Por
Marcela Iellimo[1] y
María Elena Alanis[2]
El presente artículo aborda la importancia de visibilizar
las violencias contra las mujeres cometidas en los ex Centros Clandestinos de
Detención durante la última dictadura cívico-militar en la República Argentina.
Para ello relata la experiencia del Museo Sitio de Memoria ESMA - Ex Centro
Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio en la incorporación de la
perspectiva de género en la transmisión de la memoria a través de las Muestras
Ser Mujeres en la ESMA I y II.
Acerca del Museo Sitio de Memoria ESMA
En mayo de 2015, mediante el Decreto N° 1.133/15
se creó el Museo Sitio de Memoria ESMA – ex Centro Clandestino de Detención,
Tortura y Exterminio, como un organismo desconcentrado en el ámbito de la
Secretaria de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
La finalidad principal de este sitio de memoria es la de difundir y transmitir
los hechos acontecidos a las víctimas del Terrorismo de Estado, ocurridos en el
ámbito físico de su detención; así como sus antecedentes y consecuencias.
Dentro de las funciones del Museo Sitio de
Memoria ESMA se encuentra la de desarrollar muestras permanentes y temporarias
que den cuenta de los hechos sucedidos en ese espacio físico e histórico,
contemplando la intangibilidad del edificio toda vez que el mismo es prueba
judicial en la Causa ESMA, y fue declarado Monumento Histórico Nacional por el
Decreto 1.333/08.
El Museo Sitio de Memoria ESMA cuenta con una
muestra permanente que ocupa la totalidad de sus instalaciones con un sistema
de dispositivos museográficos que evocan y aproximan los hechos que allí
acontecieron a través de las voces de las y los sobrevivientes del terrorismo
de Estado de la última dictadura cívico-militar (1976-1983). El recorrido
consta de diecisiete salas que contienen dispositivos museográficos
tradicionales y otros más contemporáneos basados en testimonios de
sobrevivientes, documentos históricos de la Comisión Nacional de Desaparición
de Personas (CONADEP), el juicio a las Juntas Militares y documentación
desclasificada por las agencias del Estado, entre otros archivos.
Ser Mujeres en la ESMA
Si bien la muestra permanente del Museo permite conocer, vivenciar y
comprender lo ocurrido en el ex centro clandestino, a través de modos de
representación que potencian la reflexión, el debate y la indagación, las
nuevas y actuales demandas sociales requerían incorporar la perspectiva de género. A partir de
allí, se comenzó un proceso de investigación, especialmente focalizado en los
testimonios brindados por algunas sobrevivientes en los juicios sobre los
delitos de lesa humanidad. Uno de los objetivos de ese trabajo fue poner en
evidencia y visibilizar los distintos tipos de violencia perpetrada contra las
mujeres secuestradas y la especificidad de la misma.
El resultado de este trabajo fue la Muestra
Temporaria, Ser Mujeres en la ESMA,
Testimonios para Volver a Mirar, basada en los testimonios judiciales de
las sobrevivientes, sobre la violencia de género y delitos sexuales cometidos
por el Grupo de Tareas de la ESMA.
Como producto de esta muestra temporaria, y a la
luz de las demandas y reivindicaciones del movimiento de mujeres en el
presente, la muestra permanente volvió a mirar el funcionamiento del ex centro
clandestino de la ESMA pero ahora adoptando un enfoque de género.
La violencia hacia las mujeres al interior de
los Centros Clandestinos de Detención fue una expresión más de la violencia
ejercida masivamente por las Fuerzas Armadas y de Seguridad contra las y los
militantes populares. También fue una expresión de las prácticas violentas que
históricamente sufrieron las mujeres en la sociedad. Durante el cautiverio, la
violencia no sólo se ejerció contra las secuestradas en tanto militantes
políticas, sino también, y de modo específico, en tanto mujeres. Aun así, las
mujeres desarrollaron acciones para sobrevivir. Algunas iniciativas
individuales o grupales les permitieron cuidarse a sí mismas, también a otros y
a otras, e incluso transgredir las reglas de juego impuestas por el centro
clandestino.[3]
La violencia sexual padecida por las mujeres en los
Centros Clandestinos de Detención fue invisibilizada y negada por el conjunto
de la sociedad pero, sobre todo por la Justicia. Se subsumieron los delitos
sexuales dentro de la figura general de los tormentos, lo que dejó en evidencia
las prácticas y concepciones judiciales respecto del género.
