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02-01-49

 30/09/2021   1965

Introducción

La teoría de juegos se ha desarrollado como un instrumento para entender el conflicto y sus posibles soluciones por lo que significa una contribución importante para los estudios de la defensa desde la óptica del análisis económico.

En palabras de Antonio Fernández Ruiz:

“En este sentido, podríamos argumentar, que si consideramos que muchos elementos de la Teoría de juegos se han convertido en material tan común en el análisis económico moderno, al grado que su lenguaje, visión y enseñanzas no se consideran ya como algo separado o siquiera distinguible de otras forma de análisis económico, sino que forman parte de las herramientas de uso cotidiano del economista” (Ruiz, 2006).

Si quisiéramos establecer un año de nacimiento para la Teoría de Juegos, seguramente elegiríamos 1944, cuando fue publicado el libro de John Von Neumann y Oskar Morgernstern: Theory of Games and Economic Behavior.

En un principio, esta nueva metodología de análisis no recibió muchos adherentes en el campo de estudio económico. Pero gradualmente, nuevos avances en la aplicación de estas teorías hicieron que cincuenta años después de la publicación del libro pionero en su campo, la Real Academia Sueca de las Ciencias decidiera otorgar el premio Nobel de Economía a John Nash (por los aportes al Equilibrio de Nash y los juegos no cooperativos), John Harsanyi (por sus estudios sobre juegos con información incompleta) y Reinhard  Selten (por su investigación sobre equilibrio perfecto en subjuegos). Estos tres investigadores realizaron importantes aportes en los análisis de los equilibrios en el marco la teoría de juegos.

Una década más tarde, se vuelve a otorgar el Premio Nobel de Economía a dos investigadores de esta rama de estudio: Robert J. Aumann y Thomas C. Schelling. El comunicado oficial establece como motivo “haber aumentado nuestra comprensión del conflicto y la cooperación a través del análisis de la Teoría de Juegos”.

Si bien no se especifica en forma explícita, entre 1994 y 2005 ha habido otros premios Nobel cuyas investigaciones están estrechamente vinculadas  con el enfoque de la teoría de juegos. Tal es el caso de Joseph Stiglitz, George Akerlof y Michael Spence, galardonados en 2001 por sus investigaciones referentes a que los agentes económicos toman decisiones e interactúan en entornos donde cuentan con información asimétrica.

Lo mismo puede decirse en el caso de William Vickrey, a quien se le concedió, junto con James Mirrlees, el Premio Nobel de Economía 1996, por sus trabajos sobre la teoría económica de los incentivos bajo información asimétrica. En efecto, los trabajos de Vickery sobre la teoría económica de la subasta descansan de manera fundamental en el uso de conceptos desarrollados por la teoría de juegos.

Si se analiza la experiencia profesional de los principales teóricos sobre la teoría de los juegos es destacable que tres de ellos trabajaron en la RAND Corporation. Tal es el caso de John F. Nash (1950 a 1954), Thomas C. Schelling (1959 a 2009) Robert J. Aumann (1962 a 1974)

Este organismo privado se creó en 1948 y su primer cliente fue la Fuerza Aérea de los Estados Unidos[1]. Analizando las investigaciones en este campo Stiglitz realiza la siguiente afirmación:

“El desarrollo de la teoría de los juegos fue financiado en su mayor parte por el Departamento de Defensa de Estados Unidos en un intento de comprender mejor cómo respondería la Unión Soviética a lo que hiciera Estados Unidos. La teoría de los juegos se utilizó tanto para desarrollar la teoría de la disuasión, que subyace a la estrategia de defensa estadounidense, como para explicar la carrera armamentística” (Stiglitz, 2000, p. 370)

De todos los Nobel sobre teoría de los juegos, particularmente Schelling tuvo influencia desde su niñez de su padre militar, teniendo a su alcance libros de estrategia sobre los que acentuó su formación sobre los conflictos. El mismo nos cuenta:

“La cuestión de la negociación captó mi atención desde que cursaba estudios de graduado. Pocos años después me volqué hacia el análisis de la estrategia militar y el control de armamentos” (Schelling en Blaug, 1999)

El aporte de Schelling

Hijo de un oficial naval, Thomas Crombie Schelling (1921-2016) nació en Oakland, California. Obtuvo una Licenciatura en Economía de UC Berkeley en 1944 y un Doctorado en Economía de la Universidad de Harvard en 1951.

