Por Néstor Balich *
La incorporación
masiva de tecnología ha ocasionado efectos positivos y negativos para la
humanidad. Muchos pensadores, tecnólogos
y políticos han abordado diferentes acciones y paradigmas para reducir o
eliminar estos aspectos negativos, como ser, la desocupación, los cambios
forzados, el reemplazo del trabajador/a humano/a, la contaminación, temas
sociales y éticos como el analfabetismo tecnológico, la brecha digital, y aspectos
políticos y económicos producto de la polarización de países en regiones según
la brecha tecnológica.
¿Qué son las
tecnologías convenientes?
En los años 70 surge
el término tecnología adecuada (apropiada o intermedia), es decir que la
tecnología debe ser diseñada para no impactar negativamente en los aspectos
medioambientales, sociales, económicos, culturales y éticos de la comunidad que
las implemente. Se la suele llamar también apropiada cuando el impacto de esta
tecnología es beneficioso para la sociedad y el medio ambiente que la utiliza.
Esto ha generado
muchos debates en términos políticos y científicos, aunque también en las
últimas décadas, una sociedad más demandante y participativa en términos
ambientales ha reclamado su entrada al debate a través de organizaciones
enfocadas en el cuidado social, el impacto tecnológico, la brecha digital y la
necesidad de una educación actualizada para formarse en los nuevos puestos de
trabajo.
Siendo
autorreferencial a nivel país, prefiero la definición de “tecnología
conveniente” acuñada por el tecnólogo, escritor y pensador político argentino
Eduardo Galli hace más de 30 años. La definición suma un componente político,
que muchas veces no es tenido en cuenta al hablar de tecnología, como si esta
no impactara directamente en la sociedad y solo fuera producto de científicos y
empresas.
Es así como se forja
el concepto de que una “tecnología es conveniente” cuando, ya sea adquirida en
el exterior o producida en Argentina, proteja los intereses nacionales y su misión
principal sea mejorar la calidad de vida de la sociedad y respetar la
naturaleza (hoy diríamos ambientalmente responsable). Creo que es fundamental
aprender y actualizar conceptos y experiencias de nuestra historia para poder
avanzar tecnológicamente en beneficio de todos.
¿Qué es un robot
actualmente?
Siguiendo con la
intención de actualizar términos del pasado, una breve definición común de
robot era considerarlo como un dispositivo electromecánico programable capaz de
realizar una tarea repetitiva. Actualmente, y con los últimos avances,
consideramos un robot como una creación humana capaz de reconocer su entorno y
modificarlo en base a un procesamiento interno, pudiendo reaccionar de
diferente manera según los estímulos que reciba.
En cuanto al
procesamiento puede ser por programación tradicional o con Inteligencia
Artificial dotando al robot con un nivel de razonamiento que permite realizar
tareas cognitivas como aprender, reconocer, deducir, con lo cual cada vez será
más difícil encontrar robots sin IA. Esta evolución tecnológica permitirá
contar con mejores robots cuanto mejor sea su interacción social con los
humanos y cuantas más tareas puedan ser realizadas.
Hoy por hoy con esta
definición, un robot puede ser desde un brazo en una línea de producción, un
lavarropas inteligente IoT, un dron o un programa de software que nos responde
por chat (chatbot).
¿Cómo la robótica
mejoró y aún puede mejorar el quehacer humano?
Actualmente estamos en
la revolución 4.0 y en los inicios de la 5.0, como en cualquier cambio de
paradigma cuanto más al borde estamos más claro se vuelve el pasado y lo que
está por venir.
La automatización, la
mejora en la telecomunicación, las nuevas tecnologías de fabricación y los
robots en las líneas de montaje cambiaron positivamente la forma en las que se
fabrican los productos, acelerando la producción, aumentando la calidad y
reduciendo costos a largo plazo. Estas innovaciones también trajeron una
reconversión del trabajo, y como principal aspecto negativo produjeron desempleo,
hasta que el proceso de estabilización socio tecnológico volvió a encontrar su
equilibrio a partir del cual los beneficios empezaron a tener mayor peso. Este
tiempo es el que debemos minimizar como lección aprendida y resaltar que el
aspecto principal de la “tecnología conveniente” es la responsabilidad
compartida entre científicos, empresarios conjuntamente con las decisiones
políticas que regulan -incentivando o conteniendo- el avance tecnológico de los
otros dos actores sociotecnológicos.
