Por: Dr. Mariano A. Bocache[1]
En este artículo se
apunta a narrar la experiencia del trabajo interdisciplinario en el Programa
Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito
de Trata (PNR) en casos paradigmáticos.
Para hacer frente a la trata de personas, el
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación cuenta con un equipo
interdisciplinario de psicólogas, trabajadoras sociales, abogadas/os,
politólogas, médicas/os y personal policial especializado que conforman el PNR,
a cargo de la Lic. Zaida Gatti. Las oficinas centrales del P.N.R. se encuentran
en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pero el trabajo se realiza a nivel
federal. Actualmente existen Oficinas Regionales en las provincias de Santa Fe,
Chaco, Entre Ríos, La Pampa, La Rioja, Neuquén, Mendoza, la ciudad de Mar del
Plata y en las fronteras entre Bolivia y Argentina y la Triple Frontera.
Dicho Programa Nacional
fue creado para el rescate y asistencia psicológica, social, médica, asesoramiento
jurídico y seguridad de las víctimas de trata, desde una perspectiva de género
y Derechos Humanos, pero, como veremos, en la práctica hace mucho más que eso.
Sus profesionales, además de estar especializados/as y contar con amplia
experiencia en el delito de trata, también han sido capacitados para intervenir
y asistir a víctimas en situación de catástrofe.
En el ámbito del PNR
funciona también la línea telefónica 145. La misma es nacional, gratuita y
anónima. Su objetivo es recibir denuncias de hechos que podrían relacionarse
con los delitos de Trata y/o Explotación de Personas, las 24 horas del día los
365 días del año. La línea es atendida por profesionales especializadas en la
temática.
Asimismo, se llevan
adelante tareas de prevención, particularmente mediante el diseño de campañas
de concientización, sensibilización y dictado de capacitaciones para diversos
actores, tales como fuerzas de seguridad, tripulaciones de aerolíneas, agencias
estatales, ministerios, organizaciones de la sociedad civil, sindicatos, ámbito
educativo, público en general, etc.
Cabe mencionar que este
Programa cuenta con una “Casa Refugio” para alojar y brindar protección a las
víctimas rescatadas y que la misma depende exclusivamente del PNR, siendo su
ubicación de carácter reservado.
Si bien todas sus intervenciones
son importantes y significativas, el PNR tuvo algunas que, por haberse
efectuado en casos que han conmocionado a la opinión pública a través de los
medios de comunicación, adquirieron relieve y trascendencia. En este artículo,
por primera vez, se darán a conocer algunas de ellas.
Intervención en el caso
“Marita” Verón
En el año 2012, la Sala
II de la Cámara en lo Penal de la Provincia de Tucumán, otorgó intervención al PNR
para el traslado, acompañamiento y asistencia a las víctimas durante las
audiencias en juicio.
La primera dificultad con
la que se encontró el Programa fue localizar a las víctimas, pues se trataba de
alrededor de once que en su mayoría habían sido explotadas aproximadamente diez
años atrás y muchas habían cambiado su número de teléfono y/o su domicilio, por
lo que hubo que tomar contacto con amigos y familiares de las mismas para
ubicarlas. Además, en muchos casos, se trataba de mujeres que evitaban ser
localizadas por temor a volver a atravesar todo lo que habían vivido. De este
modo, equipos completos del PNR, integrados por policías y profesionales que
las buscaban (distribuidas por la Provincia de Buenos Aires, Misiones, La
Rioja, provincias del sur del país, etc.) las trasladaron a la provincia de
Tucumán, algunas en auto, otras en avión. Todo esto no fue sencillo, pues
muchas mujeres eran madres solteras y no podían dejar solos a sus hijos/as, por
lo que hubo que articular nuevamente con familiares y amigos para que los cuidaran,
y, aun así, eso no fue lo más difícil. Lo más duro fue entrevistar víctimas que habían guardado silencio durante
muchos años sobre el drama por el que habían pasado y que se animaban a hablar
por primera vez.