En el año 2005 es consagrado con el premio Nobel de Economía. A pesar de compartir el premio  con su colega Aumann, ambos tenían una perspectiva muy distinta sobre la economía. Schelling intentaba expresar sus teorías desde una manera con tendencia hacia la heterodoxia, mientras que Aumann, matemático, expresaba de manera más formal sus teorías siguiendo la concepción ortodoxa de la ciencia.

En el prólogo de la segunda edición de Strategy of Conflict, Schelling reconoció que su esperanza en que la teoría de los juegos avanzara por el camino que él había propuesto en 1960 no se había cumplido y que el nuevo campo con el que soñó, aunque no se había dejado de desarrollar, no lo había hecho de forma explosiva  (Schelling, The strategy of conflict. Second edition., 1990) En este libro analiza el papel de las amenazas, de los ataques sorpresa, de las represalias o de la comunicación entre los contendientes que se enfrentan en una guerra o en otro conflicto humano.

El eje central del aporte de Schelling es el desarrollo de ideas que tiempo después probaron ser importantes, crearon líneas de investigación y fueron ampliadas por otros autores. Por ejemplo una de sus ideas fue estudiada por su alumno Michael Spence, quien también ganó el Premio Nobel de Economía y formalizó la idea de que ciertas acciones se realizan fundamentalmente por el valor que tienen como “señales” en situaciones con información asimétrica.

Además, los análisis de Schelling no sólo se restringieron a la ciencia económica sino que se extendieron hacia otros campos del conocimiento como las relaciones internacionales y la ciencia política, traspasando fronteras disciplinarias y construyendo alianzas científicas mediante una red de conocimiento. A pesar de que Schelling ganó el premio Nobel, algunos autores afirman que obtuvo más seguidores en otros campos del conocimiento que en la propia economía (Salazar, 2007, p. 132).

Según Díaz (2018) Schelling no se deja influir por la teoría de juegos que estaba de moda, ni usa los modelos de coalición que eran el principal objeto de investigación en ese momento. Para este autor “Schelling afirmaba que en muchas situaciones el análisis formal no era adecuado ya que las reducciones de un juego a su forma normal no tienen en cuenta cuestiones referentes a la información y la sincronización que son indispensables para entender las decisiones de los agentes, esto es evidente, por ejemplo cuando se trata con juegos con múltiples equilibrios, donde el poder predictivo de la teoría de juegos es mínimo. Este problema le llevó al desarrollo del concepto de punto focal, que abre la puerta a factores ambientales y culturales como elementos relevantes a la solución de una negociación” (Díaz, 2018, p. 1).

El comunicado oficial de la Academia Sueca en que se habla de los méritos de Schelling menciona dos ejemplos clásicos de estas ideas. El primero es el de la inversión estratégica en mercados oligopólicos, sobre el que han trabajado, entre otros, Spence (1977) y Dixit (1980). Un fenómeno interesante, es el de una empresa que instala una planta mayor a la justificada por la demanda para hacer creíble ante sus rivales un alto volumen de producción y de esta manera generar en ellos un comportamiento menos agresivo. En este caso la estructura de costos de corto plazo de la empresa no es aparentemente óptima, pero da credibilidad –ante los ojos de sus rivales– a ciertos comportamientos que de otra forma no lo serían. (Dixit, 1980)

Otro tema importante que desarrolló Schelling es la idea, en el contexto de conflictos bélicos,  del “Segundo golpe”, que se refiere a que un país establece un mecanismo fuera de su propio control para que, en caso de ser atacado, devuelva el ataque. La idea es que este mecanismo disuade al atacante y genera un equilibrio sin guerra. Ahora, en un contexto en donde existan errores de interpretación, es decir que un país crea erróneamente que ha sido atacado, esto es peligroso. De cualquier forma, aun introduciendo aleatoriedad en el análisis, en equilibrio el país que implementa el mecanismo del “Segundo golpe” establece un mecanismo para que, con una probabilidad suficientemente alta, se devuelva el ataque. Nuevamente, la idea es disuadir al atacante, y esto desde luego genera lo que en el contexto de la Guerra fría, en el cual se desarrollaron las ideas de Schelling, se conocía como el “equilibrio del terror”.

