A 40 años
de una patriada
“¿Viste las fotos, los videos del desembarco de Normandía? (Nota
del Autor: El Día D.) Era eso. Una película”.
Testimonio del Soldado Observador Gabriel Massei.
“Estaba seguro de que mi día había llegado. No saldríamos con
vida. Tampoco habría rendición. Aquello para lo cual nos habíamos
preparado toda la vida estaba por suceder”.
Teniente Primero Esteban.
Estamos habituados a ver películas norteamericanas o inglesas
donde sus soldados realizan inverosímiles proezas, peleando en
una gran inferioridad de número y salen de
ese atolladero victoriosos. Generalmente se
trata de un enemigo inferior en cuanto a preparación y armamento. Estas situaciones,
fantasiosas o deformadas a propósito, son
propaganda.
Por otro lado, nuestro país le
debe una película a una de las batallas donde se derrochó valor y gallardía, en la que
sesenta y siete valerosos argentinos, en inferioridad de número y armamento pelearon
contra 6000 ingleses, prácticamente toda su
flota y medios tecnológicos y modernos casi
interminables, contando desde helicópteros
hasta misiles.
Aquí un resumen y homenaje
a estos bravos, orgullosos herederos del
gran Güemes.
Durante la Guerra de Malvinas algunos
comandos argentinos se ubicaron en el
Estrecho de San Carlos para prevenir el
acceso a los comandos ingleses y también observar posibles movimientos de los
buques británicos. Pronto este grupo de
soldados fue relevado por el denominado
Grupo de Combate Güemes, al mando del
Teniente Primero Carlos Daniel Esteban.
Lo secundaban dos subtenientes y 64 soldados conscriptos cordobeses y correntinos
con sólo 45 días de instrucción. Sus armas
eran limitadas, además de los fusiles sólo
contaban con dos cañones sin retroceso
de 105 mm y dos morteros de 81 mm.
Los
soldados revisaron y requisaron la población
de San Carlos y ahí, en un giro del destino,
Esteban encuentra la foto de su esposa
con una kelper de la localidad, habían sido
compañeras de estudios en el continente.
Pero previendo un ataque de comandos
ingleses ellos ocupan la altura 234 conocida
como Promontorio Güemes (Fanning Head
para los ingleses) destacando un punto de
observación con una buena vista al estrecho
de San Carlos.
El 21 de mayo, poco después
de la medianoche, gran parte de la flota
inglesa entra al estrecho comenzando las
tareas de desembarco.
“Combatimos mucho y por más que los ingleses no lo digan o lo quieran negar, allí tuvieron muchas bajas.”
Poco más de una
hora después el Subteniente Reyes y los
soldados apostados en el promontorio divisan la silueta de varios barcos. Contra todo
manual, los valientes disparan sus cañones
contra las fragatas, que dejan caer un diluvio
de proyectiles. El soldado Diego Pesaresi lo
relató:
“El cañoneo fue intenso, muy fuerte.
Nos reunimos todos para enfrentar la situación y seguir las órdenes del Subteniente
Reyes. Combatimos mucho y por más que
los ingleses no lo digan o lo quieran negar,
allí tuvieron muchas bajas. El mismo Sargento Colque tiró hasta la última munición
de sus morteros. Los ingleses no esperaban
que estuviéramos ahí por eso nos tiraron con todo...pero les respondimos también”.
Cabe aclarar que también combatieron con
el Special Boat Squadron, un grupo de los
mejores comandos del mundo. Destruidos
los cañones por el fuego naval y sin munición
en los morteros, empieza el combate con
armas cortas cayendo heridos dos soldados
que quedan a cargo de un cabo mientras
Reyes y su equipo evitó ser cercado por
los ingleses.
Colque cae aturdido por un
proyectil del cañoneo naval, desorientado
caminó por 3 días hasta ser capturado por
los ingleses.
