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06/01/117

 31/10/2022   610

Por Néstor Balich *

 

La incorporación masiva de tecnología ha ocasionado efectos positivos y negativos para la humanidad.  Muchos pensadores, tecnólogos y políticos han abordado diferentes acciones y paradigmas para reducir o eliminar estos aspectos negativos, como ser, la desocupación, los cambios forzados, el reemplazo del trabajador/a humano/a, la contaminación, temas sociales y éticos como el analfabetismo tecnológico, la brecha digital, y aspectos políticos y económicos producto de la polarización de países en regiones según la brecha tecnológica.

 

¿Qué son las tecnologías convenientes?

En los años 70 surge el término tecnología adecuada (apropiada o intermedia), es decir que la tecnología debe ser diseñada para no impactar negativamente en los aspectos medioambientales, sociales, económicos, culturales y éticos de la comunidad que las implemente. Se la suele llamar también apropiada cuando el impacto de esta tecnología es beneficioso para la sociedad y el medio ambiente que la utiliza.

 

Esto ha generado muchos debates en términos políticos y científicos, aunque también en las últimas décadas, una sociedad más demandante y participativa en términos ambientales ha reclamado su entrada al debate a través de organizaciones enfocadas en el cuidado social, el impacto tecnológico, la brecha digital y la necesidad de una educación actualizada para formarse en los nuevos puestos de trabajo.

 

Siendo autorreferencial a nivel país, prefiero la definición de “tecnología conveniente” acuñada por el tecnólogo, escritor y pensador político argentino Eduardo Galli hace más de 30 años. La definición suma un componente político, que muchas veces no es tenido en cuenta al hablar de tecnología, como si esta no impactara directamente en la sociedad y solo fuera producto de científicos y empresas.

 

Es así como se forja el concepto de que una “tecnología es conveniente” cuando, ya sea adquirida en el exterior o producida en Argentina, proteja los intereses nacionales y su misión principal sea mejorar la calidad de vida de la sociedad y respetar la naturaleza (hoy diríamos ambientalmente responsable). Creo que es fundamental aprender y actualizar conceptos y experiencias de nuestra historia para poder avanzar tecnológicamente en beneficio de todos.

 

 

¿Qué es un robot actualmente?

Siguiendo con la intención de actualizar términos del pasado, una breve definición común de robot era considerarlo como un dispositivo electromecánico programable capaz de realizar una tarea repetitiva. Actualmente, y con los últimos avances, consideramos un robot como una creación humana capaz de reconocer su entorno y modificarlo en base a un procesamiento interno, pudiendo reaccionar de diferente manera según los estímulos que reciba.

 

En cuanto al procesamiento puede ser por programación tradicional o con Inteligencia Artificial dotando al robot con un nivel de razonamiento que permite realizar tareas cognitivas como aprender, reconocer, deducir, con lo cual cada vez será más difícil encontrar robots sin IA. Esta evolución tecnológica permitirá contar con mejores robots cuanto mejor sea su interacción social con los humanos y cuantas más tareas puedan ser realizadas.

 

Hoy por hoy con esta definición, un robot puede ser desde un brazo en una línea de producción, un lavarropas inteligente IoT, un dron o un programa de software que nos responde por chat (chatbot).

 

 

¿Cómo la robótica mejoró y aún puede mejorar el quehacer humano?

Actualmente estamos en la revolución 4.0 y en los inicios de la 5.0, como en cualquier cambio de paradigma cuanto más al borde estamos más claro se vuelve el pasado y lo que está por venir.

 

La automatización, la mejora en la telecomunicación, las nuevas tecnologías de fabricación y los robots en las líneas de montaje cambiaron positivamente la forma en las que se fabrican los productos, acelerando la producción, aumentando la calidad y reduciendo costos a largo plazo. Estas innovaciones también trajeron una reconversión del trabajo, y como principal aspecto negativo produjeron desempleo, hasta que el proceso de estabilización socio tecnológico volvió a encontrar su equilibrio a partir del cual los beneficios empezaron a tener mayor peso. Este tiempo es el que debemos minimizar como lección aprendida y resaltar que el aspecto principal de la “tecnología conveniente” es la responsabilidad compartida entre científicos, empresarios conjuntamente con las decisiones políticas que regulan -incentivando o conteniendo- el avance tecnológico de los otros dos actores sociotecnológicos.