Otra línea de argumentación que Schelling desarrolló de manera temprana, y que posteriormente sería confirmada de manera más formal (especialmente por Aumann), es la idea de que la cooperación es más fácil de sostener en relaciones duraderas. Más aún, Schelling argumentó –tal como indica el comunicado oficial de la Academia Sueca– que incluso cuando se trata de relaciones que naturalmente no se presentan de manera repetida, es posible aumentar la cooperación creando una cierta continuidad en la forma en que interactúan los agentes, es decir, descomponiendo la cooperación en pequeñas cooperaciones. Esta intuición tardaría más de cuarenta años en ser formalizada

Schelling ha escrito también páginas muy entretenidas sobre otros muchos temas, como, por ejemplo, las negociaciones que mantenemos con nosotros mismos, cuando nos enfrentamos a una tentación o a un vicio y, desgarrados por impulsos contrapuestos, utilizamos remedios caseros en apoyo de la virtud: alejamos de la mesa de noche el despertador, para no poder darle un manotazo desde la cama; o adelantamos deliberadamente el reloj, para compensar la tendencia a llegar tarde.

 

Su particular análisis sobre el conflicto y la cooperación

A mediados de la década de 1950, Thomas Schelling comenzó a aplicar métodos de teoría de juegos a la seguridad mundial y la carrera de armamentos. Como señaló el propio Schelling, el progreso se puede lograr simplemente dibujando un diagrama que describa las alternativas disponibles, la etiqueta al oponente y al propio país, seguida de una consideración sistemática de los resultados en los diferentes casos. Este proceso también sirve como recordatorio de que la otra parte en un conflicto se enfrenta a un problema similar de toma de decisiones.

Schelling se interesó por estudiar la forma en que las fuerzas negociadoras de las partes podrían verse afectadas por diferentes factores, como las alternativas iniciales a su disposición y su potencial para influir en sus propias alternativas y en las de los demás durante el proceso. Saliendo del esquema de expectativas racionales, analizó por qué podría ser ventajoso limitar las propias alternativas o empeorar las propias opciones, incluso llegando al extremo de quemar los puentes.

También estaba interesado en el proceso de establecimiento de un clima de confianza, mediante el cual se pudiera construir una cooperación a largo plazo durante un período de tiempo, así las partes podrían obtener beneficios haciendo concesiones a corto plazo. Los resultados del trabajo de Schelling se publicaron en su libro, La estrategia del conflicto (1960), que se convirtió en un clásico y ha influido en generaciones de pensadores estratégicos. Un capítulo de ese libro (publicado primero como artículo) recoge su análisis pionero sobre las negociaciones bilaterales,  donde en lugar de limitarse a las particularidades de algún tipo concreto de negociaciones, se busca captar lo que hay de común en todas ellas.

La formulación de Schelling de los requisitos previos para la cooperación ha suscitado una amplia investigación sobre sus orígenes y el desarrollo de ésta entre las partes que inicialmente no tenían confianza entre sí.

Schelling también se preocupó por la capacidad de los individuos para coordinar su comportamiento en situaciones sin ningún conflicto de intereses, pero en las que una coordinación fallida da lugar a altos costos para todas las partes.

En su investigación aplicada, incluidos los experimentos en el aula con sus estudiantes, Schelling descubrió que se llega con mayor frecuencia a las soluciones coordinadas, a las que llamó puntos focales, que lo previsto por la teoría. La capacidad de coordinar parece estar relacionada a los marcos de referencia comunes de las partes. Las convenciones, cultura y normas sociales son partes integrales de este terreno común. El trabajo de Schelling en esta área inspiró al filósofo David Lewis a especificar la idea de que el lenguaje se originó como un medio de coordinación.

 

¿Por qué surge la segregación?

Un tema recurrente en la investigación de Thomas Schelling es el estudio sobre lo que sucede cuando los planes individuales y los patrones de comportamiento se enfrentan en la arena social. El título de uno de sus libros más leídos, Micromotives and Macrobehavior (1978), revela el tema general. El libro aborda diferentes fenómenos cotidianos, como el uso de cascos de los jugadores profesionales de hockey sobre hielo, la elección de asientos en un auditorio por parte del público y discriminación racial y sexual. La segregación suele estar asociada con la opresión. Históricamente, esta ha sido una importante parte de la explicación, pero la segregación también es un fenómeno estable en las sociedades desarrolladas, donde se dedica un esfuerzo considerable para contrarrestarlo.