Las consecuencias postraumáticas
se evidenciaban en mujeres que atravesaron momentos de angustia muy profunda;
algunas se descomponían, otras se desmayaban, la mayoría sufría pesadillas y no
podían dormir bien. Víctimas que a raíz de lo vivido tuvieron consecuencias
psicológicas y estaban medicadas. En este sentido es importante destacar el
acompañamiento y asistencia de las profesionales del P.N.R. que fue constante
ya que se alojaban en las mismas habitaciones de hotel de las personas
damnificadas.
Durante los once meses
que duró el juicio, participaron cuatro profesionales del Programa, las que se
turnaban los fines de semana y feriados para viajar y ver a sus seres queridos,
llegando a pasar periodos de quince o veinte días lejos de ellos.
Las profesionales del PNR
y las personas damnificadas debieron soportar durante el juicio todo tipo de insultos
y actos de prepotencia por parte de los trece imputados, que actuaban como una
verdadera mafia creyéndose totalmente impunes. También hubo víctimas a las que
fue necesario hospitalizar porque les bajó la presión y perdieron el
conocimiento al momento de declarar.
Los relatos escuchados
fueron de extrema crudeza. Basta con mencionar el caso de una niña de trece
años –al momento de declarar tendría entre 23 y 25 años- que había sido
secuestrada en Misiones, que estaba descalza, al momento de ir a comprar pan.
La niña fue trasladada a un prostíbulo de la provincia de La Rioja, donde la
prostituían los fines de semana y durante la semana, la jefa del clan la
reducía a la servidumbre y la obligaba a realizar todo tipo de tareas, además
de explotarla sexualmente. En el testimonio ofrecido en juicio contó que había
presenciado, siendo niña, la situación en que golpearon a una mujer de origen
brasileño, a quien acusaban de haberse quedado con dinero de un prostituyente, que
murió desnucada al caer al suelo y luego la “guardaron en una bolsa”.
Algunas víctimas también hablaron
de abortos inseguros, quemaduras con cigarrillos sobre sus cuerpos y rituales
satánicos en los que las hacían caminar sobre brasas ardientes. Otras mostraron
heridas de disparos en sus piernas, recibidos mientras intentaban escapar y
otras, que lograron fugarse y llegar a la comisaría en busca de ayuda, contaron
que fue el mismo comisario quien las devolvió a la red de trata.
Asistencia y contención a
los familiares de las víctimas del submarino A.R.A. San Juan
El 23 de abril de 2019,
el Juzgado Federal de Caleta Olivia dispuso que se llevara adelante una audiencia
simultánea en diecisiete puntos del país, a fin de exhibirles a familiares de
los 44 tripulantes del submarino A.R.A. San Juan, imágenes y videos que fueron
recopilados en el interior del mismo.
La parte central del acto
fue el reconocimiento a las familias de las víctimas de la catástrofe. El
objetivo de esta exposición era que fueran ellas, quienes en primer lugar,
observasen tales registros audiovisuales que luego serían expuestos ante
diversos Organismos.
En el marco de la causa
judicial y teniendo en cuenta que el contenido de las imágenes podría generar
diversas reacciones por parte de las familias, se solicitó al Centro de
Atención a Víctimas de Delitos (CENAVID) del Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos de la Nación, que dispusiera de personal especializado en atención a
víctimas de catástrofes. En este sentido, el PNR fue convocado para realizar
dicha asistencia. De este modo, se desplegaron equipos interdisciplinarios en
dieciséis ciudades: San Salvador de Jujuy, Salta, Santa Rosa, Mendoza, Mar del
Plata, San Juan, Viedma, Río Grande, Bahía Blanca, Santa Fe, San Luis, Posadas,
Santiago del Estero, Tucumán, Bell Ville y Concepción del Uruguay. Mientras
que, a otros dos programas que dependían de CENAVID, se les encomendó que asistieran
a los familiares que estarían en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Dicho acompañamiento, fue
sumamente importante porque no sólo consistió en tener los recursos disponibles
por si alguna persona se descompensaba y necesitaba ser trasladada a un
nosocomio, o la provisión de alimentos, sino que lo más meritorio de tal intervención
fue la escucha de las profesionales en un momento en el que los presentes, quienes sufrieron la pérdida de sus
seres queridos, iban a enfrentarse con lo que la madre de una de las víctimas
mencionó como “la tumba de nuestros hijos”.