 

El inicio de la revolución 5.0 que, principalmente dotará a las máquinas (robots) de más Inteligencia Artificial sumándoles capacidades y cualidades humanas, permitirá que los robots estén más presentes en nuestros hogares y en nuestra vida cotidiana. Ya tenemos automóviles autónomos -que no son otra cosa que robots conduciéndose solos por la calle-, robots para entrega de comida y mensajería funcionando ya en varias ciudades, supermercados robotizados.

 

También hay robots capaces de funcionar en condiciones peligrosas para el ser humano como por ejemplo en incendios, derrames tóxicos, centrales nucleares, exploración espacial o tareas inalcanzables para los seres humanos. Actualmente se están realizando las primeras pruebas para complementar al ser humano con prótesis robóticas biomecánicas con inteligencia artificial que permiten recuperar la visión, reemplazar extremidades perdidas y órganos, y a su vez abriendo un nuevo mundo para la potenciación del ser humano, como ser, el control cerebral de dispositivos, la mejora de los sentidos, el aumento de la fuerza, temas que sin duda generan debates éticos importantes.

 

 

¿Hasta qué punto la sociedad se volvió “dependiente” (o no) de la robótica?

La dependencia de cualquier tecnología está en función del uso masivo de la misma, lo vemos con nuestros teléfonos celulares que nos permiten hablar, pero a su vez, en conjunto con las redes sociales y programas de interacción masiva que intercambian información -con o sin nuestro conocimiento- nos permiten encontrar la ruta más corta para llegar a nuestro destino, encontrar el producto más económico, los restaurantes más cercanos y con mejor calificación.

Debemos ser tecnológicamente dependientes en la justa medida para mejorar nuestra vida diaria, como lo somos de la electricidad, de las redes de agua potable; que por cierto no existen en gran cantidad de lugares en el mundo, con una tecnología que data de cientos de años.

A nivel de la fabricación masiva, muchas grandes empresas se han vuelto 100% dependiente del uso de robots, como ser la industria de fabricación de automóviles, aviones, empresas de distribución, farmacéuticas; en donde exista una cadena de producción o montaje hay un robot o cuando menos un sistema automatizado. Se observa cada vez más la incursión de la robótica en otras empresas más tradicionales, como la agroindustria o las de servicios que tendrán un cambio acelerado.

En nuestros hogares apenas se está empezando a contar con robots, esto se debe en gran medida a los altos costos y a que en su mayoría los robots hogareños que alcanzaron cierto éxito se enfocan a una tarea a la vez, como es el caso de las aspiradoras, los electrodomésticos inteligentes o los dispenser para mascotas, por dar algunos ejemplos. El área de esparcimiento es otra área que va creciendo rápidamente con robots mascotas y también la de educación. El próximo paso es crear robots hogareños de costo accesible con la suficiente inteligencia para realizar múltiples tareas e interactuar de forma natural con los seres humanos, objetivo no tan lejano de lograr y pronosticado por muchas empresas de alta tecnología para esta década.

Como reflexión final me gustaría resaltar algunas ideas: un punto en el cual casi todos coincidimos es la necesidad de fortalecer el sistema científico tecnológico en términos educativos, pero es necesario fortalecer aún más la transferencia tecnológica para que lleguen a nuestros hogares productos nacionales;  fomentar la investigación e innovación en  centros públicos/privados que lleven a creación de tecnología nacional; impulsar la divulgación tecnológica en congresos para sembrar, aprender, incentivar y vincularnos con avances a nivel mundial. En el mundo global ya no tiene sentido reinventar la rueda, es fundamental contar con políticas de Estado y socios estratégicos que nos permitan hacer crecer y potenciar la producción tecnológica nacional y aportar a las tecnologías convenientes, aprendiendo de nuestro pasado, mirando hacia adelante, y por qué no, parándonos en hombros de gigantes.

 

Ingeniero, Secretaría de Profesionales UPCN

 

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