Los 20 hombres que quedaron en condiciones de combatir lo hicieron en inferioridad
de condiciones retrasando 5 horas el desembarco inglés.
Fueron intimados a rendirse
en español y su posición fue delatada por
modernísimos detectores de calor. En el
juego del gato y el ratón, se esconden y
producto de ello dos secciones inglesas que
los buscaban se desconocen atacándose
ellos mismos con ametralladoras y luego
morteros aniquilando una de las patrullas.
Los cuerpos fueron llevados por unos
helicópteros por lo cual los argentinos se
escondieron.
Como la zona se saturaba de
enemigos intentaron volver a pie a Puerto
Argentino, marchando de noche con la ropa
empapada, perseguidos por helicópteros y
patrullas enemigas. Con heridos por congelamiento y el continuo hostigamiento, el grupo se redujo a Reyes y 6 soldados quienes
logran arribar a una casa y comer su primera
comida caliente.
El 13 de junio, un día antes
del armisticio, son rodeados por la infantería
británica trasladada en
helicópteros. Un kelper
los había delatado. Ante
las circunstancias, deponen las armas luego
de 21 días de evasión, peleando contra los mejores soldados del
mundo y retrasando y hostigando el desembarco.
Por otro lado, y volviendo al 21 de mayo, a
las 8 de la mañana el soldado Massei le avisa a Esteban que las fragatas están entrando
al estrecho. Su pronto aviso logró una oleada de aviones, los cuales hundieron varios
buques y averiaron otros y posteriormente
bombardearon las tropas en tierra en San
Carlos.
El subteniente avisa a Puerto Argentino mientras su pierna tiene un movimiento
incontrolable, algo que ocurre seguido en
el fragor de la batalla debido al stress y el
temor. Destruyen las radios mientras los
lanchones de desembarco dejan hombres,
marines, comandos y paracaidistas, vehículos, armamento y los tanques Scorpion
y Scimitar.
Seis mil hombres, más de 14 buques, decenas de helicópteros contra 42
hombres en San Carlos.
Estos comienzan
un repliegue táctico para, contra todo pensamiento lógico ante tanta fuerza enemiga,
comenzar la defensa. Seguían aún sin ser
descubiertos, le habían sacado las radios y
vehículos a los isleños y estos seguían con
su vida normal en San Carlos.
Aparece un
gigantesco helicóptero Sea King llevando
debajo una gran cantidad de armamento.
El fuego concentrado de armas pequeñas
lo incendia e inutiliza. Posteriormente destruyen otros 3 helicópteros artillados Gazelle
produciendo varias bajas, los correntinos
gritaban sus sapucais y se sentían invencibles.
En pocos minutos equipo por valor
de 20 millones de dólares son inutilizados,
los ingleses no entendían cómo podía
haber tamaña reacción en un lugar donde
no pensaban encontrar resistencia. Sin
bajas pero con escasa munición debieron
replegarse con rumbo a Puerto Argentino,
llegando en 3 días a la Estancia Paddock.
El 25 de mayo forman por el día patrio y el
26 son evacuados por 7 helicópteros.
Pero
su combate no terminó ahí, posteriormente
fueron trasladados a Pradera de Ganso
donde desembarcaron saltando a baja altura desde los helicópteros.
Allí, finalmente
fueron tomados prisioneros pero ya eran
leyenda, propios y extraños los trataban de
manera deferente.
En el continente fueron
condecorados y reconocidos, incluso el Pentágono envió un psiquiatra para evaluar el
liderazgo del grupo, la estabilidad emocional
de los conscriptos luego de la guerra, entre
otros temas.
Actualmente, estos hechos
que para algunos son como una batalla de
San Lorenzo del Siglo XX son estudiados
en todo el mundo como ejemplo de táctica
y estrategia, pero también de valentía e
hidalguía.
Juan Godoy*
*
Secretario de Cultura de la Delegación UPCN ANSES, escritor, fotógrafo y andinista.