La jueza dispuso que no
pudieran formular preguntas. Si bien todos sabían de la disposición judicial,
esto incrementó la ansiedad y el dolor de los familiares. En esta situación, reinó
la quietud y el silencio. No se lo puede llamar paciencia, pero permanecieron
ahí "pacientemente". Algunos dibujaban, otros tomaban nota. Lo cierto
es que colectivizaron su dolor y eso, sin duda, los ayudó.
Silencio y quietud,
momentos más intensos emocionalmente y otros apenas desordenados, tal como
finalmente son las despedidas de los restos de los seres queridos. Lágrimas
derramadas ante cada imagen y algunos períodos muy tensos cuando se exhibieron
retazos de un uniforme.
Durante un receso, la
esposa de uno de los tripulantes dio por finalizado el procedimiento. Resultó
de mucho impacto para ella y solicitó que un familiar se acercara a buscarla. Otra
cónyuge de uno de los tripulantes fallecidos le pidió a una de las
profesionales, que estuvo presente durante gran parte de la jornada, que
acompañara a su hijo menor de edad para que ella pudiera seguir viendo los
videos. En ese pedido se materializó el vínculo de empatía y confianza generado
entre ambas.
Con respecto a los videos,
quedaron con sensación de “gusto a poco”. Los padres de otro tripulante se
mostraron muy fuertes e iban relatando a las profesionales cómo era el
submarino por dentro, ya que lo conocían porque habían subido muchas veces con
su hijo, a quien nombraron como un “ángel”.
Otra esposa de un
tripulante optó por no asistir a la videoconferencia, ya que su deseo era
recordarlo de la mejor manera.
Hubo varias familias que
fueron tramitando su angustia estudiando cartas navales o hablando con
empresarios pesqueros que pudiesen explicarles sobre el tema.
Como corolario, solicitaron
a las profesionales del PNR acompañamiento emocional para poder llorar y de esa
forma, las integraron a la experiencia que estaban viviendo. Asimismo, en
varias de las sedes entregaron a modo de agradecimiento stickers y pins
conmemorativos. ?En el saludo final, cargado de emotividad, se escucharon
palabras de agradecimiento, deseos de justicia y dudas al respecto. Paralelamente,
en alguna de las sedes se había habilitado dentro de la jornada un espacio de
catarsis en el que los familiares fueron escuchados por el Tribunal y un cierre
con la esperanza de que se hiciera justicia.
Sin embargo, en la ciudad
de Mar del Plata, donde se encontraba la mayor cantidad de familiares, primó un
silencio profundo durante las largas y abrumadoras horas de transmisión. Las
familias de esta ciudad se acompañaban entre ellas. Se agruparon con otros
acompañándose mutuamente.
La aparición de lo más
cercano a lo humano modificó los cuerpos. Todos y todas se inclinaban hacia
adelante, se tensaban, cuando se decía alguna palabra que nombraba, que los
nombraba: un overol, un bolso, querían ver lo que confirmaba la muerte.
Las profesionales fueron
testigos y acompañantes del encuentro con los restos que no habían visto, algo
necesario para iniciar, en algunos casos, el proceso de duelo. Un duelo
necesario para poder continuar adelante. Ese día se trató, ante todo, de una
despedida.
La gran mayoría de las
personas que recibieron el acompañamiento profesional del PNR solicitaron
continuar con asistencia psicológica, convirtiéndose el CENAVID en un Organismo
de referencia.
Intervención en el caso
Guadalupe, niña desaparecida en la provincia de San Luis.
