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Organización, Simpleza, Estabilidad y Perfectibilidad en el ejercicio de la Democracia Sindical por Mariano Keena

 28/07/2022   476
Organización, Simpleza, Estabilidad y Perfectibilidad en el ejercicio de la Democracia Sindical

“No siempre los países han definido con exactitud la democracia que desean, ni han calificado la democracia en la cual viven. Hemos aprendido que ocultar el tipo de democracia que se quiere, constituye la mejor manera de preservar el tipo de democracia que quieren los demás". 
Perón. Modelo Argentino para el Proyecto Nacional. Pto. 1. Antecedentes históricos

En los párrafos que siguen intentaré acercar al lector una reflexión que pone la luz sobre cómo los preceptos básicos de la “teoría de la organización” formulada por la doctrina justicialista nos sirven de posible parámetro para entender y analizar las formas que adquiere el ejercicio de la democracia sindical en el actual modelo sindical argentino. 

Organización 
La organización es la cualidad esencial que debe poseer la estructura gremial y que posibilita el ejercicio de la conducción del conjunto hacia el cumplimiento del objetivo y, al mismo tiempo, permite a sus elementos internos (afiliados) la elección de aquellos cargos de la conducción estratégica y de sus estamentos intermedios desplegados a nivel táctico.

Objetividad 
Ahora bien, tomando como guía la doctrina justicialista, particularmente los preceptos que emanan de la obra Conducción Política, para que podamos afirmar que una estructura está organizada, deben verificarse ciertas características que hacen que ese conjunto de partícipes no sean un amontonamiento de personas y secciones dispersas. La primera cualidad orgánica es la “Objetividad”. Ello significa que la estructura sindical debe perseguir un solo objetivo: la protección y promoción del trabajador en su esfera individual, profesional y colectiva. Si no está claro el objeto, o por defecto, la organización empieza a perseguir el cumplimiento de otros fines, se corre el riesgo de perderse de vista el interés primordial y, en algunos supuestos, se “subjetivizan” las acciones y fines poniéndose por encima de los bienes sociales, los intereses parciales y mezquinos de alguna minoría interna. En este sentido, la “objetividad” es una garantía de certidumbre para los afiliados al momento de votar a sus delegados y representantes principales, dado que importa la convicción de que el sindicato se erige como un barco con itinerario claro y buen puerto de llegada. En otras palabras: a mayor objetividad, mayor confianza de los afiliados al momento del sufragio. 

Simplicidad 
Luego de la objetividad, el otro rasgo orgánico que interesa comentar aquí es el de la “Simplicidad”. Se entiende por simplicidad toda organización que tiene sus sectores (secretarías, mesas, comisiones, etc.) funciones, competencias y autoridades ordenadas con claridad, sin mediaciones o artificios, dispuestos todos para el cumplimiento directo o indirecto del objetivo del sindicato. En ese sentido, tampoco favorece a la simplicidad una organización gremial en donde se superpongan funciones o sectores inventados “a medida” de alguno de sus miembros. De darse este último supuesto, la falta de simplicidad impacta de modo negativo en el afiliado al momento de ejercer su voto, pues verá candidatos que en los hechos de ser elegidos desplegarán sus funciones “en duplicado” con el agravante del dispendio de recursos financieros que dicha distorsión compromete.

Estabilidad y Perfectibilidad 
En tercer lugar, hay dos caracteres orgánicos que se interrelacionan de modo particular y que impactan de lleno en el ejercicio de la democracia participativa en el ámbito gremial: son las cualidades de la “estabilidad” y la “perfectibilidad”. La “estabilidad” de una organización está dada por la coordenada espacio-temporal: el primero (espacio), si nos figuramos la estructura gremial como una pirámide (conducción, cuadros auxiliares y base-masa) será el ancho de su base y el segundo (temporal) la estabilidad estará dada por la permanencia de líneas de acción coherentes, asertivas y en cumplimiento del objetivo primordial a lo largo del tiempo. Un sindicato que goza de estabilidad orgánica es aquél que se distingue por su tradición de lucha, modalidad coherente de negociación ante el conflicto individual o colectivo y diálogo ético con los otros actores de los sectores públicos y privados. La estabilidad emerge así como una consecuencia positiva de la unidad de acción que se apoya indefectiblemente en una unidad de concepción.

Por otro lado, aparece la otra cualidad que se interrelaciona con la estabilidad: se trata de que la organización pueda ser “perfectible”. La perfectibilidad es la aptitud que tiene la asociación gremial de mejorar, corregir y redireccionar elementos y funcionamientos internos para que pueda cumplirse con mayor eficiencia y practicidad el objetivo orgánico fundacional. Esa perfectibilidad impone el deber de actualización a efectos de adaptarse a la “evolución” de los tiempos. Es el rasgo dinámico que permite la supervivencia de la organización a partir de su adaptación a los nuevos paradigmas que la realidad impone. 

Respecto de estas dos cualidades, Perón entiende que deben darse en una tensión armoniosa y nunca una de ellas de modo absoluto que traiga como efecto adverso la nulidad de la otra. Aplica aquí el consejo sabio del General traído desde el fondo del pensamiento de los presocráticos: “Todo en su medida y armoniosamente”. 