Schelling formuló un modelo simple donde asumió que todos los individuos son tolerantes en el sentido de que viven voluntariamente en proximidad de personas con una cultura, religión o color de piel diferente, debido a que quieren tener al menos algunos vecinos que compartan sus propias características. Si no, entonces se mudan a un vecindario donde pueden encontrar más personas como ellos.

 

Schelling y los límites de la racionalidad

 

Como se enunció más arriba, como académicos Robert Aumann y Thomas Schelling tienen perfiles distintos, pero a lo largo de su investigación han compartido un rasgo común: un interés en considerar aspectos descuidados por la teoría establecida y en el desarrollo de nuevos conceptos y herramientas analíticas, ampliando así el alcance del análisis.

Lo cierto es que desde el comienzo Schelling no se llevó bien con el principio de racionalidad de los agentes económicos, principio sobre el cual se edifica toda la arquitectura de los modelos neoclásicos.

Algunos economistas afirman que gracias a los aportes de Schelling el concepto de racionalidad ahora tiene una interpretación más amplia: comportamiento que solía ser clasificado como irracional se ha convertido en comprensible y racional. Otros, que sus teorías demuestran que el principio de racionalidad del Homo oeconomicus no es viable en el mundo real.

Por un lado, el desarrollo de Schelling sobre la idea de capacidad de compromiso (commitment), entendido como la realización de acciones que no serán revertidas porque es costoso hacerlo, o como la promesa creíble de realizar acciones bajo determinadas circunstancias hiere el principio de racionalidad.

En este sentido, Schelling enfatiza la idea de que a un jugador le puede convenir cancelar de manera irreversible algunas alternativas de acción para fortalecer su capacidad negociadora. ¿Qué es esto sino actuar en forma opuesta a lo que indica la racionalidad? Este concepto se aplica a la idea de “quemar las naves” antes de una batalla, acción que puede tener como audiencia objetivo tanto los soldados del general que lo ordena como el ejército enemigo. Desde luego en ambos casos, para que surta efecto, es indispensable que la audiencia en cuestión se entere y esté convencida de que efectivamente se quemaron las naves. Es una forma de “comprometerse” a no retroceder, a no volver a casa huyendo de la batalla. Esta concepción de compromiso, acciones que son costosas de revertir y que por ese motivo otros jugadores encuentran creíbles, permite explicar comportamientos que a primera vista carecen de sentido.

Por otro lado, Schelling propuso resolver situaciones estratégicas de coordinación pura, en las que se necesitan expectativas convergentes y no hay manera racional de distinguir entre los equilibrios posibles, donde los métodos formales y matemáticos son inferiores y poco útiles. A su vez introdujo dos argumentos a favor de la convergencia intuitiva. Uno, de tipo empírico, se centra en constatar un hecho observable que es la efectividad de los métodos “intuitivos” en la solución de juegos de coordinación pura no se consigue con razonamientos formales y matemáticos, debido a que la solución formal lleva a una regresión al infinito. El otro argumento es más sólido, la secuencia infinita que pide adivinar lo que uno adivinaría que el otro adivinaría que uno adivinaría, y así hasta el infinito, se soluciona mediante el recurso forma de conocimiento común (common knowledge). Es así como cualquier ser humano razonable que se encuentre en una situación de encontrar expectativas convergentes en un juego de coordinación pura lo logra, en corto tiempo sin necesidad de algoritmos de búsqueda. Nadie sigue un procedimiento matemático explícito o implícito, pero todos logran coordinar sus expectativas para dar solución a ciertas situaciones (Salazar, 2007)

 

Conclusión

La teoría de los juegos es una herramienta moderna e interesante para el análisis económico siendo su función más normativa que predictiva. Explica más cómo deberían ser o pueden ser las soluciones a los conflictos que cómo son o serán realmente. Si bien en sus orígenes surge como un instrumento para la teoría económica, actualmente la teoría de juegos es una teoría en sí misma, introduciéndose como herramienta heurística, en otras ramas del conocimiento científico, como es el caso de los juegos evolutivos en la biología.