Las profesionales del PNR
fueron convocadas por los Fiscales Federales a cargo de esta causa con el
objetivo de asistir y acompañar a los familiares de la niña desaparecida, en el
marco de la reconstrucción de las circunstancias que rodearon la desaparición
de la misma. Los actos procesales se llevaron a cabo a fines del junio de 2022.
En este sentido, las
profesionales trabajaron en la ciudad de San Luis, junto a los funcionarios
judiciales durante los tres días que duró dicha intervención. Los aportes expertos,
que se realizaron durante la reunión de organización previa a la reconstrucción
por parte de las mismas fueron vitales para la toma de decisiones sobre los
procedimientos de los días subsiguientes, en los que se trabajó con un amplio
grupo interdisciplinario de profesionales convocados para la tarea. Se trabajó
también junto a la fuerza de seguridad participante.
De esta forma, se hizo
efectivo el acompañamiento y asistencia de forma personalizada a la madre y al
padre de la niña durante los días de reconstrucción, así como al resto de los
familiares. Las profesionales del PNR estuvieron recorriendo las cuadras del
barrio donde cada testigo/vecino aportó su relato, ya que los padres de la niña
desaparecida tuvieron la oportunidad de estar en calidad de observadores de
estos procedimientos. A su vez, tuvieron especial participación en la
contención y orientación a la familia de una testigo clave, así como en
garantizar un cuidado desarrollo de la participación de la misma en la
reconstrucción. De igual manera el equipo de profesionales procedió cuando fue
el turno de las niñas y niños testigos.
La orientación permanente
y el apoyo psicológico fueron los pilares que permitieron un trabajo
comprometido y eficiente, considerando las circunstancias y el contexto que
este caso presenta. Durante esos días, participaron más de veinte testigos,
entre familiares, vecinas/os y niñas/os.
La intervención en el
caso “Guadalupe” motivó que el Programa en cuestión recibiera un agradecimiento
y felicitación conjunta por parte del equipo de fiscales intervinientes. Entre
los cuales figuraron: la Fiscalía Federal de San Luis, Fiscalía Nacional en lo
Criminal y Correccional N° 32 de la Ciudad de Buenos Aires y la Procuraduría de
Trata y Explotación de Personas (PROTEX). En dicho agradecimiento destacaron “el
profesionalismo, la calidad humana y el compromiso hacia la función que han
demostrado las psicólogas convocadas”.
Para ir concluyendo y
mientras comienza una nueva intervención de resonancia mediática en el caso
“Escuela Yoga Buenos Aires” (EYBA) quiero agradecer a mis compañeras que han
aportado material y vivencias para la confección del presente artículo: la Lic.
Zaida Gatti, Coordinadora Gral. del PNR.; Dra. Carolina Alamino, co
Coordinadora Jurídica; Lic. Griselda Tignino; Lic. Mariana Schvartz; Lic.
Daniela Gasparini; Lic. Norma Mazzeo; Lic. Vanesa Lorenzetti y en ellas
homenajear a todas las heroínas del
Programa Nacional de Rescate que a través de su compromiso, dedicación, empeño y
profesionalismo logran que personas que atraviesan situaciones traumáticas, de
extremo dolor la pasen un poquito menos mal.
Por último, resulta
importante poner de relieve que en octubre de 2021 el Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos de la Nación, junto al Banco de Inversión y Comercio Exterior
(BICE) puso en funcionamiento el Fondo de Asistencia Directa a Víctimas de Trata
de Personas tras la firma de un contrato de fideicomiso de administración. En
julio de 2022 se realizó el primer pago de la Unidad Ejecutiva del Fondo de
Asistencia Directa a Víctimas de Trata de Personas en concepto de reparación
económica, a una joven que fue víctima de ese delito en la localidad
santiagueña de La Banda.
Recuerde
que ante una sospecha o duda de trata o cualquier tipo de explotación de
personas puede comunicarse en forma anónima y gratuita con la línea 145,
durante las 24 hs los 365 días del año.
[1] Abogado, co
Coordinador Jurídico del PNR. Delegado sindical de UPCN Ministerio de Justicia
y Derechos Humanos de la Nación.