El inicio de la
revolución 5.0 que, principalmente dotará a las máquinas (robots) de más
Inteligencia Artificial sumándoles capacidades y cualidades humanas, permitirá
que los robots estén más presentes en nuestros hogares y en nuestra vida
cotidiana. Ya tenemos automóviles autónomos -que no son otra cosa que robots
conduciéndose solos por la calle-, robots para entrega de comida y mensajería
funcionando ya en varias ciudades, supermercados robotizados.
También hay robots
capaces de funcionar en condiciones peligrosas para el ser humano como por
ejemplo en incendios, derrames tóxicos, centrales nucleares, exploración
espacial o tareas inalcanzables para los seres humanos. Actualmente se están
realizando las primeras pruebas para complementar al ser humano con prótesis
robóticas biomecánicas con inteligencia artificial que permiten recuperar la
visión, reemplazar extremidades perdidas y órganos, y a su vez abriendo un
nuevo mundo para la potenciación del ser humano, como ser, el control cerebral
de dispositivos, la mejora de los sentidos, el aumento de la fuerza, temas que
sin duda generan debates éticos importantes.
¿Hasta qué punto la
sociedad se volvió “dependiente” (o no) de la robótica?
La
dependencia de cualquier tecnología está en función del uso masivo de la misma,
lo vemos con nuestros teléfonos celulares que nos permiten hablar, pero a su
vez, en conjunto con las redes sociales y programas de interacción masiva que
intercambian información -con o sin nuestro conocimiento- nos permiten
encontrar la ruta más corta para llegar a nuestro destino, encontrar el
producto más económico, los restaurantes más cercanos y con mejor calificación.
Debemos ser
tecnológicamente dependientes en la justa medida para mejorar nuestra vida
diaria, como lo somos de la electricidad, de las redes de agua potable; que por
cierto no existen en gran cantidad de lugares en el mundo, con una tecnología
que data de cientos de años.
A
nivel de la fabricación masiva, muchas grandes empresas se han vuelto 100%
dependiente del uso de robots, como ser la industria de fabricación de
automóviles, aviones, empresas de distribución, farmacéuticas; en donde exista
una cadena de producción o montaje hay un robot o cuando menos un sistema
automatizado. Se observa
cada vez más la incursión de la robótica en otras empresas más tradicionales,
como la agroindustria o las de servicios que tendrán un cambio acelerado.
En nuestros
hogares apenas se está empezando a contar con robots, esto se debe en gran
medida a los altos costos y a que en su mayoría los robots hogareños que
alcanzaron cierto éxito se enfocan a una tarea a la vez, como es el caso de las
aspiradoras, los electrodomésticos inteligentes o los dispenser para mascotas, por dar algunos ejemplos. El área de
esparcimiento es otra área que va creciendo rápidamente con robots mascotas y
también la de educación. El próximo paso es crear robots hogareños de costo
accesible con la suficiente inteligencia para realizar múltiples tareas e
interactuar de forma natural con los seres humanos, objetivo no tan lejano de
lograr y pronosticado por muchas empresas de alta tecnología para esta década.
Como
reflexión final me gustaría resaltar algunas ideas: un punto en el cual casi
todos coincidimos es la necesidad de fortalecer el sistema científico
tecnológico en términos educativos, pero es necesario fortalecer aún más la
transferencia tecnológica para que lleguen a nuestros hogares productos
nacionales; fomentar la investigación e
innovación en centros públicos/privados
que lleven a creación de tecnología nacional; impulsar la divulgación
tecnológica en congresos para sembrar, aprender, incentivar y vincularnos con
avances a nivel mundial. En el mundo global ya no tiene sentido reinventar la
rueda, es fundamental contar con políticas de Estado y socios estratégicos que
nos permitan hacer crecer y potenciar la producción tecnológica nacional y
aportar a las tecnologías convenientes, aprendiendo de nuestro pasado, mirando
hacia adelante, y por qué no, parándonos en hombros de gigantes.
Ingeniero,
Secretaría de Profesionales UPCN