En los testimonios brindados respecto de lo
ocurrido durante el terrorismo de Estado las denuncias sobre violencia sexual
fueron minimizadas, o directamente se culpabilizaba a las víctimas. Fue común
referirse a las mujeres que fueron sexualmente esclavizadas, como colaboradoras
que convivían con los perpetradores, como si hubiera habido en los Centros
Clandestinos de Detención posibilidades de elegir. La cultura de la violación
impedía comprender la especificidad de la violencia sexual en el contexto
concentracionario.
En el año 2009 se promulgó la Ley N° 26.485 de
Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra
las Mujeres en los Ámbitos en que desarrollen sus Relaciones Interpersonales.
Esta ley prevé distintos tipos y modalidades o ámbitos de las violencias hacia
las mujeres. Dentro de las formas de violencia perpetrada en el ex Centro
Clandestino de la ESMA se pueden mencionar: las agresiones verbales, como
insultos, bromas, burlas, expresiones obscenas, comentarios y tonos lascivos;
la desnudez forzada, requisas vejatorias, posturas y tratos humillantes,
manoseos y otras formas de abuso sobre el cuerpo; las amenazas de abuso sexual
y/o amenazas referidas al destino de sus hijos e hijas o de sus embarazos; el
sometimiento a formas de esclavitud sexual, violación y aplicación de tormentos
en órganos sexuales; los embarazos en condiciones inhumanas, inducción del
parto, los abortos provocados por la tortura, la separación y la apropiación de
los hijos e hijas.[4]
El
desarrollo del Proyecto Ser Mujeres en la
ESMA, Testimonios para Volver a Mirar, le permitió al Museo funcionar
también como un lugar de encuentro para las
sobrevivientes que pudieron mirarse, repensar sus historias y reflexionar desde
una perspectiva feminista sobre las violaciones a los derechos humanos que
padecieron durante su detención.
A partir de los resultados de esa muestra, en el
año 2021 se comenzó a desarrollar el proyecto de la
muestra temporaria Ser Mujeres en la ESMA
II, Tiempo de Encuentros, en forma conjunta entre el Museo Sitio de Memoria
ESMA y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), con financiamiento del
Gobierno de la República Federal de Alemania, mediante la cual se
profundizaron las indagaciones de la primera muestra y se buscó reflexionar
sobre aspectos que no han tenido mucha visibilidad en nuestra sociedad: las
consecuencias en la vida de las sobrevivientes después de salir del centro
clandestino. Algunos de los interrogantes que orientaron la investigación
fueron: ¿cómo reconstruyeron los vínculos familiares y sus proyectos de vida?,
¿cómo enfrentaron los estigmas de haber sufrido violencia sexual?, ¿cómo las
afectó el silencio y la falta de escucha?, ¿cómo fue para ellas participar en
los juicios?
Con Ser
Mujeres en la ESMA II, Tiempo de Encuentros, fue la
primera vez que el Museo trabajó en el armado de una muestra temporaria que no
estaba basada solamente en testimonios judiciales, ya que la vida después de la
ESMA no fue de interés para la justicia. Es así como desde el Museo se realizó
una convocatoria a las sobrevivientes que quisieran dar testimonio en temas
como su militancia, el silencio, el peso del estigma, la relación con sus hijos
e hijas, la libertad, las relaciones humanas, entre otras; dieciséis
mujeres sobrevivientes participaron de esta
convocatoria. Este material, además de formar parte del acervo documental del
Museo, se usó como insumo fundamental del
armado de la muestra, dando lugar a tres piezas
audiovisuales que son parte de la exhibición.