En otras palabras, no resulta conveniente que una estructura sindical sea tan estable que se cristalice de modo tal que se transforme en una entidad autorreferencial y apegada a tradiciones y formas de acción que generan lo que vulgarmente se denomina “la burocratización”, la cual podríamos definir como la legitimación y justificación errónea de los medios, cargos y procedimientos por encima de los fines (el gobierno de los instrumentos y no la subordinación de ellos a los grandes designios). Es allí que el remedio actuante frente a eso es la “perfectibilidad”, tal como se explica en el párrafo precedente, pero que tampoco debe darse de modo absoluto, dado que una organización gremial que modifica estructuras, criterios formales y sustantivos en plazos de corta duración generan inestabilidad, desorientación, desgaste de recursos en objetivos cambiantes y posible quiebre o fragmentación del conjunto. Aquí, Perón plantea que dichas características deben darse de modo relativo, pues no es conveniente que ninguno de ellos se absolutice y anule al otro. 

Así las cosas, pareciera oportuno y necesario reflexionar sobre las condiciones de objetividad, simplicidad y, especialmente en esta tensión armoniosa que debe darse en cuanto a la gravitación relativa del carácter estable y perfectible de la organización. 

Demoliberalismo y democracia sindical 
Dicho análisis en el marco de un proceso eleccionario, no debe conducir a conclusiones apresuradas. Mucho menos transpolar la perspectiva demoliberal y sus “sacrosantos” principios a la vida orgánica de una asociación sindical. Los gremios han transitado sus propios procesos históricos e institucionales, cuyos orígenes son previos al advenimiento de la democracia moderna en Occidente y posiblemente, trasciendan en su existencia a dicho paradigma. La lógica de representación y vida democrática interna difieren diametralmente al escenario de una democracia republicana de corte liberal. Es allí, donde los partidos políticos nunca encarnan la verdad absoluta de la Nación, sino que la verdad – siempre relativase encuentra “partida” en la policromía de los partidos políticos representativos de mayorías y minorías siempre circunstanciales. Por esta razón, en ese diagrama, se erige como dogma fundamental la necesidad de alternancia en los cargos y la limitación temporal de los mandatos. 

Cuando un gremio en su accionar coherente en el tiempo y espacio despliega una defensa eficaz de los intereses del trabajador, su conducción logra con ello el cumplimiento de su objetivo primordial. Dicho cumplimiento es verificado en los hechos cotidianos y el aval de continuidad está dado por una conducción que permanece en el “éxito” de su cometido esencial. La necesidad de alternancia es un bien relativo subordinado al cumplimiento de la defensa de los intereses profesionales. Es por ello también que la mayoría de las decisiones orgánicas se deciden por consenso, pues dicha modalidad en la toma de decisiones importa no perder de vista que la debilidad en el frente de lucha lleva a la derrota y a la pérdida de derechos laborales. 

El sindicato dista a todas luces ser la Nación en su conjunto, tanto en su escala como en sus fines existenciales. Por eso, la conducción actual de un gremio al someterse, tal como lo viene haciendo en los hechos, a un proceso eleccionario ratifica con dicho procedimiento lo actuado y se compromete a futuro, en el caso del apoyo cuantitativo de sus afiliados, a continuar su acción en un nuevo mandato. 

La permanente crítica a la supuesta “permanencia” por largos períodos de los secretarios generales pareciera ser un mal antidemocrático del movimiento obrero. La opinión pública, fogoneada por parte de la prensa y la Academia, hacen lo suyo para que la acusación al sindicalismo de ser antidemocrático genere tanto ruido que haga sordo el debate de fondo y el análisis que lleve a distinguir los diferentes modos de sentir y ejercer la democracia. Perón, en el Modelo Argentino para el Proyecto Nacional ofrece al país la tesis superadora del liberalismo partidocrático del siglo XIX, incorporando la categoría, propia del nuevo milenio y la evolución: la construcción de una democracia social, orgánica y directa. A la luz de este nuevo paradigma, nunca debatido a fondo y puesto en común como pidió Perón como acto de última voluntad política, importa comprender el ejercicio de la democracia sindical como un fenómeno propio y particularizado de una democracia social, orgánica y directa. Ello es así pues su nota “social” está dada por el objetivo primordial de la entidad gremial que no es otro que la realización de la Justicia Social en el ámbito laboral. Su dimensión orgánica se evidencia en el modo de participación puesto que la democracia no se ejerce como un voto atomizado, anónimo y despersonalizado sino como persona humana en condición de afiliado y perteneciente a una regional o sección identificada que participa en diferentes niveles y acciones dentro de la estructura (órganos paritarios, secretarías, recreación y salud). Finalmente, es directa dado que por lo general no hay mediaciones infecundas y cristalizadas entre el representante y representados. Basta poner de ejemplo al delegado de base con quien el trato y conocimiento de su accionar es directo para el resto de los trabajadores a quien representa sectorialmente. 

“Resulta necesario dar publicidad de los actos electivos que de modo periódico y transparente llevan adelante los gremios que actualmente integran la CGT, a efectos de contrarrestar zonceras y picardías de una gran y monocorde maquinaria comunicacional antisindical, antiobrera y, por consiguiente, de corte antipopular; por cuanto no persigue otro interés que la fragmentación y el debilitamiento de la fuerza del movimiento obrero organizado ante los poderes globales del capitalismo financiero.”

Por todo ello, resulta necesario dar publicidad de los actos electivos que de modo periódico y transparente llevan adelante los gremios que actualmente integran la CGT, a efectos de contrarrestar zonceras y picardías de una gran y monocorde maquinaria comunicacional antisindical, antiobrera y, por consiguiente, de corte antipopular; por cuanto no persigue otro interés que la fragmentación y el debilitamiento de la fuerza del movimiento obrero organizado ante los poderes globales del capitalismo financiero.


*Mariano Keena
* Abogado. Docente. Funcionario judicial en la justicia nacional. Especialista en Derecho Constitucional (UBA) y profesor en Ciencias Jurídicas (USAL).
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