Los cierto es que Schelling nos ha dejado de legado por su paso por la economía dos grandes interrogantes:

1)      Los aportes de Schelling no sólo se restringieron a la ciencia económica sino que se extendieron hacia otros campos del conocimiento como las relaciones internacionales y la ciencia política, traspasando fronteras disciplinarias y construyendo alianzas científicas mediante una red de conocimiento. Algunos lo denominan “el economista errante” debido a la incursión de Schelling en otras ciencias y descalificando su trabajo por la falta de excesiva formulación matemática. Sin embargo su trabajo en este punto nos permite plantear un interrogante: ¿Es posible que en el futuro estas interacciones generen una ciencia social unificada?

2)      Este punto lo dejaremos en manos de Boris Salazar, quien refiriéndose a Schelling dijo: “Mi hipótesis es que sus nuevas ideas (puntos focales, saliencia, negociación al borde de la catástrofe, autocontrol, modelos dinámicos de acción colectiva, modelos binarios de elección) exigen una teoría de la mente que explique de qué manera los agentes que interactúan dentro de una cultura y una trayectoria evolutiva comunes, encuentran estrategias de coordinación efectivas sin un razonamiento explícito y con costos mínimos de complejidad. Hoy, la aparición de la economía del comportamiento, de la economía experimental y de la neuroeconomía sugiere que Schelling vio más allá de su tiempo.” (Salazar, 2007) Estos conceptos nos llevan a otro interrogante: ¿resulta necesaria una teoría de la mente para la economía y las ciencias de interacción social?

En cuanto a la economía de la defensa sin lugar a dudas, Schelling nos ha brindado grandes aportes en el análisis estratégico, el conflicto y la interacción social en las toma de decisiones. Sus investigaciones nos proponen el desafío de dejar de pensar en la oposición entre cañones y mantequilla y comenzar a buscar soluciones nuevas para un mundo en que ya no haya “tontos racionales”, tal como describe Amartya Sen al homo oeconomicus neoclásico. (Sen, 1976).

Referencias bibliográficas

Bibliografía

Academia Sueca de Ciencias. (2005). Información complementaria al comunicado de prensa del 10 de octubre de 2005. Suecia: Academia sueca de ciencias.

Blaug, M. (1999). Who´s who in economics. Londres, Inglaterra: Pub Edward Elgar.

Díaz, B. S. (2018). Aprendiendo de Thomas Schelling: La teoría del conflicto. Disponible en https://racionalidadltda.wordpress.com/2018/10/17/aprendiendo-de-thomas-schelling-la-teoria-del-conflicto/.

Dixit, A. (1980). El papel de la inversión en la disuasión de entrada. USA: Economic Journal, vol. 90, número 357, 95-106.

Rand Corporatios. (2021). El premio Nobel y Rand. Página web: Disponible en https://www.rand.org/about/history/nobel.html.

Ruiz, J. F. (2006). El Premio Nobel de Economía y la teoría de los juegos: un encuentro más. México.: Análisis Económico. Núm. 48, vol. XXI.

Salazar, B. (2007). Thomas C. Schelling: la paradoja de un economista errante. Cali, Colombia.: Revista de Economía Institucional.

Schelling, T. (1958). El miedo recíproco al ataque sorpresa. USA: Rand Corporation.

Schelling, T. (1959). Armas nucleares y guerra limitada. USA: Rand Corporation.

Schelling, T. (1990). The strategy of conflict. Second edition. Massachusetts, USA.: Harvard University Press.

Sen, A. (1976). Los tontos racionales. Una crítica a los fundamentos conductistas de la teoría económica. USA: Mathematical Psychics.

Spence, A. (1977). Precios y bienestar no lineales. USA: Journal of Public Economics.

Stiglitz, J. E. (2000). Economía del Sector Público. Tercera Edición. Columbia, USA.: Ediciones Bosch.

Titman S y Markovik V. (1991). Financial Policy and Reputation for Product Quality. USA: Review of Financial Studies.

Titman, S. (1984). El efecto de la estructura de capital en la decisión de liquidación de una empresa. USA: Journal of Financial Economics.



[1] Según datos de la página web de la RAND : https://www.rand.org/about.html, Hoy se encuentra radicada en 50 países.

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