreso del Empleado  Público, en el cual se abordaron temáticas tales como la carrera administrativa, el escalafón del empleado público, régimen de  concursos, capacitación  e ingreso a la función pública. También se plantearon reivindicaciones  laborales y asistenciales (régimen de licencias,  atención de la salud, préstamos hipotecarios  para la vivienda) y reclamos propios de los  obreros estatales, que no estaban afiliados a la LECN. 

Estos reclamos mencionados se mantuvieron como bandera de la Liga, lo que llevó a que posteriormente fuera tomado por sectores políticos. En este sentido el socialista  Antonio De Tomaso elevó un proyecto a la Cámara de Diputados, pero no logró su  tratamiento en el recinto. 

Durante la década del 30, la Liga de Empleados Civiles pasa a denominarse Liga Argentina de  Empleados Públicos (LADEP), manteniendo su organización y reivindicaciones.  

Antes  que el entonces Coronel Perón pasase al primer plano de la política argentina, al hacerse cargo del organismo oficial competente en  materia laboral, la Revolución de Junio  mantuvo una relación de apoyo a la actividad  gremial de la Liga Argentina de Empleados  Públicos, en la cual obtuvo la representación gremial del sector, a  través del Decreto 16.672/43, que define  el Estatuto del Servicio Civil para la Administración Nacional, la agremiación obligatoria y la cuota  sindical del 1% de la percepción salarial, el otorgamiento del 50% del salario al  empleado público convocado al Servicio  Militar y la inembargabilidad de los sueldos de la  Administración Nacional, decretada en  agosto de 1943. 

Posteriormente, ya con Juan Domingo Perón a cargo de la Secretaría de Trabajo y Previsión, se modificará el anterior estatuto con el dictado del Decreto 33.827 del 13 de diciembre de 1944, donde se crea el Estatuto del Personal Civil de la Administración Nacional; superador en muchos sentidos al anterior. 

A partir del 24 de febrero de 1946, cuando es electo presidente Juan Domingo Perón, se abre indiscutiblemente una etapa de inclusión de los trabajadores al poder político y de impulso y consolidación institucional de las organizaciones gremiales, donde por supuesto, estuvieron incluidos los trabajadores del sector  público. Y sin lugar a dudas, el gobierno peronista fue fundamental en el proceso de concientización gremial de los trabajadores públicos de todo el país.


  
El 5 de febrero de 1948, la Liga Argentina de Empleados Públicos obtuvo  su personería gremial, en carácter de confederación en el orden nacional, provincial y municipal. En los  meses siguientes, se reorganizó como  Confederación del Personal Civil de la  Nación, que eligió sus autoridades el 28 de  junio de 1948.  

En diciembre de 1948, con la designación como presidente del Coronel Juan Francisco Castro, quien era Ministro de Transporte de la Nación, la Confederación del Personal Civil de la Nación aprobó su  nuevo Estatuto Gremial. En su artículo  3° se proponía “mancomunar a todos los  agentes civiles de la Nación en el propósito  de la regularización de los postulados de la  nueva argentinidad para asegurar los altos  destinos de la Patria para los que tienen la  responsabilidad de servir”. 

La Confederación del Personal Civil  de la Nación (CPCN) se estructuró en 1948 como una organización gremial  de tercer grado, y fue creciendo en reconocimiento y representatividad, aunque manteniéndose por fuera  de la Confederación General del Trabajo (CGT), con la idea de articular a todos los  trabajadores estatales del país e incorporar  a aquéllos provenientes de las empresas  nacionalizadas de los sectores de servicios  y de producción. Para entonces, es importante tener en cuenta que muchas áreas clave  de la economía, tales como el petróleo, la siderurgia, el transporte aéreo, marítimo y ferroviario, como otras industrias estratégicas se encontraban a cargo del estado nacional. La posición de la CPCN generó diferencias  con el secretariado de la CGT y conflictos con  varias organizaciones de fuerte presencia en su  Comité Central Confederal. El enfrentamiento, en 1951 del Ministerio de Transporte con la Unión  Ferroviaria llevó a que el General Perón decidiera remover al titular de esa cartera, el mencionado Coronel Castro. Por otra parte, la CGT decidió la  intervención de la CPCN y su incorporación  a la central obrera. Nacía así la Unión del  Personal Civil de la Nación (UPCN). En 1952, UPCN participó del Comité Central Confederal de la CGT con 21 delegados. Junto con la Unión Ferroviaria, eran las organizaciones que acreditaban la  mayor afiliación sindical en el movimiento  obrero argentino. 

En abril de 1953, UPCN estaba integrada  por 470 seccionales distribuidas en todo el  país. Al año siguiente, en el mes de julio, se  realizó la Asamblea para la aprobación del nuevo Estatuto Gremial.  Nacía un gigante..... 

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