Dicha muestra, en primer término, aborda la violencia de género y sexual sufrida por las detenidas,
las estrategias de supervivencia durante la detención, los vínculos de
solidaridad y sororidad, la maternidad y el cuidado de sus hijos e hijas en la
ESMA. Luego se relata cómo fue el momento
de la salida del centro clandestino y su relación con la libertad, y, en
esta dirección, se dispuso una instalación artística
que aborda de modo conceptual las experiencias de vida que siguieron al
cautiverio: la libertad como un proceso y una construcción, el peso del
estigma, el exilio, el vínculo con las denuncias y el camino hacia la justicia,
la participación política y la interacción con las luchas feministas.[5]
Es importante destacar que esta
segunda muestra llegó al Museo como iniciativa de las mismas sobrevivientes y
que se desarrolló en forma colectiva junto a sobrevivientes de la ESMA, hijas,
académicas, investigadoras, museólogas, abogadas, funcionarias de distintos
ministerios, operadoras judiciales, especialistas en temas de derechos humanos
y género, activistas y artistas.
A modo de conclusión
Los compromisos internacionales e internos que Argentina
fue asumiendo a lo largo de estos últimos casi cuarenta años de democracia, en
materia de derechos humanos, y específicamente en materia de discriminación y
violencia de género, sumado a la lucha constante del movimiento de mujeres por
visibilizar las desigualdades de género y las violencias ejercidas contra
ellas, fueron generando un marco social, legal y judicial más favorable a la
escucha de los testimonios sobre las violencias, en especial la violencia
sexual, que sufrieron las mujeres en los centros clandestinos de detención
durante la última dictadura cívico-militar.
Como ya se señaló, la violencia sexual padecida
por las mujeres en el período del terrorismo de Estado no constituyó un
fenómeno aislado. Por un lado, fue una expresión de la violencia masivamente
ejercida por las fuerzas de seguridad contra la militancia social y política y,
por el otro, de una violencia de largo alcance que se expresó en el cuerpo de
las mujeres.[6]
La experiencia de las muestras Ser Mujeres en la ESMA y Ser Mujeres en la
ESMA II ha demostrado cómo las demandas sociales y políticas del presente nos
llevan a interpelar al pasado, proponiendo una mirada de género y más inclusiva.
Promueve así, un diálogo intergeneracional que acuerda en la importancia de
considerar a la violencia contra las mujeres como una violación a los derechos
humanos.
Referencias Bibliográficas y Normativa
·
Álvarez, Victoria (2018) Memorias y representaciones en torno a la
violencia sexual en centros clandestinos de detención durante la última
dictadura militar argentina (1976 - 1983). Tesis doctoral. Facultad de
Filosofía y Letras – UBA.
·
Memoria Abierta (2012) “…Y nadie quería saber. Relatos sobre
violencia contra las mujeres en el terrorismo de Estado en Argentina”, Cuadernos
de Trabajo, Buenos Aires.
·
Decreto
N° 1.333 (19 de agosto de 2008)
·
Decreto
N° 1.133 (15 de junio de 2015)
·
Ley
N° 26.485 “Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia contra las Mujeres en los Ámbitos en que desarrollen sus Relaciones Interpersonales”
(2009).
[1] Abogada,
Trabajadora del Museo Sitio de Memoria ESMA, Delegada de UPCN.
[2] Curadora
de la Muestra Ser Mujeres II: Tiempo de
Encuentros, Museo Sitio de Memoria ESMA.
[3] Fuente: Ser Mujeres en la ESMA, Testimonios para Volver a Mirar. Museo
Sitio de Memoria ESMA – ex Centro Clandestino de Detención, Tortura y
Exterminio.
[4] Álvarez, Victoria
(2018).
[5] Fuente: Ser Mujeres en la ESMA II,
Tiempo de Encuentros. Museo Sitio de Memoria ESMA – ex Centro Clandestino
de Detención, Tortura y Exterminio.
[6] Memoria
Abierta, “…Y nadie quería saber. Relatos sobre violencia contra las mujeres en
el terrorismo de Estado en Argentina”, 2012, p. 95.