Es las 22:00 del miércoles 18 de marzo de 2020, cada uno de
nosotros veía por televisión el avance mundial de eso que habían dado en llamar
COVID-19. Entre los debates obsoletos de quienes hasta ese tiempo oficiaban de
“panelistas” de programas que nada tenían que ver con salud, se escuchaba
hablar de epidemia, pandemia, y el entonces Ministro de Salud de la Nación (Ginés
González García), aseveraba frente a micrófonos de la mayoría de los medios de comunicación
nacionales que “el Virus de Wuhan
tardaría varios meses en llegar a la Argentina”.
Antes de la medianoche, el
Presidente de la Nación, Dr. Alberto Fernández, decretaba por cadena nacional
el inicio del “Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio”, a partir del viernes
20 de marzo en todo el territorio nacional y con este Decreto cambiaba la cotidianidad
de los argentinos y quienes trabajamos en el Servicio de Conciliación
Obligatorio nos vimos obligados/as a adaptar nuevas herramientas que pudieran
favorecer la continuidad de los convenios que iban a seguir afectando a miles y
miles de ciudadanos/as.
El
doble desafío: Cumplir con las exigencias laborales y llevar tranquilidad a l@s
afiliad@s.
Tal cómo pasara en todos los
ámbitos de la Administración Pública frente a las dudas que generaban una
situación que hasta entonces era desconocida, las primeras consultas se canalizaban
por medio nuestro: los delegad@s éramos quienes íbamos a poder traducir sus
miedos, inseguridades, etc, en certezas (o al menos algo que bajara el nivel de
ansiedad reinante).
¿Cómo íbamos a asegurar el
cobro de la totalidad del salario si no se concurría al puesto de trabajo?
¿Qué pasaría con el “estimulo
por presentismo”?
¿Las personas que se vieran
obligadas a concurrir, cómo harían y a quién recurrirían en caso de
contagios/aislamientos/contactos estrechos?
Todas éstas eran algunas de
las preguntas que debimos ir contestando ya que afectaban el trabajo
directamente. La sombra de los despidos vividos en otros tiempos y la
estigmatización del/la empleado/a público/a, eran uno de los obstáculos más
visibles. Una sociedad que no tenía permitido salir de sus hogares, sólo
colaboraría en el refuerzo del prejuicio
que recae históricamente en el imaginario colectivo.
“El
Empleado Público cobra por NO trabajar”
Hasta aquel 20 de marzo, el
único trabajo virtual que se realizaba era la inscripción en el Portal de
Abogados del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social que lo realizaban
los/las letrados/as de cada una de las partes involucradas en una Audiencia (ya
sea masiva o espontánea).
Entonces ¿cómo hacer en primer
lugar que el trabajador y la trabajadora del S.E.C.L.O., sientan el desapego de
un prejuicio?
Tengamos en cuenta que, si
bien el Servicio nunca dejó de funcionar (de hecho aumentó en caudal), había much[CM1] @s que no tenían tareas asignadas y eso traía
aparejadas diferencias entre quienes las tenían y quiénes no.
Trabajar inicialmente el
desapego del ámbito laboral (físico) fue fundamental. Sin dudas el acompañar
desde el plano emocional facilitó el
deshacerse de prejuicios y estereotipos que pesaban inconscientemente sobre las
espaldas de las y los trabajadores para llenar el vacío que generaba la falta
de presencia en la oficina.
Fue entonces que comenzó un diagrama
laboral que colaboró a la continuidad de un servicio de excelencia, con el
único fin de llegar al cumplimiento de las metas y objetivos del sector en tiempo
y forma.
Las y los trabajadores
empezamos a distribuirnos la asignación de turnos para las conciliaciones que
ingresaban las partes. A partir de aquello, se realizaba el control documental
para poder asignar día y hora a cada trámite y se notificaba a las partes involucradas,
incluidos/as las y los funcionarios/as que llevarían adelante las audiencias vía
Webex.
Los encuentros virtuales
ganaron lugar y fue la forma más eficiente mediante la cual las ansiedades
fueron desapareciendo.
El trabajo se realizaba en
tiempo y forma.
Las metas propuestas se
cumplieron.
Se evitaron las aglomeraciones
de gente en la sala de espera de Alsina 665 PB.
Las y los trabajadores/as se
sintieron parte de un engranaje fundamental.
La adaptación a las nuevas
metodologías llegaron en tiempos de desconocimiento e incertidumbre y
permanecen en la actualidad vigentes, con menos restricciones pero entendiendo
que aquellos cuidados que se miraban de reojo en 2020, hoy a fines de 2022, son
de vital importancia para el funcionamiento del Servicio de Conciliación
Obligatoria y el cuidado de las y los trabajadores/as.
Hoy, se carga la documental de
manera virtual, el control de la misma se hace desde la oficina de Alsina 665 y
la asignación de funcionarios/as también. Éstos/as toman las audiencias desde
la sede del Ministerio de Trabajo por Webex con cada una de las partes.
La presencialidad está
garantizada gracias al trabajo y a la adaptabilidad de cada una de las personas
que formamos parte del Organismo y los riesgos de contagios disminuyen teniendo
la satisfacción de cumplir. Siempre cumplir.